Las palomas demonio atacan

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Percy

Los siguientes días fueron una auténtica tortura, como Tántalo deseaba.

En primer lugar, ver a Tyson instalándose en la cabaña de Poseidón mientras le entraba la risa floja cada quince segundos, ya fue toda una experiencia.

- ¿Percy y Andy, mis hermanos? – decía como si le hubiese tocado la lotería.

Y no había modo de explicárselo. Estaba levitando. En cuanto a mí y a Andy, en fin, por más que nos cayera bien aquel grandullón, no podía dejar de sentirnos algo incómodos... avergonzados, sería la palabra adecuada. Lo que sea.

Nuestro padre, el todopoderoso Poseidón, se había encaprichado de algún espíritu de la naturaleza y Tyson había sido el resultado. Yo había leído los mitos sobre los cíclopes, e incluso recordaba que con frecuencia eran hijos de Poseidón, pero nunca había reparado en que eso los convertía en parientes de Andy y de mí. Hasta que tuvimos a Tyson instalado en la litera de al lado.

Y luego estaban los comentarios de los demás campistas. De repente, ya no éramos los Gemelos Jackson, los tipos increíbles que el verano pasado habían recuperado el rayo maestro de Zeus; ahora éramos los pobres idiotas que tenían a un monstruo horrible por hermano.

- ¡No es mi hermano de verdad! – protestábamos cuando Tyson no andaba por allí -. Es más bien un hermanastro del lado monstruoso de la familia, como un hermanastro de segundo grado... o algo así.

Nadie se lo tragaba.

Lo admito: estaba furioso con mi padre. Ahora tenía la sensación de que Andy y yo fuéramos sus hijos era un chiste.

Entonces lo pensé mejor. Todos los semidioses tenían medios hermanos, prueba del amorío de sus padres. Incluso había algunos que tenían monstruos solo que eran gallinas para admitirlo. Tyson no tenía la culpa de nada y era mi hermano me guste o no. ¿Qué importaba que fuera un monstruo? Nos salvó la vida a Andy y a mí y era nuestro amigo. No merecía que se burlaran de él. Menos de sus propios medio hermanos.

Sonreí esa noche en la cabaña y miré a mi medio hermano dormido. Que la gente piense lo que quiera, porque a mí no me importa. Ay, dioses, acabo de sonar como mi hermana.

Convencer a Andy de lo contrario fue un poco complicado.

-Te recuerdo las palabras exactas de nuestro padre-me dijo cuando Tyson no estaba cerca- "Siéntanse orgullosos de ser hijos del mar". Esto es una burla cruel.

Y me rendí, ya que era muy posible que ella estuviera en "sus días" no pregunten cómo descubrí que a ella ya le llego la mestruación, pero sé que cuando pasa se pone como un monstruo furioso y amargado. No me escucharía hasta que se calmara. Por lo que me enfade.

-Bien-dije furioso-Iré a ver a nuestro hermano en los establos.

Andy

Después de que mi hermano prácticamente se peleó conmigo, yo estaba de un humor terrible. No quería hablar con Percy sobre Tyson, por lo que me refugié en la persona más lógica y fría que conocía.

Annabeth hizo lo posible para que me sintiera mejor. Me propuso que nos presentáramos juntos a la carrera de carros y tratáramos de olvidar así nuestros problemas. Como ella y Percy también estaban pelados por Tyson, él dijo que iría a hacer el carruaje con nuestro "hermano" y como en las competencias cada uno cuenta como dos, no hubo protesta. No nos malinterpreten: los tres odiábamos a Tántalo y estábamos muy preocupados por la situación del campamento, pero no sabíamos qué hacer.

Hasta que se nos ocurriera un brillante plan para salvar el árbol de Thalia, nos pareció que no estaría mal participar en las carreras, aunque extrañaba trabajar con Perce. Pero Annie no era tan mala, cuando simplemente asientes con la cabeza e ignoras sus comentarios sabiondos. Además, era muy lógico que formamos equipo, al fin y al cabo, fue la madre de Annie, Atenea, quien inventó el carro, y mi padre había creado los caballos. Los dos juntos nos haríamos los amos de aquel deporte. Y nunca permitiría que mi hermanito vaya con una chica en un carruaje solo.

Los Gemelos Jackson y el Mar de los MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora