CAPÍTULO 10

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Estaba caminando, el viento soplaba bruscamente mi cuerpo logrando que mi cabello se moviera llevándolo atrás y dejándolo revuelto.
No tenía ganas de salir de casa pero mi mamá me obligó, no pude librarme de ella, nunca podía hacerlo, siempre que me decía algo tenía que obedecer cada palabra que salía de su boca.
Para mí buena suerte el clima se ha mantenido templado, eso me agradaba, aunque supongo que debí traer jeans en lugar de unos Shorts, esa fue una mala elección de mi parte pero no pude cambiar mi atuendo, ya que mi mamá no me dio nada de tiempo para poder pensar.
Seguí caminando, mi mirada se perdía en todos los árboles que se movían de lado a lado como si estuvieran a punto de caer y dejar de existir.
A todo esto, mi mamá me había pedido de favor que le llevara unos libros a una de sus colegas, sin embargo, ella vivía al otro lado de la ciudad.
Ya casi llegaba, estaba a unos pocos kilómetros, bueno, eso según mis cálculos.
Comencé a caminar de manera más rápida para poder llegar y quitarme antes de que se hiciera de noche porque siendo sincero, la oscuridad no es tan linda cuando se trata de caminar solo.

Me detuve un momento poniendo mis manos sobre mis piernas, estaba agotado, realmente caminé tan rápidamente que por un instante dejé de sentir mis piernas.
Mis ojos se encontraba mirando hacia abajo mientras estabilizaba mi respiración, ya estando listo me puse en mi posición inicial cuando a lo lejos vi que Dante estaba saliendo de la casa que se encontraba a un lado de donde vive la amiga de mi mamá ¿Esa era su casa? No, no hay manera, él siempre se iba hacia otra dirección.
Seguí mirando y cuando menos me lo esperaba, unos minutos después de que salió él, otra persona conocida también salió del mismo lugar, era Bren. Ella caminó hasta donde estaba Dante, le dio un abrazo y prosiguió a darle un beso en la boca, ambos parecían disfrutarlo.
Una vez que hicieron todo lo que debían ella se metió de nuevo a la casa y él se fue, yo me di la vuelta haciéndome el distraído para no verle la cara, afortunadamente no me reconoció porque siguió de largo mientras prendía un cigarro.

— ¿Qué fue esto? — susurré.

¿Ella y Emiliano ya había finalizado su relación? No, eso era imposible porque hace unos días estaban juntos siendo la pareja perfecta, incluso él volvió a su asiento original y dejó de hablarme cuando estaba con todos sus amigos.
Aunque pensándolo bien, él no tendría porque reclamarle nada a nadie porque también hizo lo mismo conmigo.
<< Esto es una locura >>

Caminé hasta la casa de Pame, amiga de mi mamá, al llegar, no dudé ni un segundo y golpee la puerta unas cuantas veces, esperé pacientemente a que alguien abriera pero no fue así. Ya estaba decidido a irme cuando escuché que una señora me habló.

— Lo siento, estaba terminando de bañar a mi hijo — la señora tenía la blusa mojada, al menos no era una mentirosa — ¿Eres el hijo de Salmi verdad? — ¿Salmi? Era la primera vez que escuchaba eso, me resultó tan gracioso que una pequeña sonrisa se escapó sin mi permiso.

— Si, ella me mandó aquí para traerte esto — extendí mis manos para que tomara los libros, ella inmediatamente lo hizo.

— Muchas gracias — quería decir mi nombre pero no se lo sabía.

— Alex, me llamo Alex — dije rápidamente.

— Muchas gracias querido Alex.

Ya estaba a punto de irme, escuché la voz de Bren, ella estaba hablando por teléfono con alguien, no logré escuchar lo que decía pero se podía escuchar que estaba algo molesta.
Su voz comenzó a dejar de escucharse, ya que se había ido de la casa.
No quería preguntarle a Pame sobre Bren pero debía hacerlo, algo dentro de mí me insistió para que yo lo hiciera.

— ¿Esa chica es tu vecina?

— ¿La que se acaba de ir? — señaló con su dedo pulgar la casa de al lado. Yo asentí con la cabeza mientras levantaba las cejas — No, ella no vive aquí, solamente viene cuando quiere estar con su novio a solas. Esta casa le pertenecía a su papá, el señor Rubio, sin embargo, al morir se la dieron a ella, ya que como es hija única y así lo decidió su padre porque no quería que su madre junto a su nueva pareja la tuvieran.

No podía creer lo que la señora Pame había dicho, eso quiere decir que mantiene una relación secreta con Dante desde hace tiempo, y solamente está con Emiliano por alguna razón.
Ya casi se hacía oscuro, debía irme lo antes posible para poder llegar a tiempo.

— Muchas gracias señora Pame.

— Gracia a ti, y por favor salúdame a tu mamá

Mientras caminaba por la ciudad, mi mente no podía dejar de pensar en todo aquello que la señora Pamel me había platicado, realmente Bren parece amar mucho a Emiliano pero entonces como explica lo de Dante.
Muchas veces solemos decir de frente que amamos tanto a una persona pero a sus espaldas no es así. La mayoría suele ser egoísta en el amor porque cuando tiene a alguien a su lado a pesar de no amarlo suficiente como se supone que debería ser, deciden retenerlas a su lado para poder llenar esos vacíos que ni siquiera ellos mismos pueden llenar por su cuenta o con otras personas con las que también están jugando.

🍂🍂🍂

Ya había caminado lo suficiente, la noche ya estaba muy cerca, afortunadamente ya me encontraba cerca de casa, decidí pasar por el callejón de los sueños, así se hacía llamar, ya que puedes conseguir todo lo que quieras, incluso cosas que se vendían en diferentes décadas.
Era un callejón con mucha luz, es la razón por la que siempre que se hacía de noche prefería pasar por el porque no me preocupaba de nada.

De repente algo llamó mi atención, eran unas pulseras que brillaban en la oscuridad, realmente quería una de esas.
En ese momento recordé cuando mi hermana estaba en secundaria y yo en la primaria, ella un día llegó a casa con dos pulseras brillantes, ambas tenían escritas la frase "Yo te protejo".
Me dijo que siempre debíamos tenerla y nunca quitárnosla, lamentablemente con el paso del tiempo se deterioraron y ninguno se dio cuenta que ya no la tenía en su muñeca puesta.

Comencé a ver todas, mi emoción era enorme, habían tantas que no sabía cuál elegir.
Al final vi un par de color morado, el color favorito de ambos que decía "Estoy contigo por siempre" las tomé y supe que esas eran las indicadas, así que no dudé ni un segundo en adquirirlas antes de que alguien más se apoderara de ambas.
Una vez que las compré solo seguí caminando, seguí viendo algunas cosas pero nada llamaba mi atención.
Al no tener nada más que fuera de mi agrado decidí irme pero al mirar el puesto de helados se me antojó que sin darme cuenta ya mis piernas estaban dirigidas hacia aquel puesto.
Ya estaba a punto de entrar cuando una silueta se me hizo muy familiar, si, era Max.
Me alegré mucho de verlo, ya que en el instituto solamente había asistido un día y desafortunadamente no pudimos hablar para nada porque se retiró antes.
Me quedé viéndolo desde donde me quedé parado y cuando levanté mi pierna derecha para dar un paso rápidamente lo bajé al ver que no estaba solo, Olivia era su acompañante. Ambos estaban ahí pasando un momento juntos como la pareja que son. Yo comencé a retroceder y sin darme cuenta choqué con alguien haciendo que ambos cayéramos al suelo, el sonido fue tan fuerte que todos miraron pero antes de que Max y Olivia me vieran salir corriendo del lugar sin importarme el desastre que había hecho.
Mis ojos comenzaron a quedar nublados por las lágrimas que salían sin parar, mi corazón latía mucho más rápido de lo normal, sabía perfectamente que Max y yo no éramos nada, incluso en estos momentos me podía atrever a decir que no éramos ni siquiera amigos pero entonces ¿Por qué me sentía así? Ya estaba harto de sentir mil cosas por él porque probablemente él no sentía lo mismo por mi.
Me sentí la persona más tonta, todos juegan conmigo a su manera sin importarles nada.
Ya no quería sentirme así y la única manera para evadir y eliminar todo era sacar de mi vida para siempre a Max y también a Emiliano, ya que la única persona que está sufriendo era yo y eso no era para nada agradable.

EL CHICO DE LA CLASE 53Donde viven las historias. Descúbrelo ahora