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1936 Forks
DEBEN DE VIAJAR CADA CIERTO LUGAR A LUGARES MUY LEJANOS YA QUE LAS PERSONAS siempre empiezan a sospechar cuando pasa cierto tiempo y ello no se ven afectados por el tiempo así que esa vez sería la primera vez que se mudaron a un pequeño pueblo de Estado Unidos llamado Forks, vivirán casi en el bosque del pueblo.
- Huele a perro mojado - se queja Rosalie tapándose la nariz
- Deben de haber muchos perros por este lugar o quizás sean lobos - dice Carlisle tomando algunas cajas
- Sea cual sea en realidad huele terrible - concluye la rubia
- Sonríe mi niña - anima la matriarca del clan - Es un nuevo lugar, podemos ir y descubrir -
Aunque pronto la mujer se tapo en seguida la nariz, le alegraba saber que no era necesario respirar ya que no soportaría oler más ese fétido olor a perro mojado.
- Podemos descubrir de donde viene ese olor y acabarlo - sugiere Emmett inocentemente ganándose una mala mirada de su madre - ¿Qué? -
- Solo vean esto como una nueva oportunidad - sonríe con calma la mujer
- Es mejor que vayamos a cazar - sugiere Carlisle saliendo de su nuevo hogar - Ya hemos viajado demasiado -
- Yo me quedaré aquí - avisa Edward
- Igual que yo - coincide Maggie para luego besar la mejilla de su pareja - Tengan cuidado y vean que Emmett no rompa de nuevo sus pantalones -
Aquello provoca risas para luego tres de ellos desaparecer dejando a una madre con su hijo solos en su nuevo hogar.
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Maggie y Edward pasaron todo ese tiempo acomodando su nuevo hogar mientras trataban de ignorar el olor tan desagradable de perro mojado, quizás por eso la mujer rubia preparo baño calientes con aceites aromáticos para tratar de evadir aquel olor y de paso tendrá a su familia limpia después de que hayan ido a cazar.
- Encontramos algo - avisa Emmett en cuanto llego
- Ellos eran el olor a perro mojado - informa Rosalie
Margaret los observa confundida para luego caminar hacia donde estaba su esposo, este estaba en su habitación ya en la bañera con el ceño fruncido así que con cuidado se acerca hasta él quedando al frente suyo sentada en la orilla de la bañera.
En cuanto el hombre la ve en seguida toma su mano para luego llevarla hasta sus labios dejando un suave beso en esta ocasionando aún más confusión en la mujer, en cambio Carlisle buscaba consuelo en su esposa.
- ¿Qué sucedió? - pregunta con suavidad
- Estábamos cazando cuando unas personas llegaron - comienza a relatar lo ocurrido - No eran humanos, pero tampoco eran vampiros... Nos llamaron fríos y dijeron que debíamos irnos de sus tierras -
No podían ser hijos de la luna, Caius hizo una masacre para acabar con ellos, sin embargo el olor a perro mojado solo debía ser porque eran metamorfos.
- Son metamorfos - concluye - ¿Crees que debemos hablar con ellos? Saben que somos, por algo los llamaron fríos, ya han visto a otros como nosotros -
- Podríamos tratar - responde el hombre rubio - Pero aún me preocupa nuestra seguridad -
- Si hay una mínima señal de que algo anda mal no iremos - promete la rubia
El hombre asiente con la cabeza para luego tomar la cintura de su esposa y empujarla hacia adentro de la bañera causando una risa en la mujer que fue callada debido a un beso por parte de su esposo.
Carlisle amaba demasiado a Margaret, la amaba realmente así que tenerla ahí entre sus brazos dándole todo el amor que se merece es como un tranquilizante y le agradaba pensar que sus hijos salieron de su hogar para que así pueda escuchar cómodamente los jadeos de la bella mujer que tiene como esposa quien se aferra a sus hombros en cada movimiento que haga.
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La manada Quileute estaba al frente del clan Olímpico, ambos estaban siendo iluminados debido al fuego como a la luz de la luna, esa noche el jefe Black como Carlisle se tomaron de las manos para sellar un acuerdo que será respetado por ellos como por la generación de la manada.
Los Cullen no podrán pasar el territorio acordado de la manada al igual que lastimar a algún habitante del pueblo y ellos a cambio no revelarán el secreto sobre la inmortalidad de la familia, los hombres más importantes de la manada fueron testigos de ese acuerdo y el resto del Clan también lo fue.
Con eso ambas partes se retiraron a su parte del pueblo, aunque por curiosidad Margaret volteo viendo como esos hombres se convertían en grandes lobos que corrían con velocidad, fue algo hermoso de ver así que simplemente sonrío ante la vista para luego tomar la mano de su esposo y así caminar hasta su nuevo hogar.
Mientras que en Volterra el Clan Volturi se llenaba de más poder, con personas nuevas, sin embargo, nadie olvida a la hermana mayor de los hermanos Volturi quienes le seguían el rastro a su hermana mayor, pero con el tiempo y las constantes mudanzas hicieron que nadie en el Clan supiera del paradero de la mujer.
Solo sabían que obtuvo una familia teniendo consigo dos jóvenes neófitos, ambos convertidos por su esposo y después de ellos se les perdió el rastro, ya nadie sabía dónde se encontraba la preferida de Aro, la alegría de Marcus.
Pero ahora la joven mujer era madre de tres niños que eran su adoración y era la esposa del hombre de sus sueños, no podía pedir más que eso ya que en esa familia que formó no había necesidad de demostrar que tan poderoso o sádico eras, no debías de imponer tu dominio en contra de otros o debías de matarlos solo porque no siguieron cierto tipo de reglas y nadie la mantenía encerrada en una enorme castillo, en cambio era libre de irse en cualquier lugar sabiendo que siempre habrá personas que las esperan con los brazos abiertos dispuestos a darle todo su amor como recompensa al que ya había dado, Margaret era feliz lejos de su clan anterior, porque para ella más que el Clan Olímpico era una familia, su familia.
