XXV

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— A lo tonto, tonto, has sido y serás mi único novio, Namuncito —comentó con los ojos cerrados. Estaba tumbado en la cama con su cabeza sobre mis piernas mientras yo me dedicaba a jugar con su cabello— Prométeme que yo no seré tu único novio también.

Fruncí el ceño al escucharlo y bajé la mirada para verlo, encontrándome con sus ojitos abiertos

— Quiero que cuando me vaya, te enamores. Que lo hagas de nuevo. Que disfrutes, que experimentes. No te estoy diciendo que mañana mismo te vayas a los brazos de otra persona. Solo te pido que por favor no te quedes estancado en nuestra relación —lo ayudé a quedar sentado entre mis piernas y recostado en mi pecho cuando me lo pidió— quiero irme tranquilo, quiero que me prometas que lo vas a hacer, que vas a ser feliz...

— Te lo prometo, pero me será muy difícil.

— No importa, sé que vas a lograrlo.

— No me puedo creer que esta sea nuestra última cita, no proceso que a partir de mañana no podré verte nunca. —lo miré con gran tristeza en mi rostro— No voy a volver a tomarte de la mano y nunca más podré leer mi libro favorito contigo, nunca me vas a volver a hablar emocionado sobre arquitectura y no volveré a ver tu hermosa sonrisa... Si hubiese sabido que no íbamos a tener mucho tiempo juntos, hubiese ido más rápido, hubiese dado antes el paso.

— No... Yo no cambiaría nada de nuestra relación, me he sentido el hombre más feliz del mundo durante todos estos años. He disfrutado de cada minuto a tu lado, incluso estos últimos años. Hemos reído y llorado. Hemos peleado y hemos hecho el amor miles de veces. Has conocido cada centímetro de mi cuerpo y yo cada centímetro del tuyo. Todo lo hemos hecho juntos. Yo también tengo miedo... —su voz flaqueó y me asusté, él había parecido muy tranquilo y sereno este tiempo— No quiero que creas que me es muy fácil dejarte, tengo miedo y me asusta no volver a verte, por eso te necesitaba en mi lado en un momento así. Esta no será nuestra última cita, Namuncito. Ven a verme cada año en este día. Esta será nuestra fecha especial, no quiero que recuerdes este día como el día de mi muerte, sino como el día en el que me ayudaste a sentirme libre de nuevo.

Yoongi había comenzado a llorar y de inmediato lloré yo también, lo abracé tan fuerte como pude porque sabía que el momento se estaba acercando.

— ¿Quieres hacerlo ya?

— Si, por favor... —susurró en mi oído.

Preparé todo, senté al mayor en la cama mirando hacia la cámara que había colocado con anterioridad sobre un trípode.

Cabe destacar que yo no había dejado de llorar en ningún momento y, que mientras preparaba todo, me limpiaba cada dos por tres las lágrimas con brusquedad.

Mientras, él esperaba en la cama, sonriéndome con cariño por ayudarle a hacer lo que tanto había anhelado desde el día de su accidente.

Encendí la cámara y comenzó el video, fui en silencio a sentarme a su lado y forcé una sonrisa entre mi llanto para él, porque estaba muy feliz por Yoongi pero a la vez me dolía en lo más adentro de mis entrañas tener que dejarlo ir.

[mini] namgi auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora