Capítulo 3

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Jimin se miró en el espejo, arreglando su falda. Ella preferiría usar alguno de sus preciados suéteres viejos y súper cómodos, pero su trabajo requería una apariencia más refinada. Falda negra, zapatos negros con un pequeño tacón y sobre todo cómodos, una blusa blanca y una elegante chaqueta gris oscuro que completaría el look.

La morena colocó sus pertenencias en su bolsa revisando para no olvidar nada. Le dio una última mirada a su celular, viendo que aún era temprano, como siempre, para no tener que apurarse.

Jimin realmente odiaba llegar tarde, especialmente ahora que era "la nueva" en su trabajo y todos los mayores la vigilaban, esperando que cometiera algún error para poder burlarse de ella.

Jimin beso la mejilla de su adormecida novia con cuidado para no despertarla. Minjeong no tenía un muy buen humor por las mañanas y después de una semana intensa de trabajo, merecía unas buenas horas de sueño, antes de que Wendy la llamara por el próximo capítulo.

De vez en cuando la más baja insistía en levantarse temprano para acompañar a su novia al trabajo, lo cual es muy dulce de su parte, pero siempre terminaban corriendo para llegar a tiempo al metro.

Jimin dejó una notita en la mesa de noche, diciéndole a su novia que comiera bien, nada de ramen y recordándole que fuera a hacer las compras más tarde.

Salió de su casa, dirigiéndose a la estación de metro. Vivían en un barrio pequeño y agradable. El alquiler era bastante accesible, gracias a esto pudieron crear un ambiente cómodo en su hogar. Lo único malo era que estaba bastante alejado de su trabajo, pero por suerte la estación de metro se encontraba a unas cuadras, lo que le hacía mucho más fácil llegar.

Jimin saludó a algunas de sus vecinas para luego seguir con su camino.

Aún era temprano, por lo que se tomó su tiempo, admirando las calles medias vacías. Ella sonrió mientras miraba las flores de cerezo, levantando una mano para tocarlas suavemente. Ver una belleza tan delicada entre las calles grises era una sorpresa hermosa. Quizás fue una señal de que su día en el trabajo no sería tan malo.

Jimin fue la primera en llegar a la oficina, se sentó en su escritorio para luego comenzar a preparar todo lo que necesitaría durante el día. Llevaba en la empresa tres años, ya había pasado por varios departamentos y aunque su trabajo se relacionaba con lo que le gusta, no fue fácil.

La editorial la había contratado como pasante, en ese momento no creyó que se quedaría durante tanto tiempo.

Su jefa, un viejo demonio, siempre estaba ocupada. Tan ocupada que no podía hacer ni su propio trabajo, lo que significaba que Jimin debería hacer varias cosas que no eran exactamente su obligación. Sus mayores también le pedían que hiciera recados para ellos, como si todavía fuera la nueva pasante. No le quedaba de otra que apretar los dientes y atenderlos, de lo contrario su vida laboral sería aún peor.

Su nueva posición en la empresa fue un paso importante para su carrera. El trabajo era bien pagado y ella tenía la perspectiva de subir pronto dentro de la compañía. Sin embargo, esto la dejó con muy poco tiempo libre, por lo que siempre estaba muy ocupada o demasiado cansada para centrarse en sus propios hobbies.

El ver las flores de cerezo en la mañana no fue una buena señal. Concluyó después de hacer miles de copias, reseñas y de tener que lidiar con su jefa, que la regañó por no separar los manuscritos por la "relevancia" del autor, en vez de por orden alfabético. A pesar de que la mujer mayor le había dicho que lo hiciera de esa manera la semana pasada. Ahora Jimin también debía predecir sus estados de humor.

Se dirigió a la cafetería a almorzar, mientras revisaba su celular.

Allí estaba el mensaje de todos los días de Minjeong deseándole buenos días. Su madre preguntaba cuándo pasarían a visitarla y su hermana pequeña la invitaba a su próximo concierto con su orquesta. También habían varios correos del trabajo. Jimin decidió ignorarlos por un momento, contestando primero a su familia. Su horario era apretado, pero podía tomarse un fin de semana para visitar a sus padres y estaba segura que a Minjeong le encantaría ir a ver el concierto de Wonyoung.

A pesar de todo el trabajo que tenía, siempre hizo todo lo posible por mantenerse en contacto constante con su familia. Sus padres eran la típica pareja de "Almas gemelas" que vivían una vida tranquila y feliz. A Jimin le encantaba pasar tiempo con ellos.

Wonyoung era igual a su madre, alegre y amigable. Solía ser una niña tranquila pero al crecer eso cambió. En cuanto a Jimin ella sin duda sacó todo de su padre, tanto la altura, como el sentido del humor.

Jimin estaba muy contenta de haber crecido junto a ellos. En el pasado la rodearon muchas preocupaciones, pero sabía que siempre podría volver corriendo a casa para buscar un poco de consuelo.

Minjeong era similar a su familia, tenía una personalidad juguetona y tonta, pero también era la persona más confiable y solidaria que había conocido. No era de extrañar que sus padres la hubieran amado de inmediato, ahora todos eran como una gran familia, aunque aún no fuera oficial.

Jimin terminó de comer para luego revisar el último correo que le había enviado su jefa. Como supuso, era más trabajo que no le correspondía, pero por lo menos esta vez no era tan malo.

Tendría que hacer una investigación de mercado en las librerías, verificar si los libros se estaban vendiendo bien, que clase de público compraba más y también debería hablar con los propietarios para asegurarse de que no hubieran problemas con las entregas y demás.

Definitivamente eso no era parte de su trabajo, la compañía tenía un sistema muy eficiente para asegurarse de todas esas cosas, pero su jefa era demasiado paranoica para creer cien por ciento en los datos, pero también era muy perezosa como para ir y verificarlos ella misma.

Jimin se encogió de hombros, prefería hacer este tipo de trabajos y salir fuera antes que quedarse en la oficina y hacer recados para sus compañeros.

Tomando una lista con los lugares que debía visitar, salió de la oficina para tomar el autobús que la llevaría a su primera parada.

No fue un trabajo difícil. Jimin siempre fue buena para hablar con la gente, era parte de su personalidad naturalmente carismática, y eso fue básicamente todo lo que tuvo que hacer durante el día, por lo que no le fue para nada pesado.

Revisaba el lugar, hablaba con los dueños, escuchaba críticas o cumplidos y ocasionalmente daba consejos de como acomodar los libros para obtener un mejor resultado en las ventas. Hizo una lista con los libros que más se vendían en la región y los comparó con los menos vendidos, de esta manera sabrían qué tipo de público compraba más y así evitar devoluciones en el futuro.

Por supuesto, había algunos propietarios no tan amables, pero ya estaba acostumbrada a tratar con personas groseras, por lo que no le afectaba. En cambio, seguiría con su camino concentrándose en su trabajo.

Los dos últimos lugares estaban cerca de su vecindario, las dejo para lo último, con el fin de llegar más rápido a casa al finalizar. No había forma de que ella regresara al infierno llamado oficina solo para entregar los resultados, solo se los enviaría por correo a su jefa y listo.

Jimin frunció el ceño cuando llegó a su siguiente parada. El edificio era peculiar, tenía un estilo antiguo, similar a la casa tradicional coreana de sus abuelos en el campo, pero este no estaba bien conservado. No era para nada atractivo, las puertas estaban cerradas y parecía que nadie había estado allí por mucho tiempo.

Había un gran cartel antiguo hecho de madera donde se podía leer "Manuscritos Bae" escrito con una pintura descolorida, eso fue prácticamente lo único que la hizo saber que no estaba en el lugar equivocado.

Jimin dudo. No era una persona fácil de asustar, pero había algo realmente extraño en aquel lugar. Sin embargo, los gritos de su jefa diciéndole lo inútil que es por no hacer un trabajo tan sencillo, sería mucho peor que enfrentarse a algunos fantasmas. Entonces, enderezó su postura, para luego abrir la puerta.

The mark; winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora