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Abril de 1933

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Abril de 1933

LOS AÑOS HABÍA PASADO Y SIN EMBARGO ELLOS LUCÍAN DE LA MISMA MANERA AUNQUE YA NO pensaban de la misma manera ya que ahora eran una verdadera familia, siempre decían que Edward era adoptado, un joven prodigio del piano y a su lado estaba su madre, Margaret una mujer dulce y risueña que pasaba sus días en casa rodeada de libros, luego estaba Carlisle un hombre honorable que pasaba sus días en el hospital, pero sin descuidar a su pequeña familia.

La vida parecía perfecta, pero luego una noche Margaret casi grita asustada cuando ve a su esposo llegar a casa con una joven casi muerta y parecía sufrir debido a la transformación así que no dudo en guiarlo hacia una habitación donde puedan atenderla.

Agradecía que Edward estuviera afuera cazando ya que la pobre joven estaba llena de sangre, comenzó a limpiar su cuerpo mientras acariciaba su mejilla y fue cuando noto todas sus heridas, la mayor parte estaban en sus muñecas donde parecía que le habían agarrado con fuerza hasta dejarle moretones, en su cadena había marcas de dedos y finalmente de en medio de sus piernas era donde salía la mayor parte de la sangre.

- Carlisle - lo llamo cuando salio de la habitación - ¿Qué sucedió? -

- Acabe el turno y ya estaba de camino, pero fue cuando sentí un fuerte olor a sangre y la encontré ahí - habla el hombre quien parecía demasiado pensativo - No podía dejarla ahí y mucho menos al ver sus heridas -

- Las vi - murmura la mujer - Pobre niña, debe de estar asustada cuando despierte -

- Actúe de manera imprudente - se regaña el rubio

- Carlisle ya hablamos sobre esto, lo hecho, hecho esta y ya no hay nada que se pueda hacer así que debemos de acomodarnos a las decisiones que tomamos y ahora está pequeña es nuestra responsabilidad -

El hombre asiente con la cabeza para luego observa a su esposa, el estaba sentado y ella de pie en frente suyo así que no dudo en acercarla a él para poder aferrarse a ella mientras sentía como acariciaba su cabello y espalda.

- Mamá - la rubia voltea viendo a Edward llegar mientras se cubría la nariz

- Eddie - habla asustada Maggie caminando hacia él - No temas, son solo rastros, la pequeña está durmiendo ahora -

- Fue abusada - revela el joven - En grupo, que asqueroso -

Aquello hace que la mujer apriete sus puños, había pensado que sólo fue alguien en cambio eran muchos y aquello la hizo enojar ¿Qué clase de animales eran esos hombres para hacer esta atrocidad? Ese joven rostro y cuerpo sufrieron por tanto, pobre niña.

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ROSALIE BAJABA LAS ESCALERAS DE ESA CASA DESCONOCIDA CON MUCHO CUIDADO DEBIDO A QUE no recordaba mucho de lo que había sucedido antes de caer dormida, lo último que sabía era la dulce voz de una bella mujer rubia que la llamaba "dulce niña" y fue cuando vio a esa misma mujer tarareando una bella melodía mientras caminaba de un lado a otro dándole agua a varias flores.

Media quizás un metro sesenta, vestía de un bello color azul pastel con varios detalles blancos que tenían formas de flores, su cabello rubio era sumamente bello y lo más curioso de todo eran sus ojos de un color ambar.

- Hola querida - habla con dulzura - Me alegro que hayas despertado, debes de tener sed, ven conmigo -

La siguió hasta la cocina donde le sirvió una taza de lo que parecía te, no sabía a te en su lugar era algo metálico, pero extrañamente alivio su ardor en la garganta.

- ¿Quién eres? - se atrevió a preguntar

- Me llamo Margaret, pero puedes llamarme Maggie, vivo en esta casa con mi esposo Carlisle, él fue quien te encontró y mi hijo Edward me ayudó a cuidarte - responde la mujer con amabilidad - ¿Y cual es tu nombre querida? -

- Soy Rosalie - se presenta

- Rosalie, que bello nombre -

- ¿Qué me pasó? Lo último que recuerdo es haberme visto con mi prometido y sus amigos, luego vino el dolor y finalmente te vi a ti -

La mujer la veía con pena y con cuidado tomo su mano.

- Mi esposo te encontró en el callejón sangrando, te trajo hasta acá para ayudarte y... Lo siento tanto querida, fuiste abusada - explica con una mirada de tristeza y había una pequeña chispa de ira

Ahora lo recordaba bien, todos esos hombre primero disfrutaron en verla sufrir y después comenzaron a turnarse, rogaba que pararan, lloró y grito para que finalmente la dejaran en la calle como si no fuera nada y ahora estaba ahí vestida un un bello vestido acompañada de una dulce mujer.

No pudo soportarlo y se paro enojada agarrando la taza de porcelana lanzando el objeto hacia la pared.

- ¡Esos desgraciados! - grita furiosa

En seguida recibe un cálido abrazo de la mujer quien acaricia su cabello mientras sigue tarareando esa bella melodía y fue cuando comenzó a sollozar, ella lo amaba, lo amaba tanto y él le hizo daño, dejó que la dañaran hasta dejarla casi muerta.

- ¡Maggie! - ambas rubias voltean encontrándose a un hombre con una bata y un joven castaño

- Rosalie ya despertó - anuncia con suavidad la mujer - Rose, ellos son Carlisle mi esposo y Edward mi hijo -

- Hola Rosalie - saluda el hombre - Debes de estar confundida, te daremos espacio y si necesitas ayuda aquí estaremos -

Con eso ambos abandonan la habitación, era lo mejor, seguramente por el momento no estaría cómoda con la presencia de hombres y parecía bastante cómoda entre los brazos de Margaret quien la abrazaba como una madre a su hija cuando hay una noche tormentosa y así era, pero la tormenta estaba dentro de Rosalie y aquella calidez era la mujer rubia.

Parecían una madre y una hija, compartían algunos rasgos, además la actitud de Margaret era tan maternal que era inevitable verla como una verdadera madre y realmente Rosalie se sentía segura con ella cosa que le daba un poco de celos a Edward que con el pasar de los días tenía que ver como aquella rubia obtenía el amor de su madre con tanta facilidad.


❝𝐌𝐀𝐓𝐑𝐈𝐀𝐑𝐂𝐇❞¹ || ❝ᶜʳᵉᵖᵘˢᶜᵘˡᵒ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora