Us&TheDevil

Parte I - ¿Qué esta haciendo Alfred Solomons?

No es jueves, pero es 21! Y les traído esto que he estado preparando especialmente para ustedes.

Les amo ❣️✨

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PoV: Thomas Shelby.
El rey de Small Heath

Me desperté temprano esa mañana, podía escuchar las campanas de la iglesia sonando desde mi cama, había días en los que realmente no quería levantarme, el cuerpo me pesaba demasiado, al igual que la cabeza, con todos esos horribles pensamientos atormentándome, lo llamaban "neurosis de guerra" los doctores comenzaban a estudiarlo, y el hachís sopesaba muy bien los síntomas.

La guerra había sido difícil, pero regresar había sido mucho peor.

Parecía que ahora necesitaba la sangre.

Muchas noches escuchaba las pesadillas de mis hermanos desde mi habitación, a Arthur gritando, a John llamando por refuerzos, y yo, veía en mis pesadillas los rostros de todos aquellos cuyos ojos se habían apagado en mis manos.

Manos llenas de sangre, barro, y pólvora.

El agua fría en el rostro me despertó mientras me daba unas cuantas cachetadas en las mejillas recién afeitadas, para comenzar a vestirme con la ropa que habían traído desde ChinaTown recién lavada y planchada.

Traje de tres piezas hecho a medida en lanilla gris y jaspeada de blanco.

Habían días en los que deseaba haber muerto en algún hoyo en las trincheras, lograr apagarme el cerebro de todo aquello, de las peleas y victorias imaginarias que pasaban en mi mente mientras el puto auto se movía de lado a lado por los adoquines saltados y rotos que conformaban las calles de Birmingham camino a Londres, todos los caminos eran iguales.

En todos lados había resquicios de destrucción.

En todos nosotros había restos de la guerra.

Levanté la mirada para acomodar en el cuello los broches redondos de Plata con la letra S que Polly me había obsequiado la navidad recién pasada, camisa celeste y cuello blanco, los botones dorados parecían destellar con la luz tenue que penetraba por el visillo cubriendo la ventana.

Tocaron a la puerta, Arthur entró a la habitación acercándose al espejo para arreglarse la corbata café sin decir una palabra, me restregué los ojos, estaba cansado, parecía que la noche se pasaba en un parpadeo, no había descanso.

– ¿Estás listo Tommy?

– Nací listo, Arthur – Sonrió y su mano cayó con fuerza sobre mi hombro para hacer un gesto con la cabeza y salir de la habitación.

Así era, apenas si tocaba para entrar, en varias oportunidades había encontrado a John ensartado con alguna chica por entrar sin siquiera pedir permiso, no era tan imprudente durante la guerra, era mucho más sigiloso.

Aquello ya no existía.

Al igual que ese brillo en los ojos antes de marchar a Francia.

Caminé detrás del mayor de mis hermanos, escuchándolo hablar de los caballos junto a Johnny Dogs, quién iba a su lado, y al mío, John uno de los menores, calaba en su boca el cigarrillo como si fuera oxígeno.

Cuando lo veía de reojo, aún podía visualizarlo con el uniforme mugriento y verde, el rostro lleno de barro, las manos temblorosas y sangrientas aferradas bien fuerte al fusil, Johnny boy temblando como un chiquillo.

Habíamos estado gran parte del día en Londres, deambulando para dar con los contactos necesarios y así lograr dar con Alfred, quien andaba en algún lugar haciendo alguna cosa de aquellas bastante extrañas que solía hacer, visitar prostitutas, robar alguna joya, visitar una sinagoga, alguna de todas aquellas cosas.