[mini] namgi au

XXVIII

— Y bueno, Yoongi, después de eso acabé en prisión por tres semanas porque me habías convertido en el autor de un presunto homicidio —le hablé al mar, riendo de nuestra historia— Casi me condenan a diez años de prisión, ¿sabes? Pero me acabaron soltando. No volví a hablar con tus papás, creo que nunca me perdonarán que te ayudara ese día, pero bueno, no me importa, ellos fueron bastante egoístas contigo.

Me senté, dejando que el agua de las pequeñas olas mojaran mis pies. Jugué con mis manos en la arena haciendo un pequeño corazón con la letra "Y" dentro de este.

— No me fue fácil, no te voy a mentir. Lloré años y años por ti, porque te extrañaba mucho y porque acostumbraba a salir de la universidad y correr a tu casa. Pero ya no podía hacer eso, tú no ibas a volver a estar ahí. Me costó mucho tiempo poder superarte, pero es que me di cuenta que no tenía que ir rápido, que debía tomarme mi duelo a mi manera. Conseguí terminar mi carrera, ahora estoy trabajando en un museo de arte y arqueología. He seguido informándome sobre arquitectura ¡y no me importa lo que digas, Min Yoongi! El estilo románico es mejor que el gótico. —dejé escapar una risa de mis labios y me dejé caer hacia atrás en la arena, mirando al cielo— Llevé a Holly conmigo y adopté a un hermanito para él que se llama Moni. Es blanquito y él y Holly se molestan todo el día. Holly te echa muchísimo de menos, casi tanto como yo, sigo guardando uno de tus suéteres para Holly, para que no piense que lo abandonaste. Moni no te conoció pero también ama ese suéter, así que seguro que te hubiese amado a ti también... ¿Sabes? Me tuve que mudar por el trabajo y en esa nueva ciudad conocí a un chico. Se llama Jimin, llevamos dos años juntos. Es bajito como tú. Creo que es lo único en lo que se parecen. Es completamente diferente a ti. Pero ya logré entender que no tiene que parecerse a ti, que son personas diferentes y magníficas cada uno a su manera. No busco que Jimin sea como tú, como hacía con mis anteriores novios, no lo comparo contigo. No le gusta tanto leer, no le gusta la arquitectura, es muy extrovertido, le encanta bailar, siempre está hablando. Es todo lo contrario a lo que un día fuiste, pero lo amo, Yoongi. Y lo amo de verdad, no me obligo a amarlo para poder olvidarte como hice con otras personas, sino que me volví a enamorar. He vuelto a ser feliz sin ti, Yoongi. He vuelto a disfrutar de la vida y tus recuerdos ya no me duelen. Si lloro al pensar en ti, no es por el dolor, sino por la nostalgia. Te prometo que estoy muy feliz y espero que tu también estés igual de feliz, que seas libre. Espero que donde sea que estés sigas hablando emocionado sobre arquitectura y que sigas dejando ver tus encías al sonreír. Sobre todo, donde sea que quiera que estés, espero que hayas podido volver a correr. Le he hablado a Jimin de ti, le he hablado de que siempre voy a amarte como el primer día. ¿Y sabes que, Yoongi? No se ha enfadado, me ha entendido y siempre me apoya con todo lo que tenga que ver contigo. Estoy seguro de que Jimin y tú se llevarían muy bien. Incluso me presentó a sus amigos, ¡son todos muy graciosos! Ellos también te caerían súper bien. —miré la hora en mi móvil y cerré los ojos relajado— Jimin y yo fuimos a Barcelona y nos llevamos tus cenizas. A ninguno de nosotros nos gusta la arquitectura, ¿pero sabes a quien si? A ti, exactamente. Llevamos la urna de tus cenizas con nosotros y fuimos a ver la Sagrada familia. ¡Prometí que te llevaría a verla y lo he cumplido, Min Yoongi, lo he cumplido! Cuando volvimos del viaje vine a esta playa y esparcí aquí tus cenizas. Sé que te gustaba venir aquí conmigo. Por último, había algo que quería contarte...
—suspiré pasando mis manos por mi rostro, limpiando las lágrimas que habían comenzado a salir mientras me confesaba contigo— Quiero pedirle matrimonio a Jimin, y no lo sabe nadie todavía. Ni siquiera mis padres, quería que tú fueses el primero en saberlo. Sé que debes estar muy orgulloso de mí ahora mismo. Yo también estoy muy orgulloso de ti.

Me puse en pie sacudiendo toda la arena de mi ropa y pasando mi bolso por mi hombro. Miré de nuevo al frente, al mar en calma.

— Tengo que irme ahora, Yoon. Le dije a Jimin que llegaría a comer y aún me tengo que pasar por el parque a dejar tus flores. —hablé agitando los girasoles con cuidado en el aire— Te amo, Yoongi, prometo venir a verte de nuevo el año que viene en nuestra fecha especial. ¡El once de abril de dos mil veintitrés espérame aquí! ¡Te amo, Min Yoongi, te amo como el primer día que te vi en la biblioteca!