XVIII

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— ¿Y no pasó algo bueno? ¿En serio no le pasó nada bueno a esa criatura? —habló, ella también había empezado a llorar un poquito, aunque trató de disimularlo— No es justo que todo para él fuese malo.

— No, volví a verlo realmente feliz en su cumpleaños número veintitrés, me parecía muy raro, estaba sonriendo ampliamente y eso me extrañaba, llevaba años sin verlo sonreír tanto.

— ¿Por qué estaba tan feliz? —sonrió la mayor mientras hablaba.

— Porque ese día tenía una pregunta muy importante que hacerme, una pregunta que le hacía muy feliz. —sonreí junto a ella mientras recordaba aquel día.

Vimos como el tren paraba en otra estación, como llevaba haciendo todo el camino. Se escuchó la voz femenina pre-grabada por los altavoces del compartimento que anunciaba que habíamos llegado a mi parada. Me levanté de golpe y miré a la mujer, torciendo mi rostro en una mueca.

— Perdóneme, señora, me encantaría terminar de contarle pero tengo que bajarme aquí.

— No te preocupes, Namjoon, me puedo imaginar cual era la pregunta y cual fue tu respuesta. —sonrió dando un par de palmadas cariñosas en mi brazo— Ve con cuidado, hijo, disfruten de su cita.

Le di una sonrisa como despedida y me dirigí a salir del vagón con mi bolso y mi ramo de flores. Justo antes de que saliera por la puerta la voz de la mujer me frenó.

— ¡Namjoon, hijo! —exclamó volviéndose hacia mí, para verme a los ojos— Solo una duda más, ¿cumpliste la promesa de llevarlo a ver la Sagrada Familia sin importar las condiciones en las que se encuentra él?

— ¡Si, señora! ¡Lo cumplí! —ella sonrió aliviada y movió su mano en el aire para despedirme al mismo tiempo que yo salía del tren.

[mini] namgi auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora