Alicia miró con orgullo el cuadro que presidía la sala. La delicadeza de las formas, la fiereza de las pinceladas y la combinación de una paleta de colores vivos, la habían enamorado. No se trataba de una obra suya, el lienzo en blanco la atormentaba desde hacía años, sino la de un artista desconocido. Lo había encontrado de forma casual cuando su auto se varó en una de las peores zonas de la ciudad.
Una señal.
Así lo consideró porque, ¿quién podría tener abandonada entre basuras una obra tan maravillosa?, ¿cómo era posible haber encontrado algo tan especial cuando su vida se desmoronaba?
Aquel cuadro fue el comienzo de su recuperación mental, personal y sentimental.
–¡Ali!
Se sobresaltó al sacarla de su ensoñación la voz aguda de su amiga. Estaba tan concentrada que no escuchó abrirse la puerta de la galería.
–Disculpa, simplemente estaba...
–Enamorada de tu arte –bromeó Julia.
Sonrió sin negarlo. El arte hacía sentir, experimentar, soñar... Pero jamás producía dolor. Por eso se había volcado por completo en ese mundo. Lo necesitaba más que nunca y este le había dado la bienvenida de nuevo con los brazos abiertos.
–El lugar es hermoso –continuó Julia observando a su alrededor– ¡Y la situación ideal!
Asintió sin creérselo. Ni ella misma podía entender como había conseguido aquel local con una renta tan económica en el centro de la ciudad. Los sueños se hacían realidad y ahí estaba el suyo; su galería de arte.
–¿Has recibido muchos clientes?
Las paredes estaban repletas de cuadros, algunos como exposición y otros destinados a la venta. Temió que algo tan específico como el arte fuera a pasar desapercibido, pero no fue el caso.
–No tengo queja alguna, he realizado varias ventas.
Y esperaba que continuasen, tenía una lista innumerable de gastos de los que debía de hacerse cargo.
–Entonces, hay que celebrarlo. ¿Qué le parece si la invito a almorzar?
Adoraba compartir una rica comida junto a su mejor amiga, pero ahora que era empleador y empleado, no se podía permitir el lujo de perder un cliente. Además, recordó algo...
–Juli, ¿hoy no ibas a almorzar con Santi? Es su aniversario...
Se extrañaba que se hubiera olvidado, porque Julia no había hecho otra cosa en las últimas semanas que hablar del que sería su decimoquinto aniversario de boda, del día tan esplendoroso que iba a pasar junto a su esposo, del almuerzo en un caro restaurante y del chef que había contratado para que elaborase una cena especial, incluso le había pedido que Mati durmiera en su casa, para en fin... Sacudió la cabeza queriendo quitarse escenas que no deseaba imaginar.
–Ni le nombres.
Con Julia y Santiago siempre era lo mismo.
–¿Qué ha sucedido? –preguntó tratando de mostrar interés. Estaba cansada de tener que escuchar sobre la maravillosa vida de su amiga.
–¡Programó una operación para hoy! ¡Una operación de dieciséis horas!
–Ay, amiga. Si tenía un compromiso con su paciente...
–Ali, no te pongas de su lado.
Puso los ojos en blanco.
Desde aquella última fiesta de los estudiantes de medicina, su relación con Santi había cambiado drásticamente. Eran amigos, habían estado uno junto al otro en los momentos más importantes y se habían apoyado cuando fue necesario, pero de alguna manera, todo era distinto.
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Efecto Mariposa (Mentiras Perfectas)
Fiksi PenggemarSi el simple aleteo de las alas de una mariposa puede provocar una catástrofe sin precedentes al otro lado del mundo... ¿Qué caos podría traer para dos amigos cuando esa misma mariposa decide mover las alas delante de sus ojos?