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Hyunjin

-¡Qué carajo! -Mis manos volaron hasta mi nariz.

-¡Oh Dios mío! ¡Hyunjin! Lo siento mucho. ¿Estás bien?

Mis ojos habían comenzado a lagrimear, así que asumí que esa era la humedad que sentía. Hasta que retiré mis manos y me di cuenta de que estaban cubiertas de sangre.

-¡Mierda! ¡Estás sangrando! -Yongbok agarró un rollo de toallas de papel del mostrador. Arrancó un montón, los hizo una bola e intentó empujarlos en mi cara.

Se lo quité de las manos.

-Lo siento mucho. ¡Yo... tú... tú me asustaste!

Presioné las toallas de papel contra mi nariz que brotaba.

-Dije tu nombre dos veces, pero no respondiste.

Se quitó un auricular inalámbrico de la oreja.

-Tengo estos y la música estaba alta.

Negué.

-Te encontrabas agitando los brazos, pensé que te estabas ahogando.

Yongbok frunció el ceño.

-Estaba dirigiendo.

-¿Dirigiendo?

-Sí, ya sabes, pretendiendo ser el director de una sinfonía.

Lo miré como si tuviera dos cabezas.

-No, no lo sé. No es frecuente que dirijas una sinfonía en la cocina de la oficina.

-Bueno, es una pena. Deberías probarlo. Es bueno para el alma.

-Creo que omitiré darle una oportunidad considerando lo bien que ha funcionado tu intento. -Señalé el rollo de toallas de papel-. ¿Puedes pasarme esos?

-Oh, Dios... todavía no se detiene.

Cambié las toallas de papel ensangrentadas por unas nuevas. Yongbok empezó a ponerse un poco pálido.

-Deberías sentarte -dijo-. Pon tu cabeza hacia atrás.

-Estoy bastante seguro de que eres tú quien debería estar sentado. Pareces un fantasma. Siéntate, Yongbok.

Se agarró a la mesa mientras se sentaba en una silla.

-No me gusta la sangre. Me hace sentir mareado. Quizás ambos deberíamos sentarnos.

Como no parecía que mi nariz planeara detenerse pronto, me senté frente a él. Yongbok siguió negando.

-Lo siento mucho. -Se llevó la mano al pecho-. No puedo creer que te haya golpeado. Fue una reacción instintiva. Ni siquiera vi quién se encontraba allí. Todo sucedió tan rápido.

-Está bien. Es culpa mía. A estas alturas debería saber que estás nervioso. Y no sabías que regresé. Leí mal la situación.

-¿No deberías inclinar la cabeza hacia atrás?

-No. Eso es lo último que debes hacer cuando te sangra la nariz. Pellizcas la parte blanda por encima de las fosas nasales. Inclinar la cabeza hacia atrás solo te hace tragar la sangre.

Su rostro se arrugó y se tapó la boca.

-Eso es feo.

Por primera vez, noté que sus nudillos se veían rojos. Dos estaban empezando a hincharse. Levanté la barbilla y señalé.

-¿Cómo se siente tu mano?

-Oh... no estoy seguro. -Estiró los dedos, luego hizo un puño antes de abrirlo de nuevo. No parecía que estuvieran rotos-. Es doloroso, en realidad. Creo que la adrenalina me atravesó, así que no lo sentí hasta ahora.

Destino o Casualidad (HyunLix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora