CAPITULO 29

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SEOKJIN

Llevo más de un mes yendo a reuniones. Y aunque todavía estoy un poco asustado, empiezo a sentirme más en paz con lo que pasó. Estaba conduciendo a la universidad en un día como cualquier otro día. Algo que había hecho tantas veces antes, y de repente, mi mundo cambió. Pero lo logré. Y ahora tengo a Taehyung y un cachorro que compartimos. Voy a graduarme el próximo semestre. La vida me dio una segunda oportunidad y no la voy a desperdiciar.

Fui a ver al amigo de Yoongi, aunque es uno diferente al que sugirió al principio. Este se especializa en ataques de pánico y me recetó un ansiolítico para aliviarlos. Hace casi un mes que los tomo. Y aunque al principio me daban un poco de sueño, me estoy adaptando. Tengo que decir que me preocupé un poco cuando leí que entre los posibles efectos secundarios estaba la disfunción eréctil, pero Taehyung y yo hemos comprobado que, de hecho, mis erecciones no se han visto afectadas. Gracias. Mierda.

Habría tenido que buscar otra solución, porque me encanta estar dentro de mi novio. Por supuesto, podría haber dejado que me follara. Estamos llegando a eso. Me ha estado acostumbrando a tener sus dedos en mi culo, jugando con mi próstata. Y pronto, sé que se lo pediré porque, es un punto mágico. Lo siento por los tipos que nunca experimentan esa mierda. Así  que la medicación ha ido muy bien hasta ahora. No me siento entumecido. Sigo sintiendo todo lo de aquel día, pero cuando estoy fuera del coche de Taehyung y agarro la manilla, no tiemblo. No siento que vaya a caer muerto de un ataque al corazón. Puedo respirar.

—Sabes que no tenemos por qué hacer esto—, dice Taehyung con cuidado, y yo sonrío.

La sonrisa de mi cara es totalmente sincera porque sé que no. Al menos no para retener a Taehyung. No va a ir a ninguna parte. Pero aún así quiero hacerlo.

—Lo sé. Quiero hacerlo. —Abro la puerta, mi ritmo cardíaco se acelera un poco.

Los pensamientos de aquel día vuelven a mi mente, e inspiro y exhalo lentamente. Me subo al asiento del copiloto y Taehyung se pone al volante, aún actuando con mucha cautela. Y lo entiendo. Los dos sabemos que puedo volverme loco en cualquier momento, pero cierro la puerta e inspiro y exhalo despacio.

Arranca el motor y se vuelve hacia mí. —¿Estás listo?

Asiento con la cabeza y miro la calle por el parabrisas. Hay unos cuantos coches, pero es primera hora de la tarde y no hay mucho tráfico. —Sí, estoy listo.

—De acuerdo. Dime cuándo estás listo para volver. No importa. Sin presiones.

Me inclino y lo beso antes de que ambos nos abrochemos el cinturón. —Conduce.

Me hace caso, pone el coche en marcha y arranca despacio. Sigo respirando hondo y charlamos mientras da unas cuantas vueltas a la manzana. Hoy no va a forzar, y lo sé. Se queda muy cerca de casa y, antes de que yo diga algo, vuelve a aparcar delante de nuestra casa.

—Lo has hecho bien.

Me rio porque me parece ridículo, pero también me alegro porque es un progreso. —Sí. Creo que lo hice.

Me besa y los dos salimos del coche antes de que lo cierre. Volvemos arriba para celebrarlo en su habitación hasta que un cachorro muy irritado nos exige que salgamos del dormitorio en el que nos hemos encerrado.

—Tengo que ir a trabajar. —Le beso la punta de la nariz y él sonríe, inclinándose hacia mí sin camiseta, aunque se ha puesto un par de pantalones grises que me encantan.

—Estoy pensando en contarle a Seojoon y Hyungsik lo nuestro.

Me sorprende, pero es una buena sorpresa. —¿Sí?

Asiente, mordisqueándose el labio inferior. —Te enfrentaste a tu miedo. Creo que yo también debería.

Le acaricio la mejilla. —¿Por qué tienes miedo de tus amigos?

Se encoge de hombros. —Bueno, seguro que habrá bromas sobre mí convirtiendo al hetero. —Sacudo la cabeza ante eso, sigo pensando que es una locura, pero no me molesta, salvo en la medida en que le molesta a él. —Y lo hace muy real.

Le doy un beso en los labios. —Es muy real.

Sonríe contra mi boca y luego apoyo la frente en la suya. —Ya lo sé. Se alegrarán, pero si fuera cualquiera menos tú, sé que también estarían preocupados.

—¿No crees que les preocupará que te haga daño?

—No—, dice sin esfuerzo. —Son listos. Saben que no me dañaras. —Me agarra la mano y la coloca sobre su corazón. —Y yo sé que tú tampoco.

Sonrío. —Míranos, superando nuestros traumas.

—Estamos superando esta mierda. —Está radiante, y me inclino hacia él y lo beso de nuevo mientras Yeontan salta sobre mi pierna, suplicando atención.

Suelto a Taehyung y me siento en el suelo para jugar un rato con el cachorro hasta que tengo que irme a trabajar. Me despido de Taehyung con un beso. —Buena suerte con tus amigos. Seguro que será genial.

—Suerte con tu reunión después del trabajo. Te estaré esperando despierto.

—Más te vale. —Le doy una palmada juguetona en el culo y me dirijo a la puerta.

Sigo asistiendo a reuniones. Me he dado cuenta de que para superar esto y curarme, mi tipo de recuperación requiere reuniones constantes y medicación. Es el plan y está funcionando, así que voy a seguir con ello. Creo que todos tenemos que encontrar lo que funciona para nosotros, y puede que me haya llevado algún tiempo, pero lo estoy descubriendo. Y me siento de puta madre.

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DAÑADO (Libro III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora