𝐂𝐡𝐚𝐩𝐢𝐭𝐫𝐞 𝟐𝟔

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Todo partía de una base, los espíritus no eran una excepción y mucho menos los dioses

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Todo partía de una base, los espíritus no eran una excepción y mucho menos los dioses.

Los espíritus surgían a partir de las emociones de los humanos, de su imaginación, de sus derivados… de muchas cosas que eran imposibles de contar por completo. La sustancia por la que eran creados se convertía en su principal fuente de energía para subsistir y si esa fuente se debilitaba, ellos también. Si un día se desvanecía, el o los espíritus que alimentaba también lo harían tarde o temprano de forma agonizante.

Aún así ellos aún poseían una fecha límite en el mundo, una más duradera que los humanos sin duda, pero que aún así un día llegaría a su fin. Por supuesto, había una forma de evitarlo, llegando a un nivel más alto, la inmortalidad. No cualquiera, pues algunos ya se consideraban «inmortales» al ser capaces de vivir por muchos años gracias a la gran fuente de energía que poseían.

La inmortalidad de vivir como lo que los humanos denominaban «dios», no sólo le permitía vivir más que nadie sino que también significaba que era el más poderoso de su raza. Ni siquiera estaban obligados a ascender al puesto de Dios solamente con la fuente de energía con la que habían nacido. No. Con tan solo llegar a ese grado de inmortalidad podían recoger con qué fuente comenzar a subsistir, de ahí que dioses como el de la guerra pudieran provenir de otras razas: desde serpientes hasta dragones marinos.

Claro que la inmortalidad en este caso no garantizaba que no pudieran ser asesinados, solo que no morirían debido a la vejez como hacían algunos humanos.

El Dios Diablo era fuerte y eterno porque se alimentaba de los males y el sufrimiento de todos los seres, desde los más pequeños hasta los más grandes. Los más insignificantes y los menos, porque para él todos eran seres inferiores. Las calamidades nunca llegaban a su fin, por eso a pesar de ser derrotado innumerables veces a lo largo de los siglos siempre volvía. Claro que esas derrotas nunca habían sido definitivas, al menos no hasta que el Dios de la Guerra Ming Ye hizo su aparición y no sólo él, el espíritu de las estrellas Yue también tomó su papel en la caída del Dios Diablo.

Porque fue ella la que lo hizo sentir algo que no era sufrimiento de la gente, algo que ni él sabía que podía ser capaz de sentir o de tener. Algo que al final del día se le fue arrebatado y eso lo desconcertó, lo inestabilizó de sobremanera y dejó de ser tan preciso. Su amado espíritu no podía ser encontrado en ningún lugar y eso le dejaba con aún más ganas de destruir el mundo que se había vuelto aún más repugnante de lo que ya había aceptado en un inicio.

Probó un mísero rayo de luz y en el momento en el que se desvaneció, el lugar en el que existía se volvió aún más horrible.

Se sintió solo y esa soledad volvió aún más fuerte al único espíritu que nació de esa emoción. Yexian, quién también se estaba alimentando de su propia soledad, había surgido de ahí. De la emoción denominada soledad, aquella que existió mucho antes que cualquier otra.

缘分 | ÉPERDUMENT AMOUREUX || TANTAI JIN [𝐒𝐏𝐀𝐍𝐈𝐒𝐇 𝐕𝐄𝐑.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora