[mini] namgi au

XXII

[9 de marzo de 2016]

— ¿puedes incorporarme, Namuncito? —preguntó Yoongi cuando terminé de leerle el séptimo capítulo del libro que estábamos leyendo, lo había elegido él ese día ya que era su cumpleaños.

— Claro que si, mi amor... —me levanté de la silla para pasar mis brazos por debajo de los suyos, mientras lo incorporaba, dejando su espalda recostada contra el cabecero de la cama.

— ¿Por qué me miras tan raro?

— Yoongi, estás feliz.

— ¿Y no te gusta eso? —bromeó riendo.

¿Yoongi estaba bromeando? ¿Hace cuanto que eso no pasaba? Llevaba tres años sin ver ni una pizca de felicidad en su ser.

— Me encanta, Yoongi, pero me extraña... Hace tiempo que no te veo así de feliz.

— Es que tengo algo importante que preguntarte.

Cerré el libro dejándolo en la mesilla a un lado y volví a tomar sus manos, dándole caricias con la yema de mis pulgares.

— Pregúntame, Yoon...

— Estuve hablando con mis padres... Namuncito,
estoy cansado, lo sabes, ¿cierto? —susurró y me miró de reojo, al darme cuenta de eso me acerqué a mover su cuello con delicadeza, para que nos viéramos directo a los ojos— Ellos no quieren...

— No te entiendo.

— Solo me quedas tú, yo... —soltó un gran suspiro y apretó sus labios, cerrando los ojos— Namjoon —me llamó por mi nombre, era algo serio, me asusté— mis padres no quieren firmar para poder aplicarme la eutanasia así que necesito...

No. Eso si que no.

— No, no sigas, Yoongi —dije levantándome de la silla con mi corazón comenzando a ir muy rápido, sin soltar su mano en ningún instante— Ni se te ocurra seguir.

— Namjoon —me siguió con la mirada y su mueca triste volvió— Necesito que me ayudes a morir, lo haría yo solo si pudiera pero es que no puedo, no quiero esto por más tiempo, por favor, llevo tres años en cama siendo infeliz... Sé que puedo confiar en ti y sé que me amas, Namjoon. Solo te pido que no me hagas seguir en esta mierda, por favor...

— ¡No, no, no! —exclamé alterado y tapé mis oídos con mis manos para no escucharle— No más, Yoongi, no más.

Agarré mi bolso y mi chaqueta y volví a tumbarle con cuidado en la cama. Dejé un beso en sus labios y acaricié su mejilla.

— Feliz veintitrés cumpleaños, Yoon, es tarde. Es mejor que vuelva a casa —no esperé respuesta por su parte y salí de su habitación escuchando a mis espaldas como rompía en llanto.

Tonto. Tonto, Namjoon, tonto.