Capítulo 26 - El consejo

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–¡Santi, espera!

Ignoró la voz de Julia mientras se dirigía de regreso al auto. Hoy no era el día para enfrentarse a su exesposa.

–¡Santi!

Necesitaba más que nunca a su mejor amigo y si este no estaba en la casa, nada se le había perdido allá.

–Sé que estás teniendo problemas con Alicia.

–No sabes nada –escupió las palabras a la vez que se giraba para encarar a la mujer.

–Alicia es mi amiga y...

No pudo más que soltar una carcajada cargada de ironía.

–¿Ahora es tu amiga? ¿También cuándo tratabas de ponerla en mi contra o cuándo utilizabas a Matías para provocar a Gaby?

Julia agachó la cabeza.

–No es algo de lo que esté orgullosa. Estaba enojada, triste...

–Alicia no tiene culpa de nada –la interrumpió–. En la farsa de nuestro matrimonio, solo tú tienes la culpa.

Poco o nada había hablado con Julia desde que fue consciente de que Matías no era su hijo. Todo había pasado tan rápido; la operación, la prueba de paternidad y el divorcio. Se había centrado más en navegar con Alicia por su nueva relación y en conocer a su hija que en pararse a pensar que probablemente tenía que poner un fin definitivo en su historia con Julia.

Empezar de nuevo.

Si pudo hacerlo con Alicia y Cristóbal, ¿podía hacer lo mismo con Julia?

–Tenía miedo –confesó Julia después de un largo silencio–. Creí que era la mejor solución para todos y me equivoqué.

Bufó.

Aquello no fue una simple equivocación. Fue el mayor de los errores.

–Te voy a ser sincero, Julia. Aunque me siento molesto por lo sucedido, ya poco me importa. Mi máxima preocupación es Alicia.

No negaba en que tenía una conversación pendiente con su exesposa, pero no ahora. Alicia era lo único en lo que podía pensar, en como pasaron de encontrarse en la mayor de las felicidades a la peor. Tantos planes y sueños que se iban a la otra parte del mundo.

–Quiero ayudarte.

Santi la miró de arriba abajo tratando de buscar un indicio que le dijera que aquella no era Julia o que la había entendido mal.

–¿Ayudarme? ¿Con Alicia?

No sabía que Julia se hubiera vuelto tan graciosa de repente...

–Te conozco y sé que huyes cuando tienes temor y curiosamente lo mismo le sucede a Alice... Así que confía en mí y por favor, entra en la casa.

Apretó la mandíbula. Sentía la tensión recorrer su cuerpo. No sabía si creer en las buenas intenciones de Julia o ignorarla y regresar a su miseria... Pero necesitaba tanto una pequeña luz que le iluminase su oscuro camino, que quiso fiarse de su instinto.

–Cristóbal está con Matías –comentó Julia mientras entraban en la casa–. Fueron al cine. Están tratando de conectar...

En un principio pensó que sentiría dolor al ver como al hijo que crio como suyo, establecía una relación paternal con otro hombre, pero no fue el caso. Es más, estaba feliz por Cristóbal y especialmente lo estaba por Matías... Él tampoco fue el mejor papá del mundo.

–Me arrepiento de todo, pero sobre todo de quitarles la oportunidad de estar con sus hijos.

Aún no estaba convencido de seguir a Julia y tomar asiento junto a ella en la sala del departamento de Cristóbal, pero no podía negar que le gustaba escuchar aquellas palabras.

Efecto Mariposa (Mentiras Perfectas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora