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Narrador Omnisciente.
El par de amigos se encontraban en la entrada del aeropuerto de la Ciudad de México. Los dos esperaban un auto que los llevara a la casa donde Sonia había crecido.
—¿Por qué es tan difícil parar un auto en México? Extraño tanto a mi camioneta —se quejaba Matías, mientras seguía intentando detener un taxi que pasaba por el lugar.
—No se detienen porque llevan gente, imbécil —explicó Enzo, viendo lo ciego que estaba su amigo.
—No me hables de gente imbécil, que ahora mismo te corto el cuello —amenazó Mati, sin haber olvidado cómo el uruguayo había lastimado a su hermana.
La tensión entre Matías y Enzo era palpable mientras esperaban en la entrada del aeropuerto. Aunque compartían el mismo objetivo de encontrar a Sonia, el dolor y la ira por lo que había sucedido entre ella y Enzo seguían presentes.
—Ya basta, Mati. No es momento para pelear —dijo Vogrincic, tratando de calmar los ánimos entre ellos.
—Tienes suerte de que estemos buscando a Sonia juntos, porque de lo contrario...
—De lo contrario, ¿qué, Mati? —interrumpió Enzo, desafiante.
—De lo contrario, no respondería por mis acciones —respondió Matías, su voz llena de determinación y furia contenida.
Ambos se miraron en silencio por un momento, cada uno enfrentando sus propias emociones mientras esperaban el transporte que los llevaría a la casa de Sonia. Aunque compartían un objetivo común, la sombra del pasado todavía los separaba, creando una brecha entre ellos que solo el tiempo y la resolución de la situación podrían sanar.
El silencio entre ellos se volvía incómodo, cargado de resentimiento y recuerdos dolorosos. Enzo sabía que las palabras de Matías venían de un lugar de profundo dolor y protección hacia su hermana, pero también sentía la necesidad de defenderse, de explicar su versión de los hechos.
—Mati, lo que pasó entre Sonia y yo... fue un error. Lo lamento profundamente. No quería lastimarla, nunca fue mi intención —dijo Enzo, su voz llevando un tono de arrepentimiento genuino.
Matías lo miró con desconfianza, luchando con sus propios sentimientos encontrados. Aunque quería creer en las disculpas de Enzo, la herida seguía fresca, y la idea de perdonar y olvidar no era algo que pudiera hacer fácilmente.
—Lo sé, Enzo. Pero eso no cambia lo que pasó. Y hasta que no tengamos a Sonia de vuelta, no puedo simplemente dejarlo atrás —respondió Matías, su voz firme pero cargada de pesar.
Enzo asintió con comprensión, sabiendo que habría más tiempo para resolver sus diferencias una vez que encontraran a Sonia y se aseguraran de que estuviera a salvo.
Por ahora, debían mantenerse unidos en su búsqueda y dejar el pasado en segundo plano mientras enfrentaban el desafío que tenían por delante.
—De acuerdo, Mati. Nos mantendremos enfocados en encontrar a Sonia. Después, podremos resolver nuestras diferencias —dijo Enzo, extendiendo una rama de olivo hacia su amigo.
