INNOCENT 2 ; YOONMIN : +21 ( CORREGIDA )

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JIMIN POV.

A la mañana siguiente procuro arreglarme lo más casual que puedo tratando de convencerme de que es un día cualquiera. No hay nada que temer, todo saldrá bien, es una simple cita.

Libero un suspiro y me arreglo el cabello una última vez antes de fruncir mi boca y acomodar la camisa blanquecina que llevo. Me acomodo también los jeans y tras unos segundos de espera, agarro mis llaves y mi celular para salir del departamento. Voy avanzando por las calles hasta que me detengo junto a una pared y me coloco los lentes de sol. Me mantengo así unos segundos hasta elevar la mirada y observar a Yoongi del otro lado de la calle con su celular y una sudadera negra con capucha.

Quizá no se está dando cuenta de ello pero luce terriblemente caliente.

Asiente. Le devuelvo el gesto y comienzo a avanzar sabiendo que a partir de ahora él me va a seguir. Me siento más seguro hasta cierto punto y no puedo evitar observarlo a través de mi hombro antes de suspirar y seguir caminando a donde me citó Elliot. Mis piernas tiemblan y estoy ansioso. Espero lo peor. ¿Morir?

Bueno. Hoy el día está lindo, así que es un buen día para morir. Sin buenos polvos, pero muerto.

¿Qué acabo de pensar?

Agito mi cabeza para mantenerme concentrado y cruzo las calles tan rápido como puedo hasta que distingo el restaurante unas cuadras más adelante. Me detengo en breve y espero en silencio a que Min se coloque junto a mí. Roza mi hombro provocando que levante la vista hacia él con discreción.

— ¿Cuál es el plan? —pregunta pretendiendo ver al menú y yo al celular.

— Esperar a que las cosas no se salgan de control —respondo divertido.

— ¿Y si lo hacen?

— Correr, supongo.

— Tú corres, yo disparo.

— Qué romántico, ¿matarías por mí? —inquiero con sorna.

— Tal vez —me observa de reojo sonriendo.

Vuelvo la vista al frente sonrojado. Eso ha sido... lindo.

— No negaste lo romántico —dejo las palabras flotando en el aire.

— ¿Aún no te das cuenta de lo romántico que soy? Si hasta sería capaz de matarte con mis propias manos y disecar tu cadáver para tenerte por siempre.

— Todo un príncipe azul, ¿eh?

— Sin duda.

Niego con la cabeza. Él acorta la distancia depositando un beso sobre mi cuello que ruego por Dios, nadie haya visto.

— Ve, acá te espero —murmura contra mi oreja.

Le sigo el juego robándole un beso antes de ingresar al interior del lugar tras empujar la puerta. Allí veo a Elliot sentado en una mesa al fondo observando su reloj de mano con cierta impaciencia, aunque al percatarse de mi presencia parece relajarse.

Me voy a sentar frente a él relamiendo mis labios y exhalando con pesadez.

— A decir verdad es que no quiero estar mucho tiempo aquí, así que... —Ladeo mi cabeza—. Agradecería que comenzaras, por favor.

— Claro —Él asiente—. Pero antes que nada, quiero decirte que vengo solo.

Me abstengo a contestar.

— Bien. Creo que ya sabes quién es mi padre, ¿cierto? Sí, claro que lo sabes —Comienza nervioso.

— Ajá.