La invasión de los ponis

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Percy

Fue en ese momento donde creo que Andy me contagió de sus ideas.

-Uno contra uno-le dije a Luke, desafiándolo-¿De qué tienes miedo?

Luke apretó los labios. Los guerreros que estaban a punto de matarnos vacilaron, aguardando sus órdenes.

Antes de que pudiese decir nada, Agrio apareció de golpe en cubierta llevando de la brida a un caballo volador: el primer pegaso completamente negro que veía, con unas alas de cuervo gigantes. Daba brincos y relinchaba. Yo captaba sus pensamientos. A Agrio y Luke les dedicaba unos insultos tan tremendos que Chiron le habría lavado el hocico con jabón industrial. Por el rabillo del ojo vi a Andy quien le sonreía al pegaso y supe que se lo quería quedar.

- ¡Señor! -dijo Agrio, esquivando un casco del pegaso-¡Su corcel está listo!

Luke seguía con los ojos puestos en mí.

-Ya se lo dije el verano pasado a tu hermana, Percy. No vas a embaucarme para que pelee contigo.

-O sea que sigues huyendo-respondí- ¿Tienes miedo de que tus guerreros vean cómo te derrotó?

Luke echó una mirada a sus hombres y comprendió que lo tenía atrapado. Si se echaba atrás, daría una impresión de debilidad. Si combatía conmigo, perdería un tiempo precioso para dar caza a Clarisse. En cuanto a mí, no podía esperar otra cosa que distraerlo y brindarles a mis amigos una oportunidad de huir. Si alguien podía idear un plan para sacarlos de allí era Annie, aunque tendrían que arrastrar a Andy, que ahora se resistía contra el agarre de Tyson. Por lo demás, sabía lo bueno que era Luke manejando la espada.

-Acabaré contigo rápido, así será uno menos de ustedes dos-decidió, y alzó su espada Backbiter, unos treinta centímetros más larga que la mía.

Su hoja relucía con un maligno brillo de un gris dorado en el punto donde el acero se había fundido con el bronce celestial. Casi se llegaba a percibir la tensión interna de aquella hoja. Era como si se hubieran unido a la fuerza dos imanes opuestos. No sabía cómo había sido fabricada, pero intuía una tragedia detrás de ella: alguien había muerto mientras la forjaban. Luke silbó a uno de sus hombres, que le arrojó un escudo redondo de cuero y bronce.

Esbozó una sonrisa malvada.

-Luke-dijo Annie-proporcionale un escudo al menos.

-Lo siento, Annabeth. A esta fiesta, cada uno trae su propio equipo.

- ¡Maldito tramposo! -gritó Andy, luchando contra el agarre de nuestro hermano- ¡Suéltame, Ty! ¡Tengo que romperle la nariz a ese imbécil!

El escudo no era ningún problema. Luchar sólo con una espada sujeta con ambas manos te da más fuerza, pero luchar sosteniendo la espada con una mano y el escudo con la otra te proporciona mejor defensa y también más flexibilidad. Tienes más movimiento, más opciones, más modos de alcanzar al contrario. Pensé otra vez en Quirón, que nos había dicho a Andy y a mí que nos quedáramos en el campamento, pasara lo que pasase, y que aprendiéramos a combatir. Ahora iba a pagar caro no haberlo escuchado.

Luke embistió y por poco no acabó conmigo a la primera. Su espada pasó por debajo de mi brazo, me desgarró la camisa y me obsequió con una buena caricia en las costillas.

Retrocedí de un salto y contraataqué, pero Luke desvió mi hoja con un golpe de su escudo.

-Madre mía, Percy-dijo en tono de reproche-Estás en baja forma.

Volvió otra vez a la carga y me lanzó un mandoble a la cabeza. Lo paré y ensayé una estocada, pero él se hizo a un lado sin problemas.

El corte en las costillas me dolía y el corazón me latía enloquecido. Cuando Luke embistió otra vez, salté hacia atrás y me sumergí en la piscina. Sentí una oleada de energía. Gire bajo el agua, creando un torbellino, y salí desde el fondo disparado directamente hacia él.

Los Gemelos Jackson y el Mar de los MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora