Capítulo 11

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Susan

Me acerco con temor, y me siento frente a la persona que tengo delante de mí, se que dije que solo había venido a aprender, pero Xiomara me insistió en que lo hiciera o de lo contrario nunca aprendería.

Puede que tenga razón.
Aunque... Es curioso.

Ya lo he visto antes.

— Soy Susan Bazán, Dios te bendiga, creo que ya sabes de lo que hablaremos, ¿no? — Le pregunté a esta persona tan... Diferente a todo lo que había visto.

— Usted es nueva, al menos hablando — Me sonríe — Veo que esta hechizada por mi belleza, no la culpo, yo también estaría así si viera a una belleza como lo soy yo, pero eso nunca ocurriría si no tengo un espejo en mano, soy el ser más hermoso que conocerá en su vida. — Sonríe con egocentrismo extremo.

Sonrió con amabilidad — Y también lo más caótico. — Digo sonriendo sin mostrar mis dientes.

Se ve igual.

— ¿Caótico? — Me pregunta sin entender — Hermana, usted está loca. — Chasquea la lengua.

— ¿Por qué? Porqué le dije que es lo más hermoso y caótico que he llegado a conocer en mi vida. — Le explico con una sonrisa suave, a decir verdad, estoy siendo sincera.

Y me siento mal por ser sincera.

Desde que llegamos, desde que lo vi, no quise admitir que me sentía atraída por su belleza, pero más que por su belleza, me sentía atraída por su sonrisa, por como habla, por como se expresa, por como piensa, pero sobre todo, cuando piensa que nadie lo ve y comienza a murmurar sobre sus pensamientos.

No se porqué está aquí, pero se que... Él es diferente a todo lo que he conocido, tal vez solo sean pensamientos de una joven de veinte años, que se ha ilusionado por el mero físico, y que no sabe nada de lo que es el amor o algún tipo de sentimiento de romanticismo. Y que solo me estoy dejando llevar por mis pensamientos que están siendo influenciado por lo que siento o creo sentir por esta persona.

No es amor.

No peques.

Mi mente repite esas dos palabras, una y otra vez, pero es... La tentación de acercarme al árbol y morder la fruta prohibida, la sola idea de pensarlo es tentador.

Ya la has mordido antes.

— Es una de las pocas personas que admite mi belleza con palabras tan distintas a lo que la gente normal lo hace. — Admite el albino con una sonrisa. — Aunque, ¿No se supone que debe hablarme de Dios? — Me pregunta con una sonrisa mientras me mira con un brillo de diversión en sus ojos.

— Si, se supone, pero si quiero que aceptes lo que diré, primero debo hacer que me aceptes a mi, ¿no crees? — Le digo con una sonrisa.

Royce, me mira con una sonrisa que por alguna razón, siento que me quiere transmitir agradecimiento.

He vuelto.










Ryuu


Mis pensamientos se pierden ante la idea de no salir nunca de este lugar.
...
...
...
...
— Ryuu... — Escucho como alguien me llama, volteo y me encuentro con un Colley parado en la entrada del cuarto de duchas, mirándome, analizandome, admirandome, pensándome, teniendome como la única que carcome sus pensamientos y en cómo darme la libertad que tanto anhelo, al igual que todos los que están aquí encerrados.

— ¿Uhmm? — Hago un ruido con mi garganta, en modo de pregunta.

Colley sonríe sin mostrar su dentadura, camina hacia mi y se sienta a mí lado mientras suelta un largo suspiro. — Te necesito, necesito que te mantengas fuerte. — Sonrió ante sus palabras.

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