Capítulo 9: integrantes nuevos

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Llegamos tarde a casa, así que al entrar a casa vimos que todas estaban dormidas. Le digo a Ainara si tenía hambre para hacer algo de comer y me dice que no, que solo estaba cansada que necesitaba dormir. A lo que le respondí que subiera a la habitación,  se cambiase al pijama y se metiera en la cama. A los pocos minutos subí yo y al meterme en la cama, vi como me llegaba un mensaje de otra amiga. Ella era Irache. Me estaba escribiendo ya que estaba con un amigo suyo llamado Héctor.  Me decía que si se podía ayudarla a salir de la casa de Héctor ya que se les había caído el techo encima y no sabía como iban a estar y también que si se podrían quedar un par de días conmigo.
Ainara me estuvo observando un rato y me dijo que si podía dormir conmigo. Yo me volví a extrañar, pero acepté.  Le dije que si mañana me acompañaba a buscar a unos amigos y ella aceptó.  Apagué  el móvil y me acosté.
Ainara me preguntó si estaba despierta aún, a lo que le dije que si. Y acto seguido empezó a hacerme preguntas.
¿Por qué haces esto?¿por que me ayudaste si no me conoces mucho? ¿Por qué ayudas a la gente?¿Porqué eres tan buena con la gente que no lo merece a veces?
Me sorprendí bastante al oír ese tipo de preguntas. Mientras me las decía empezó a sollozar. 
Eyeeyeyey,  tranquila tía, espérate, relájate un poco y repiteme las preguntas. Dije acariciándole la cara mientras se la sujetaba.
¿Porqué haces esto? Me dijo.
Hacer el qué?
Esto de ayudar a la gente, dejarles tu casa y no sé. ¿Por que eres así?
¿Ser como?
Ser tan buena persona, amiga.. Ojalá más personas como tú  tío. Ojalá.
Yo al oír esto me sorprendí por que no pensé qué me diría algo así. Me quieres hacer otra pregunta? Le dije.
Sí. Me respondió. ¿Por que me ayudaste si no me conoces tanto?
A ver, yo es que, no sé.  Si me pasara algo malo, me gustaría que mis amigas me ayudasen, por eso es que ayudo a mis amigas ahora, en momentos difíciles.  Me entiendes?
Sisi, si te entiendo. Pero de verdad, ojalá más personas con tu mismo corazón.
¿Porqué eres tan buena con la gente que no lo merece a veces?
No se, hay veces que yo ayudo a la gente sin esperar algo a cambio, pero no sé. Simplemente me gusta ayudar y  cuidar. Es algo que me gusta hacer desde pequeña.
Por cierto, ¿por que estabas sollozando antes? ¿Que te pasaba? Dije.
Es que me sentí rara.
¿Rara? Le dije.
Sí, rara. Es que eres la única amiga que tengo. Mi familia... bueno, ya sabes esa historia. Y no sé, sinceramente los echo tanto de menos..
Ayy, te entiendo. Pero tienes que seguir hacia adelante, aún que te cueste mucho. Yo te entiendo, sinceramente.  He perdido a mis padres, y a toda mi familia. Mi única familia que me queda, sois vosotras. Mis únicas amigas.
Sé como te sientes, pero seguro que se te pasará.
Acto seguido se puso a llorar.
Ey ey, Ainara, tranquila, todo va a estar bien, ¿vale?. Cualquier cosita que te pase o lo que sea me dices. Le comenté.
Ella me empezó a abrazar y a llorar desesperadamente.
En cuanto pude, la tranquilicé y le hice mimos en el pelo para que se tranquilizara. Un ratillo más tarde, consiguió dormise.

A la mañana siguiente me desperté con Ainara pegada a mi como una sanguijuela. La intenté despertar mimosamente, pero no obtuve respuesta. A los pocos minutos  lo volví a intentar y ya sí funcionó.
Buenos días dormilona. Le dije. ¿No querías venir a ayudarme con unos amigos?
Sisi, pero ¿que hora es? Me dijo.
Son las 9 de la mañana. No es muy temprano ni muy tarde, sabes. No quiero llegar a casa súper tarde. Le respondí.
Ella simplemente me sonrió  y me dijo que en unos minutos estaba lista para ayudarme.
Al bajar a la cocina para desayunar, cogí un papel y un boli y les escribí una nota a las demás.
*nota*
Chicas, Ainara y yo nos vamos a buscar a un par de amigos míos que están atrapados en no se donde.
Si podéis ir a "comprar" (....)
Gracias chicas.
*Fin nota*

Pasaron unas horas y ya llegamos a la casa de estos dos. Todo estaba destrozado. Ainara me dijo que cómo se llamaban para pegar gritos y que les ayudasemos a salir de ahí. Le dije que se llamaban Irache y Héctor.
Estaban en una habitación, ya que a Héctor justo le habían operado de los gemelos por un músculo que se le había atrofiado.
Él estaba tumbado en la cama y ella estaba tirada en el suelo, con la cara llena de sangre. Al entrar olía a polvo y humedad ya que hace varios días empezó a llover. Por suerte Irache no tuvo nada serio encima, pero Héctor casi muere aplastado por el techo. En lo que quedaba de habitación, tenía varios posters, y un libro en concreto que a mi me llamó la atención: "Invisible" de Eloy Moreno. Nunca pensé que a él le gustase leer. Ainara me ayudó a sacar a Irache de en medio para que no se le callese la otra mitad del techo y nadie corriera peligro. Yo sin embargo me quedé a ayudar a Héctor. Vi que en un rincón de la habitación tenía unas muletas, le dije a Ainara que me las pasara ya que iba a ayudar a Héctor. Intenté sacar la gran cantidad de techo que quedaba encima de Héctor. Al intentar sacarle se derrumbó la otra mitad de casa que quedaba en condiciones.
Por poco nos mata. Dije.
Ya ves. Me dijo Héctor.
Irache, ¿estás bien? Dije.
Sí y esa amiga tuya, ¿donde está? Me comentó Irache.
¡Ainara! Dije pegando un chillido.
Irache sal fuera de esta casa (si se puede llamar casa) con Héctor y poneos a salvo. Porfavor. Le repliqué.
¿Donde coño estará esta chica ahora? Dije.

Pasaron unos minutos, que para mi fueron eternos. Resulta que Ainara estaba debajo de los escombros del techo, y tenía una pequeña herida. No esperé ni un minuto más y la saqué de ahí lo más rápido que pude. Por mi bien y el suyo, claro. No quiero que se muera hombre.
Al salir Héctor estaba en muletas con Irache al lado. Ainara se hizo un poco de daño en el tobillo, por lo que no podía andar bien. Irache estuvo ayudando a Héctor todo el camino y yo a Ainara.
Al llegar, todas habían "comprado" lo que les dije. Dejé a Ainara en el sofá, y fui rápidamente a por un botiquín.  Héctor al entrar se sentó también en el sofá al lado de ella.
Ainara, donde que duele? Pregunté.
Me duele la cabeza y el tobillo.  Me respondió.
El tobillo ya lo sé, por eso lo tienes en alto. Creo que tienes una esguince. 
No me jodas. Me dijo.
Si, es que eres un poco loca. Esa casa estaba medio echa polvo, por no decirte que se te calló entera encima.
Déjame curarte esa herida que tienes y dejo de tocarte los cojones. Le dije.
No me tocas los cojones, al contrario, quiero estar contigo, quiero que me cuides. Me respondió.
Como que quieres estar conmigo pedazo de loca. A ver yo encantada de atenderte, pero no voy a poder estar contigo todo el día, eh. Le respondí con total sinceridad.
No te preocupes.  Con que estés conmigo un rato me vale. Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Alguna vez, alguien te había dicho que tienes una sonrisa preciosa? Dije.
No. Eres la primera. Gracias. Me dijo.

Aquella catástrofe nos unióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora