Capítulo 4

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Jimin parpadeó un par de veces, tratando de acostumbrarse a la iluminación. La única fuente de luz en todo el lugar era una lámpara araña que seguramente no habían limpiado en cinco años, lo que dificultaba que la luz pasara por el vidrio sucio.

—¡Hola! ¿Hay alguien ahí?— Gritó esperando que apareciera una anciana de la nada.

Nadie respondió.

—Está bien, son gente difícil— Murmuró para sí misma, caminando lentamente entre las enormes pilas de libros colocados en el piso.

El techo era mucho más alto de lo que parecía desde fuera, grandes estanterías llegaban hasta la cima de él. Jimin se preguntaba cómo alguien podría llegar hasta ellos cuando no había ni una sola escalera en el lugar, o por lo menos ella no la había visto.

No le sorprendió el hecho de que no había ni un solo cliente y probablemente había sido así durante bastante tiempo, a juzgar por la gruesa capa de polvo que la mayoría de libros tenía encima. ¿Este lugar si quiera estaba funcionando aún?

—¡Hola! ¿Nadie? Soy de Illusion books, le enviamos un correo electrónico sobre esta visita— Intentó una vez más. Ya empezaba a sentirse incómoda con el silencio mortal en el lugar.

Le resultó difícil moverse. No solo habían pilas de libros viejos sino que también habían algunos jarrones y pequeñas estatuas que le dieron un ambiente mucho más espeluznante. Ella no quería romper nada por error, cualquiera de esas cosas podían ser muy costosas.

—Por favor ¿Alguien? ¡Hola!— Jimin ya se estaba poniendo un poco impaciente. Ese lugar era tan perturbador que se arrepintió de haber entrado en primer lugar. Pero luego recordó que los fantasmas son mejores que los gritos de su endemoniada jefa y continuó.

Caminó un poco más, revisando las estanterías en busca de libros publicados por su compañía, para al final no encontrar ninguno. En realidad, no encontró ningún libro conocido actualmente. Todos parecían ser muy antigüos.

Jimin extendió la mano y tomó uno de los libros del estante, no tenía ningún nombre en la portada, sólo un título escrito en un idioma que le fue imposible descifrar. Tomó otro libro pero fue más de lo mismo.

Suspiró, renunciando a encontrar algo interesante allí.

Quizás habían ido a dar un paseo o lo que fuera, pero sin clientes no había mucho que hacer. Decidió solo tomar algunas fotos para demostrar que había estado en el lugar.

Estaba por salir cuando se topó con otra enorme pila de libros, pero estos parecían tener algo diferente. Al igual que los demás, estos también parecían viejos, pero sus títulos estaban escritos en su idioma por lo que atrajeron su atención de inmediato.

—"Almas gemelas y el trabajo del destino"— Leyó en voz alta el título del libro que se encontraba en la parte superior de la pila. Tomó el libro en sus manos y lo abrió. Sorprendentemente no había nada dentro. Solo un montón de páginas en blanco.

Murmuró una maldición, empezaba a creer que era una especie de broma. ¿En qué tipo de librería se había metido? Primero no habían clientes ni empleados, solo libros viejos y suciedad. ¿Y ahora tenían libros literalmente en blanco?

La morena miró a su alrededor, esperando ver una cámara oculta o alguien riéndose de ella, pero al igual que antes, estaba vacío.

Jimin tomó su teléfono, comprobando otra vez que no estaba en el lugar equivocado.

—Solo daré una vuelta más— Hablar sola se estaba convirtiendo en un hábito, pero no podía evitarlo. El lugar le recordaba a una película de terror. Sin duda Minjeong y Wonyoung lo odiarían. Pensar en sus reacciones asustadizas la hizo sonreír por un momento.

Jimin sacó otro libro de la pila, quitando el polvo para poder leer la tapa.

— "La bendición de la marca de amor verdadero"— El libro no era tan pesado, pero al sostenerlo le dió una sensación extraña, cómo si la estuviera llamando. Ella sacudió la cabeza, descartando esos pensamientos, para luego abrir el libro. La primera página estaba llena de un complicado escrito. Jimin trató de leerlo, notando que estaba escrito en un lenguaje complejo y formal, podría ser incluso mucho más viejo de lo que pensaba.

El texto hablaba sobre las almas gemelas, la unión entre dos personas y como la marca era solo una de las cosas que la señalizaban.
Sin embargo, al pasar la página, no había nada más, al igual que el otro libro, solo eran decenas de páginas en blanco.

Debía ser una broma, no había forma de que ese lugar fuera legítimo.

Aún así tomó una foto del libro de las almas gemelas, no estaba segura del porqué, pero le había llamado la atención. Un poco molesta colocó el libro de nuevo en la pila.

Quedarse más sería una pérdida de tiempo, por lo que escribió una nota con su nombre y número de teléfono de la oficina, informando que volvería en un mejor momento. La colocó sobre el mostrador, dudando de que alguien la viera. Pero aún así era trabajo y debía completarlo.

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La morocha vio a Jimin salir del lugar, sacudiendo la cabeza con desaprobación.

—¡Dijiste que le darías el libro!— Se quejó, girándose para ver a la mujer que ni siquiera había levantado la vista del libro que estaba leyendo.

—Volverá cuando sea el momento— dijo Irene serenamente. Su tono parecía mostrar calma y tranquilidad, pero de hecho, solo se sentía somnolienta todo el tiempo. Pero, ¿Qué más se esperaría de alguien que tenía miles de años?

Ella había observado a la joven mientras caminaba por su librería, satisfecha de que las cosas habían resultado como esperaba.

Irene había estado viendo a Jimin durante un par de meses, desde que había notado una anormalidad en su libro de "Almas gemelas".

—¿Y cuándo será? Sabes que esto empeorará con el tiempo— Dijo Yeri, mirándola enojada.

—Pronto, ella ya está en el camino adecuado— Irene cerró el libro, extendiendo la mano para sacar la nota adhesiva del mostrador. Ella no lo necesitaría, esa niña volvería por sí misma de todos modos.

—Solo quieres más tiempo para dormir— Murmuró Yeri en voz baja.

Su nuevo trabajo como asistente de la diosa no era tan emocionante como parecía. La mayor parte del tiempo solo vigilaba los libros mientras Irene dormía, asegurándose de que nadie que no debiera, los tocara. Ella también era la encargada de cuidar el libro de "Almas gemelas" de la diosa, una libreta con información que Yeri no podía leer. Desde que comenzó con su trabajo no pudo dejar a Irene sola. ¿Cómo podía dormir cuando había tantas cosas para hacer?

—Escuche eso— Irene estaba apunto de tomar una de sus siestas de veinte horas, pero como su audición era muy aguda logró escuchar a la menor. No fue su culpa sentirse tan cansada. Era la culpa de tener que cuidar la vida amorosa de todo un continente —Y no, no puedes ir a buscarla.

—¿Y qué pasa si las cosas no suceden como pensamos?

—Entonces se lo dejamos al destino y tendremos menos trabajo que hacer.

The mark; winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora