Flashback
Lejos de la sociedad, aislados de la luz y de cualquier cosa que involucrará ser libres, estaban alejados de todo.
— Mamá, por favor, dejanos ir — Una niña de cabello negro, cuan negro como una noche sin estrellas y sin luna, ojos café claro, y delgada, suplicaba a su cruel madre lo que tanto deseaba ella y su hermano.
— Mami, dejanos ir — Un niño con similitudes a la de su hermana rogaba, frotando sus manos en un acto de suplica frente a su madre.
Su madre y, su padre, se arrodillaron a la altura de sus hijos, sonrieron y su padre solo dijo: — Los amamos, y porque los amamos jamás los dejaremos ir. —
— Son nuestra ruina, nuestra salvación, nuestro deleite, jamas piensen en ser libres, porque los amamos — Su madre sonrió con cariño, un cariño tan maligno, que intentaba hacer creer que ese tipo de amor era correcto, que lo que hacían con ellos era correcto.
Sus padres se levantaron y, los dejaron ahí, en aquel sótano, encerrados, con una oscuridad que no les dejaba respirar a gusto, sentían que aquella oscuridad los envolvía, sumiendolos en una desesperación asfixiante.
Fin de Flashback
El sonido del agua cayendo y golpeteando el suelo, en un cubículo del baño, se hallaba una joven desnuda, viendo como el agua caía de la ducha, las gotas le salpicaban causándole escalofríos, se había quedado mirando como caía el agua ensimismada, con recuerdos atormentando su cabeza.
— Necesito bañarme! Quítate de la puerta, ahora! — Escuchó una voz femenina, seguida de muchas otras voces femeninas, quejándose.
Crista salió de su trance y se apresuró de inmediato a bañarse, podía distinguir las voces, eran las buscapleitos que no temen ser mutiladas: Alexa, Samantha, Kenia, Hye, Tessa y la insoportable de Lissy.
Al terminar, se vistió rápidamente sin secarse el cuerpo, no tenia miedo de esas mujeres, tenía miedo de la poca paciencia de su hermano y de lo impulsivo que podía llegar a ser, estando enojado.
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— Muévete o te muevo a golpes. — Lissy amenazó a Shun.
Shun le sonrió, lentamente metió su mano a la parte trasera de su pantalón y saco un pequeño cuchillo improvisado con un vidrio quebrado amarrado entre dos tirillas de madera, envueltas en cinta, formando un mango improvisado de un improvisado cuchillo.
Lissy soltó una risita irónica — Esto es gracioso. Quién diría que el rarito de la Dark Crimson fuera tan peligroso. — Escupió con desprecio mientras daba pasos hacia atrás, las demás la veían sin decir ninguna palabra.
— Somos más Lissy, vamos. — Alexa sugirió un ataque en grupo hacia Shun.
— Dos contra seis, eso es bajo incluso para los inútiles como tu, Alexa. — Crista salió del baño, con el cabello húmedo y gotas de agua resbalando por su rostro, Crista les dedico una mirada cansada pero no perdía ese tono amenazante en su mirada.
— Oh! La otra rarita. — Saludo Samantha.
— Vuelve a decirnos así y, puede que sea yo quien te mate. — Crista la amenazó.
— ¡¿Qué pasa aquí?! Vuelvan a sus celdas! — Un militar llego con una autoridad imponente, las chicas dieron varios pasos atrás y se fueron corriendo, a excepción de Crista y Shun, que fueron caminando con toda tranquilidad.
Al pasar al lado del militar, por su uniforme, se pudieron dar cuenta que era un general, John Winston. Lo conocían, o al menos lo conocían a través de todos los rumores y ciertos rumores gracias a Hye. John Winston, estaba rodeado de solo la porquería que decían de él y nadie era lo suficientemente valiente como para querer confirmarlo en primera fila.
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Los elegidos
Science FictionTodos nos perdemos en el proceso de encontrarnos. A veces solo somos una definición de lo que pudo ser y jamás fue. Un bucle de desgracia que se repite sin cesar y, cuando parece que todo cambiará para bien, es todo lo contrario. - La antigua cue...