Dormidos como cenicienta

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Uff pero que dolor de cabeza tengo en este momento, una pequeña luz se colaba por la ventana, cogí lo primero que se me cruzo por el medio y me tape la cara, escuche sonidos que provenían del pasillo.

Tantee la cama a ver si mi celular se encontraba por ahí, pero no lo encontré, decidí sentarme en la cama, me lleve una mano a la sien y me la masajee con el dedo medio, no recuerdo haber venido acostarme, solo recordaba haber estado bebiendo con Matteo y los demás, pero no me daba la memoria para saber quién me trajo hasta aquí o si había venido solo.

Me levante de la cama y fui al lavabo, tome una ducha rápida y busque algo de ropa para ponerme, busque mi ropa y la encontré regada por toda la habitación.

—¿Es que continúe la diversión aquí y no me acuerdo?—

Salí de la habitación y baje hasta la cocina, cada vez que me acercaba daba  más fuerte el olor a tortillas y a café recién hecho, me asome en la puerta y pude notar que Matteo se encontraba cocinando.

—¿Cómo llegue a la habitación?— pregunte sentándome en el taburete.

—¿No te acuerdas?— Matteo se me acerco entregándome el desayuno.

—La verdad no— Admití.

Cogí el café y le di un sorbo, luego agarre el tenedor y empecé a comer, Matteo se me quedo viendo un instante.

—Anoche tomaste demasiado— Matteo empezó a reír  —Te montaste en la mesa de villar y preguntaste que cual chica seria generosa en irse a pasar la noche contigo—

—¿En serio hice eso?— me pase una mano por la cabeza.

—Sí y lo peor no fue eso, lo que paso después dio más risa— continuo hablando Matteo— Después de esa gran propuesta a cualquier chica, todas las chicas empezaron a volverse locas, una te jalo por el brazo y como estabas pasado de copas perdiste el equilibrio y caíste a la piscina—

—Oh por Dios, que vergüenza— admití dejando de comer.

—Pero admito que no la pasamos mal— Matteo da media vuelta a ver lo que estaba haciendo en la cocina y yo me quede pensando.

No recordaba nada de lo que me estaba diciendo, pero ya entiendo porque toda mi ropa estaba esparcida por todo el lugar, ni siquiera llegaba a recordar a la pobre chica con la que creo que pase la noche, me volví a pasar las manos por la cabeza y tome otro trago de café, escuche un gruñido y luego de eso algunos pasos.

—Por el amor de Dios ¿Ustedes cómo pueden permitir que yo beba tanto así? La idea es que me cuiden y no me dejen tomar tanto— se quejó Bianca al entrar a la cocina— tengo un dolor de cabeza que siento que en cualquier momento me va a explotar—

—Yo creo que ya estás mayorcita y puedes tomar tus propias decisiones— informo Matteo poniendo un segundo plato en el mesón— Ahí tienes el desayuno— agrego.

—Yo sé que soy mayor, pero para la próxima no me dejen tomar de más— Bianca observo el plato con su contenido —Gracias por el desayuno—

—Bueno, no es que hayamos podido hacer mucho, yo ni me acuerdo como llegue a la cama— confesé.

—Bueno, así no podremos saber cómo te fue anoche con Grecia— Bianca sonrió y luego se llevó un bocado de comida a la boca.

—¿Quién es Grecia?— pregunte.

—La chica que gano la lotería con pasar la noche entera con el gran Lucas Laurent— Bianca pronuncio mi nombre con gracia.

—¿Asi se llama?— Pregunte— De verdad que no me acuerdo nada de lo que paso anoche- admití.

Dos cuerpos un solo corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora