25

373 53 7
                                    

–Y ciertamente podría acostumbrarme a... –Me desperté y encontré a Hyunjin parado en mi estufa, con nada más que un par de pantalones cortos y una gorra de béisbol. Su espalda esculpida era musculosa y bronceada. Envolví con mis brazos su estómago y lo apreté por detrás, poniendo un beso sobre su hombro.

–Acabo de volver de una carrera y aún no me he duchado. Probablemente estés besando el sudor seco.

–Estoy seguro de que mi piel no es muy diferente después de anoche.

Hyunjin se giró y me rodeó la cintura con sus brazos. La sucia sonrisa de su cara me decía que recordaba lo sudorosos que estuvimos.

Sonrió.

–Rompiste la cama.

Me eché atrás.

–Yo no rompí la cama; tú lo hiciste.

–Estoy seguro de que tú eras el que estaba encima cuando el marco cedió.

–Tal vez, pero tú no estabas acostado ahí sin más. Tú eras quien estaba arriba desde abajo, ya sabes.

Hyunjin rio.

–¿Qué demonios significa eso?

–Puede parecer que me dejas tomar el control, pero en realidad nunca te rindes.

Su cara cambió, y parecía un poco preocupado.

–¿Y eso no te gusta?

Sonreí.

–No, me gusta mucho. Pero eso significa que has contribuido a romper la cama.

Hyunjin sonrió y me golpeó el trasero.

–Ve a sentarte. Los panqueques están casi listos.

–Está bien.

La semana desde que llegamos a casa desde Busan había sido felicidad absoluta. Hyunjin y yo éramos inseparables. Trabajábamos hasta tarde cada noche preparando las cosas para Signature Scent, y alternábamos entre dormir en su casa en Gangnam-gu y en mi apartamento aquí en Jung-gu. Probablemente debería preocuparme que pasáramos demasiado tiempo juntos, pero estaba demasiado feliz para dejar que nada lo estropeara.

Hyunjin colocó un plato delante de mí.

Me reí.

–Esto es adorable.

Hizo un gran panqueque y lo decoró con fresas partidas por la mitad formando rayos de sol puntiagudos y plátanos y fresas creando una cara.

–Así es como le gusta a Giss. Pero no te impresiones demasiado. Es el único plato que hago aparte de los macarrones con queso. No quiero que subas tus expectativas.

–Bien, no lo haré.

Hyunjin podría haber sido horrible en casi todo lo demás y aun así me desmayaría por él basado en lo considerado y lo increíble que era en la cama.

Decir que me estaba enamorando de este hombre sería quedarse corto. Unas cuantas veces esta semana me encontré sentado en mi escritorio sonriendo sin razón. Ni siquiera pensaba en nada en particular. Solo me sentía... feliz.

–En caso de que eso no te llene lo suficiente... –Hyunjin puso un plátano junto a mi plato.

Estaba a punto de decir que nunca comería panqueques y un plátano cuando vi las letras en la piel amarilla: Pla-rece que me tienes loco.

Cuando levanté la vista, Hyunjin me guiñó un ojo y volvió a la estufa como si no hubiera convertido mis entrañas en un montón de papilla.

Miró por encima del hombro, señalando mi plato con una espátula.

Destino o Casualidad (HyunLix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora