Capítulo 43

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Jeju era un lugar simplemente asombroso, las calles, lugares e incluso la gente. Ya iba a cumplir un mes desde que se fue con su Omega, y deseaba no regresar.

Sólo se quedarían por unas semanas, le había dicho Taehyung, pero por la insistencia de sus abuelos se quedaron más tiempo, y ahora Jungkook se sentía completamente enamorado de el lugar, tan familiarizado y acogido.

El invierno ya había llegado, y eso sólo le había hecho pensar el increíble paso de el tiempo. Los momentos maravillosos que ha vivido desde que ambos habían decidido empezar una relación, y la felicidad extrema que sus poros emanaban sin poder evitarlo.

Ya habían recorrido muchos lugares con los abuelos de Taehyung. Cada cosa que conocía nueva tomaba fotos. Ya tenía memoria de la cámara completamente llena, pero su mente aún estaba con espacio suficiente para seguir almacenado cosas. Se sentía orgulloso cada que vez lograba captar momentos que va atesorar por el resto de su vida, y que pasaran a ser cuentos gráficos para sus hijos y nietos.

— ¿En qué piensas precioso? — Preguntó Taehyung, sentándose en la mesa de el café con la orden que había pedido.

— En ti — Dijo. Taehyung rió levemente y le pasó un café con unas tostadas — Y en lo mucho que me has hecho feliz

Taehyung se ruborizó — Ya te vas a poner cursi otra vez

—Tu me amas así, todo empalagoso.

— Eso sí es verdad. Te amo a pesar de que a veces me das migraña con tus poesías — Confesó. Aunque no le sentía. La forma de ser de Jungkook era una de las cosas que más adoraba en ese mundo. Él era tan especial, que no lo cambiaría por nadie nunca.

—¿Enserio? Y yo que te estaba componiendo una canción — Expresó fingiendo estar dolido.

Taehyung abrió los ojos, su corazón empezó a latir rápidamente por la emoción y sorpresa. No podía creerlo. Su expresión no daba crédito a lo que acababa de escuchar.

— ¿Cómo? ¿Cantas? — Deseó saber.

Jungkook asintió — Sí... Tocaba la guitarra en la iglesia y fuí parte de el coro

— Oh rayos. Quiero mi canción — Exigió. Jungkook alzó una ceja y tomó un sorbo de su café.

—¿Crees que te la mereces después de despreciar mis poesías? — Bromeó. Taehyung se cruzó de brazos.

— Ya... Perdón perdón, no volveré a decirte cursi. Es más, te voy a decir una poesía

El alfa lo miró divertido. Taehyung carraspeó la garganta y se acomodó en el sillón.

— Las rosas son rojas y.... — Se quedó pensativo —¿Me gusta tu aroma?

—¿Qué?

— Este... ¡Renunció! Soy muy malo para ésto — Lo miró afligido y bajó la cabeza. Jungkook acarició su cabello.

— No amor. Es cosa de práctica y pensar mucho, ya verás que si le das tiempo, vas a...

—¿Tiempo? Ni loco. Yo no soy de hacer esas cursilerías, mejor hazlo tú, te queda mejor — Expresión con una mueca. Jungkook rió y negó con la cabeza.

Terminaron de comer en silencio mientras admiraban por el vidrio de la ventana la nieve caer y cubrir la calle. Ya estaba casi anocheciendo, así que la temperatura era mucho más fría.

— Este... Vamos a regresar en una semana — Le avisó Taehyung de repente. Jungkook alzó la mirada inexpresivo, si era sincero, no quería volver, la había pasado demasiado bien allí. Hasta deseaba irse a vivir ahí en cuanto terminen la universidad, con Taehyung.

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