Capítulo 18

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Capítulo 18 — Los 18 de Surge ( parte)

Spike acababa de obsequiar a su amigo con una tarjeta regalo para su consola, regalo que al rubio de rizos le encantó. Momentos más tarde, el cumpleañero pudo avistar a lo lejos a una chica de pelo blanquecino.

—Oye, bro, ¿no es esa tu chica? —dijo.

El pelirrojo se giró para comprobarlo y después volvió a mirar a Surge.

—Sí... Lo es. Bueno, no es mi chica, no somos nada... —corrigió algo ruborizado.

—Ve a hablar con ella, no puedes evitarla por siempre.

—Pero... —Spike calló, y tras unos segundos volvió a hablar:—. Está bien, tienes razón. Iré a hablar con ella.

El chico de ojos verdes se armó de valor y apartando a los demás "invitados" de la fiesta con algo de cuidado, finalmente se puso frente a la chica. La música que sonaba era tranquila y romántica. El volumen estaba bajo, por lo que se escuchaba más el sonido del gentío charlando con sus amistades y otras personas en la fiesta que la propia música.

—Hola, Colette... —saludó el muchacho con una muy notable vergüenza y timidez—. ¿Cómo has estado?

Los ojos de la albina se iluminaron al verle y esbozó una tenue sonrisa. Ella estaba bebiendo un zumo, algo muy normal en ella, pues en los recreos siempre tomaba uno. Hacía bastante tiempo que no se veían: Spike la había evitado por el incómodo momento que pasaron en la fiesta de Emz.

Colette no respondió, se limitó a agrandar un poco más su sonrisa y abrazar al pelirrojo por el cuello. A él le costó unos segundos reaccionar, pero acabó devolviéndole el abrazo y acariciando su espalda. Le encantaba el suave tacto de su piel.

—Te he buscado en todos los recreos y no te he encontrado... ¿Dónde estabas? —preguntó la albina, curiosa.

—Pues... —Spike se separó del abrazo y entrelazó sus dedos—. No voy a mentirte, te había estado evitando por lo que pasó en la fiesta de Emz —apartó la mirada,  avergonzado.

—Oh... ¿Por lo del baile? Perdón, yo no quería hacerte sentir mal o algo así —dijo apenada—. Yo tampoco te mentiré: no quise bailar porque no sé hacerlo... Me fui así porque me preocupaba que pensaras sobre mí...

Colette se avergonzó al confesar eso, pero Spike esbozó una gran sonrisa, y tras soltar ligeras carcajadas, volvió a abrazar a la chica.

—Eso no importa... Eso no me importa —dijo suavemente—. Y nunca me importará...

Se separó del abrazo y sujetó a la albina por los hombros mientras la miraba dulcemente a los ojos. Ambos se miraban con ilusión entre sí. Por un momento pareció que el sonido de las personas hablando se desvanecía, dejando oír la bella música romántica de fondo. Sólo existían ellos, y nadie más.

—Nunca me importará, porque yo... —continuó Spike, comenzando a ruborizarse. La albina hizo lo mismo, solo que más levemente mientras esperaba a que el mayor acabara de hablar—... Yo te... Yo te a...

Antes de poder acabar de hablar, se vio interrumpido por el cambio brusco de la canción de fondo: pasó de ser una tranquila y romántica música suave, a una canción de Heavy Metal con un solo de guitarra a volumen máximo en el inicio con el que las palabras de las personas quedaban insonorizadas.

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