Carmille.
Me llevé el cigarrillo a la boca para aspirar suavemente el humo, que se deslizó por mi garganta, llegando hasta el fondo de mis pulmones, y de regreso.
Seguía al teléfono con una pluma en la mano derecha mientras iba haciendo las anotaciones que la voz masculina dictaba del otro lado.
– Me agrada saber entonces que el embarco llegó como se esperaba, señor Capone – Sonreí volviendo a calar el cigarrillo – si, acabamos de recibir el paquete que ha enviado, le agradezco inmensamente, espero que la ginebra y el ron que he enviado para usted sean de su agrado, ha sido un placer.
Levanté la mirada para ver a Clint delante de mí con las manos metidas dentro de la caja de madera, dejó varios fajos de billetes que eran el pago por el cargamento de armas que habíamos metido a Estados Unidos, y que serían enviadas a varios países de latinoamérica para iniciar revueltas.
– Hay una carta, señorita – Anunció Clint levantando entre sus dedos el sobre.
– ¿Quieres leerlo?
– Trae esta caja con él – Me estiró la cajita aterciopelada y azul que tomé acomodándome en la poltrona – apreciada duquesa de Wembley Carmille Douglas – Leyó ofreciéndome una sonrisa mientras yo escuchaba – agradezco infinitamente que haya decidido iniciar esta sociedad con nuestra familia, estoy seguro de que traerá infinitos frutos y bendiciones, mi esposa le envía este obsequio como muestra de su afecto, y de la confianza de nuestra familia para con usted, con afecto Al – terminó volviendo a doblar la carta para alzar las cejas expectante a que abriera la caja.
– Mierda, Clint – Fue todo lo que logré soltar cuando el destello de los diamantes llegó a mis ojos.
Era un bellísimo collar repleto de diamantes, que se unían en el centro desde el cual un montón de circones azulados abrazaban un diamante mucho más grande en forma de lágrima, giré la caja para que Clint lo viera, sus cejas se alzaron sorprendidas.
– Es una preciosa pieza – Dijo tomando la caja para acercarse a ver el hermoso collar – debe haberlo hecho ganar mucho dinero.
– Y habrá mucho más – Me levanté acercándome para tomar cuatro de los fajos – Estos son tuyos, Clint.
– Señora...
– Por favor, Clint – Lo interrumpí sabiendo que los rechazaría – déjame mimarte un poco, estos tres quiero que lo reparta entre las criadas, y dos más para las caridades a las que siempre donamos – Dije sonriendo mientras volvía a meter los otros fajos en la caja – estos iremos a meterlos mañana al banco.
– Es usted muy amable, señorita.
– Claro que no, Dios me da, ni deber es compartir la abundancia – Le sonreí viendo esa mirada en su rostro – ash, ya pregúntame.
– ¿Qué pasó con el teniente?
– Lo dejé en la ópera – Solté rodando los ojos al ver su mueca de desaprobación mientras se metía todos los fajos que le había dado a los bolsillos.
– ¿Así como así?
– Le dejé un mensaje con uno de los botones, Clint.
– Y si dejo al teniente a mitad del ballet ¿por qué llegó hasta esta mañana? – Nos observamos largamente.
¿Qué le iba a decir al viejo? ¿Que Alfred y Tommy me habían secuestrado y había pasado la madrugada cogiéndome a ambos en una de las suite platino del Edén, donde el degenerado de Sabini, se había encargado de hacerme salir por la parte de atrás completamente escondida para que nadie me viera?
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Us&TheDevil
FanfictionTemprano esa mañana. Viniste a tocar mi puerta... Thomas Shelby, y Alfred Solomons, los queridos y odiados gangster de Inglaterra han llevado embarcarse en lo que podría ser el negocio más complicado en sus vidas. Desacostumbrados de la palabra "com...