Capítulo 8

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Capítulo 8 — Los secretos nunca son secretos

— ¡Buenos días, papá!

— Buenos días, Colette.

La albina se acercó a su padre y le abrazó.

— ¿Qué tal has dormido? — preguntó el mayor.

— Meh, como siempre — respondió, encogiéndose de hombros —. ¿Y tú?

— Perfectamente — dijo orgulloso.

Tras unos 20 minutos, finalmente salieron de su hogar y se encontraron a Edgar esperándoles.

— Subid al coche — dijo el mayor.

Los dos adolescentes le obedecieron.

Justo al sentarse, la albina abrió su diario y escribió algo nuevo.

«Claro que no le diré a nadie sobre lo de Bull, Bibi y Fang. Sería un monstruo si lo hiciera. »

Escribió, para después guardar el libro.

Fue un trayecto silencioso y algo incómodo. Colette estaba perdida en sus pensamientos mientras miraba el paisaje tras la ventana del automóvil. Sin embargo, la sensación incómoda que ya la molestaba antes, la molestó aún más: sintió una mirada penetrante observándola. Cuando se giró, vio que nadie la estaba mirando.

— Sería imaginación mía — pensó.

Nada más llegar, Colette abrió su taquilla y ahí dentro guardó su diario.

★★★

— Y por eso la fotosíntesis es tan importante — la maestra Rosa fue interrumpida en media explicación por el sonido del timbre que indicaba que los alumnos ya podían salir al recreo, cosa que hicieron sin esperar a que la profesora acabara su explicación — para las plantas...

La clase de tercero quedó vacía en cuestión de segundos.

— Ocho, bro, ven — dijo Brock llamando a su amigo, y cuando este estuvo cerca, empezaron a caminar por el pasillo.

— ¿Qué quieres?

— ¿Tú crees que le gusto a Max? — preguntó — Obvio que sí, porque soy tan...

— No — interrumpió a su amigo —. Ni de broma.

— ¿Uh? — Brock se apoyó en una taquilla, pero esta no estaba bien cerrada, por lo que cuando el moreno la tocó, se abrió — ¿Eh, está abierta? — se fijó en el interior del casillero — Oh, hay un libro. ¿Crees que sea un diario?

— No lo sé, pero es algo muy personal y no deberías tomarlo sin per...

Él ya lo había tomado.

— Ugh...

Brock abrió el libro justo por una página dedicada a Max, por lo que sin leer siquiera su contenido, intuyó (erróneamente) de quien era.

— ¡Es el diario de Max! — le dijo a su amigo

— ¿Eh?

El moreno le enseñó la página: había un gran título en el que ponía "Max" y un dibujo (muy bien hecho) de ella.

Starr Park Academia [BS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora