XI 문제 Problema de afuera

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El cigarro posado entre sus falanges lo tranquilizaba, de hecho, la mayoría de las personas sienten esa emoción al inhalar la nicotina. Jongin no podía con tantos problemas, el secuestro de su hijo desencadenó una serie de sucesos catastróficos para sus negocios. El hijo de puta que tiene a su perfección se las iba a cobrar muy caro.

Jongin como padre no sentía nada, su hijo para él representa la monotonía de su vida normal. El hombre se hallaba sentado en un sillón individual con sus hebras negras y su traje de siempre. Pensaba en como avanzar y atacar a sus oponentes de la mafia.

JinYoung no le había contactado desde del incidente con Taehyung, con frustración tiró el cigarro y lo aplastó con fuerza, ya sabía qué hacer con todo lo sucedido. Utilizaría a su querida esposa como una carnada, el viejo tendría que responder por el llamado de su patética hija.

De manera repentina, Jennie entra a la casa caminando mareada por toda la casa, como la adicta que es, desde que su hijo no apareció en la casa había vuelto al mundo que odiaba cuando era un infante. El afamado mundo de la drogadicción, en donde los sueños se cumplen en tu imaginación y en tus alucinaciones, mientras que en el mundo real solamente te destruyes.

Jennie se había drogado por primera vez en su casa, después de que Jongin la violó, cuando ella se dio cuenta que le era infiel con varias mujeres, desde ese momento su adicción inició, como una enfermedad que no se pudo quitar de encima hasta que el pelinegro la internó en un centro para adictos, en donde pudo salir de esos problemas.

Ahora ya no pudo volver a estar en su tranquilidad, su hijo era su todo, por más que lo lastimara con su ignorancia, deseaba verlo lo más feliz que pudiera, y eso solo lo podía lograr alejándolo de su rota familia. Pero no pretendía lograrlo de esa manera tan burda, el maldito secuestro se debía a los malos tratos de su esposo y de eso estaba enteramente segura.

La rubia se tropezaba con todos los muebles, creando ruidos que eran un dolor de cabeza para Jongin, el olor a alcohol perforaba sus fosas nasales, dejándole un mal sabor de boca. Ya no podría controlar a su esposa sin la ayuda de su hijo, esta se comportaba de formas que ya no la contenía, los limites los había traspasado sin pensarlo.

–Jennie vete a dormir– Le ordena, pero la rubia no tiene la intención de obedecerlo.

Si la prensa la captaba de esa manera podrían salir imágenes comprometedoras que arruinarían por completo su faceta de familia perfecta, la cual había creado con tanto sudor y lágrimas, no suyos, obviamente, pero no dejaría que, por una zorra, el trabajo con JinYoung se fuera a la mierda.

–Kim Jennie, te ordené algo– Se acercó a ella y la tomó de los brazos para zarandearla.

–S-suéltame idiota, todo esto esta p-pasando por tu culpa– Lo aparto, sus palabras eran arrastradas y sus ojos se encontraban dilatados por ingerir cocaína.

–Eres una puta adicta que no puede cumplir una promesa que me hizo hace años antes de casarse conmigo– Su cuerpo paró en seco, estaba un poco consiente de lo mencionado por su esposo.

–Antes era una pobre estúpida enamorada– Se recompuso en su embriaguez. –Debí haberle hecho caso a mi padre, él me convenía mucho más que tú.

–¿Qué acabas de decir maldita perra? – El tomo de sus rubias hebras, pero ella no rechistó por lo acostumbrada que estaba con esos arranques de furia.

–Él era mucho mejor que tú, con él mi hijo hubiera salido perfecto y lindo– Se jalo el cabello ella misma para quitarse a su esposo de encima. Se dirigió a su habitación.

Seré una gran madre y tu hijo será la perfección en persona, te lo prometo amor – Hizo una voz chillona, tratando de arremedar a su esposa.

El Efimero SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora