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ESA TARDE POR UNA EXTRAÑA RAZÓN ALICE LE DIJO QUE LLEVARA MAS FLORES CUANDO fuera a visitar a su esposo cosa que hizo, pero se las dejo a su hija Rosalie para poder llevar algunos pastelillos a la secretaria del hospital que siempre era dulce con todos, pero durante su recorrido hacia la oficina de su esposo se pudo topar con una chica de cabello castaño, al parecer esa joven era Meredith.
Verla en persona era muy diferente a escuchar de ella, se veía tan dulce con sus rasgos suaves como con su ropa con bordados que supuso ella mismo hizo aunque algo que le pareció demasiado triste fue escuchar como hablaba con su madre, la mujer parecía preocupada, pero no lo necesario ya que en cuanto supo que estaba bien simplemente colgó de una manera tan fría, pero lo que le partió el corazón realmente fue cuando la castaña dijo que la amaba, pero se lo decía al aire ya que no había ninguna madre para decirlo.
Pobre niña, se veía tan dulce mientras recibía sus flores así que no dudo ni un minuto al acercarse para poder saludarla en cuanto escucho como halaga sus dotes para la jardinería.
- Que dulce eres al decir eso querida -
- Es una placer conocerla señora Cullen - la pequeña saluda
- Él placer es todo mio querida niña, Edward ha hablado mucho de ti - sonríe con dulzura
- Tiene bellas flores - halaga la castaña
- Gracias querida - de repente recordó porque estaba ahí la joven Swan debido a un accidente en la escuela - Escuche sobre el accidente ¿Estas bien mi niña? Debido ser muy fuerte para ti -
Quería asegurarse que ella estuviera bien.
- Oh, estoy bien - asegura con una suave sonrisa
- De acuerdo, pero cualquier cosa asegúrate de venir al hospital, mi esposo podrá atenderte si gustas - no se perdonaría si algo le llega a pasar a Meredith
- No, estoy bien - sonrío ligeramente y volteo cuando supuso que vio a su hermana mayor - Debo irme, pero fue un placer y díganle a Edward que muchas gracias por salvarme -
- Lo haremos dulce niña - vio en ella una sonrisa tan bella
Cuando volteo al lado de su hija observo atenta como la joven parecía feliz presumiendo sus flores a su hermana quien había rodado los ojos para luego abrazarla por los hombros.
- Es linda - comenta Rosalie
- Lo es - asegura la matriarca - Pero me parece triste que su familia parezca tan... Fría -
- Al menos tendrá a Edward con ella - ambas caminan con los brazos entrelazados - Debiste ver como Edd corrió hacia ella para luego cargarla como una princesa mientras pedía una ambulancia -
- Debió de estar asustado -
- Creo que él lo estuvo más que ella - ambas ven a Carlisle - Cuando la revise parecía más preocupada por sus flores aplastadas que por su propia salud -
- Bueno al menos se parece a Edward en eso, él podrá tener grietas, pero mientas su piano ente bien entonces todo lo esta -
- Se le llama prioridades Rosalie - se defiendo el castaño llegando para luego ver a su padre - ¿Ella está bien? -
- Si lo esta hijo - afirma el hombre con una suave sonrisa - Parecía más preocupada por las flores que por haber sido casi atropellada -
Edward sonríe ligeramente, los cuatro voltean cuando ver a las afueras a la castaña tomando con tanta delicadeza sus flores, ahora presumiendo su nueva adquisición hacia su padre quien la ver seriamente al no tomarse el tema con seriedad, pero poseía una suave sonrisa.
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Margaret sabía muy bien que ya hace algunos años los Volturi habían perdido el rastro de ella debido a que su aroma había cambiado demasiados además de estar mezclado con el de su esposo como el de sus hijos, pero de vez en cuando en la soledad de su hogar camina hacia una caja pequeña hecha de madera donde estaban guardados algunos vestidos de esa época.
La ropa que lleva ahora tiene más colores a comparación de esos vestidos que solamente eran de color negro o variedades del color rojo, pero lo más destacado de todo era aquel collar en forma de V con algunos rubí siendo este un símbolo del Clan, además aun poseía la última muñeca que Aro le había regalado ya que el resto se fuero deteriorando con los años, excepto esta debido al cuidado que tanto le había dado.
No extrañaba ser parte del Clan, puede que sonaba cruel, pero era la verdad, el solo recordar como atraían personas de distintas partes del mundo para luego llevarlas hacia la sala principal donde todos iban tras los pobres humanos para succionar su sangre mientras las paredes se llenaban de ese líquido como de los gritos de suplica o los llantos de dolor le eran un recuerdo horrible, debía de agregar también los juicios donde en su mayoría acaban con quienes creían eran los culpables cuando en realidad solo actuaban según su conveniencia, quizás por eso o más Alicent se había ido del Clan.
Aun recuerda vividamente cuando aquella pelirroja la tomó de las manos, a pesar de que su fuerza sobrenatural su agarre era débil como desesperado, sus ojos mostraban la suplica como sus palabras mientras le rogaba que escaparan cosa que no pudo hacer por la idea de dejar a sus hermanos, después de su quinta negación solo vio el cabello de su amiga irse mientras que ella se quedaba en el bosque lamentando la ida de su amiga.
Desde ese momento aquella depresión que la había perseguido comenzó, ese encarcelamiento se mantuvo durante años hasta que llegó Carlisle quien con esa dulce sonrisa como mirada curiosa logró irónicamente calentar su ser, cuando por fin huyo de ese Clan al lado de su pareja se sentía la persona más afortunada por tener a alguien tan dulce como su esposo, luego llegaron los niños y sin darle cuenta ya había formado algo más que un simple Clan, tenia una familia, una que amaba y que ellos la amaban.
- ¡Ya llegamos mamá! - grito Jasper
La mujer dejó su collar en la caja como si no fuera nada para luego bajar las escaleras recibiendo a sus hijos con besos, abrazos y palabras dulces.
