La magia del Vellocino funciona demasiado bien

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Aquella tarde fue una de las más felices que había pasado en el campamento, lo cual quizá sirva para demostrar que nunca puedes saber cuándo todo tu mundo se va a desmoronar en pedazos.

Grover anunció que pasaría el resto del verano con nosotros antes de reanudar la búsqueda de Pan. Tan impresionados tenía a sus jefes del Consejo de los Sabios Ungulados, por no haberse dejado matar y por haber allanado el camino de los futuros buscadores, que le concedieron un permiso de dos meses y un juego nuevo de flautas de junco. La única mala noticia era que Grover insistía en pasar las tardes tocando con aquellas flautas, porque sus dotes musicales no es que hubieran mejorado mucho, la verdad. Interpretaba una vieja canción de Village People titulada YMCA junto a los campos de fresas, y las plantas parecían enloquecer y se nos enredaban en los pies como si quisieran estrangularnos. Supongo que no podía culparlas por ello.

Grover me dijo que, ahora que estábamos frente a frente, podía disolver la conexión por empatía que había establecido entre nosotros, pero yo le contesté que, por mí, podía mantenerla.

Él dejó su flauta y me miró fijamente a los ojos.

- ¡Si me meto otra vez en un aprieto correrás peligro, Andy! ¡Podrías morir!

- Si te metes en un aprieto otra vez, prefiero saberlo. Y saldré de nuevo en tu ayuda, G-man. No podría hacer otra cosa.

Al final, accedió a no romper el vínculo. Y volvió a la carga con YMCA. No me hacía falta una conexión por empatía con las plantas para saber cómo se sentían. Desee ser sorda.

Más tarde, durante la clase de tiro con arco, Quiron nos llevó Percy y a mí aparte y nos dijo que había arreglado nuestros problemas con la Escuela Preparatoria Meriwether. Ahora ya no nos acusaban de destruir el gimnasio y la policía no seguía buscándonos.

- ¿Cómo lo conseguiste? -preguntó Percy.

Sus ojos se iluminaron.

-Me limité a sugerirles que lo que habían visto aquel día era otra cosa la explosión de un horno, en realidad, y que ustedes no habían tenido ninguna culpa.

- ¿Y ellos se lo tragaron? -pregunté

-Manipulé un poco la niebla. Algún día, cuando estén preparados, les enseñaré cómo se hace.

- ¿Nos estás diciendo que podemos volver a Meriwether el año que viene? -preguntó Percy.

Quiron arqueó las cejas.

-Oh, no. Están expulsados igualmente. Su director, el señor Bonsái, dijo qué Percy tiene ¿cómo era? un karma, sí, un karma poco moderno que perturba la atmósfera educativa de la escuela. Y Andy tiene una energía perturbadora y errática. Pero bueno, al menos ya no tienen problemas legales, lo cual ha sido un alivio para su madre. Ah, y hablando de su madre...

Sacó de su carcaj el teléfono móvil y nos lo tendió.

-Ya es hora de que la llamen.

La pusimos en altavoz. Lo peor fue el principio.

-Perseo y Andromeda Jackson... En qué estaban pensando... ¿Se hacen una idea de lo preocupada...? Escaparse sin permiso del campamento... Una misión peligrosísima... Aquí muerta de miedo... Cuando vuelvan a casa estarán castigados.

Pero finalmente hizo una pausa para tomar aliento y dijo:

- ¡Oh, cómo me alegro de que estén bien!

Eso es lo bueno de mi madre, que no consigue estar enfadada mucho tiempo; lo intenta, pero es evidente que no lo lleva en la sangre. Y con suerte, olvidará lo del castigo.

Los Gemelos Jackson y el Mar de los MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora