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Hace quince años

Tomé un libro de cuero marrón y lo acerqué a mi nariz para olerlo.
Dios, me encanta ese olor. Me recordaba a Roseanne Park. Llevaba una pelota de fútbol a todas partes y siempre la lanzaba al aire y la atrapaba mientras hablaba. Cada vez que la piel de becerro golpeaba las palmas de sus manos, el débil olor del cuero me hacía sonreír.

La señora que dirigía la venta de garaje era mayor y tenía una riñonera naranja sobre el estómago. Su cabello gris y crespo sobresalía en todas direcciones, haciéndome pensar que recientemente podría haber metido el dedo en un enchufe en lugar de enchufar la lámpara que estaba colocando en una mesa plegable.

Me acerqué a ella.

–Disculpe. ¿Cuánto cuesta esto?

Me miró las manos.

–Son quinientos wons. Pero pagué diez mil por él hace quince años en la venta de garaje de otra persona. Eso es lo que pasa cuando compras basura que realmente no necesitas. Terminas deshaciéndote de ella como la persona antes que tú. ¿Escribes en un diario?

No había notado la palabra “Diario” en la portada hasta que ella lo señaló. Sacudí la cabeza.

–Nunca he tenido uno.

Una mujer delgada con un suéter y el cabello recogido en una coleta caminó por la entrada con una cafetera en caja.

–Te daré seis mil por esto.

La anciana frunció los labios.

–¿No sabes leer? La pegatina dice que son veinte mil wons.

–Solo estoy dispuesta a pagar seis.

–Bueno, entonces puedes volver a caminar con tu delgado trasero hasta la mesa de donde lo sacaste y volver a ponerla en su sitio.

La mujer del juego de suéteres se quedó sin aliento.

–Qué grosera.

La anciana gruñó que la mujer regresara a su club de campo y me devolvió la atención.

–Entonces, ¿quieres ese diario o no? Necesito prestar atención a los clientes. Algunas personas no creen que los precios en una venta de garaje sean lo suficientemente bajos, así que se sirven de un descuento de cinco dedos.

Había pensado ofrecer trescientos wons desde que empezó con quinientos. Mi madre siempre dijo que deberíamos regatear en estas ventas. Pero esta mujer no parecía del tipo que negocia. Además, tenía los quinientos, ella había pagado diez mil, y le tenía un poco de miedo. Así que busqué en mi bolsillo y saqué quinientos wons.

–Me lo llevo.

Unos días después, fui a mi habitación después de la cena y cerré la puerta antes de sacar el diario. No quería que mi hermana irrumpiera y descubriera que escribía las cosas en mi mente. Definitivamente trataría de leerlo cuando no estuviera en casa, especialmente si sabía el tipo de cosas que tenía en mente últimamente.

Hace dos días, Rose me pidió que fuera su novio. Estaba muy enamorado de ella desde hace tiempo. Por supuesto que dije que sí, aunque mis padres le dijeron a mi hermana que no podía salir con nadie hasta la secundaria cuando se lo habían pedido, y yo solo apenas estaba entrando a esta. Antes de que Rose se convirtiera en mi novia, nunca me había puesto nervioso con alguién. Pero ahora me volvía loco cada vez que hablábamos. Sabía la razón: había salido con Eric Sohn antes que yo, y se habían besado. Nunca había besado a alguién antes, y ahora me preocupaba que pudiera hacerlo mal cuando llegara el momento. Así que pensé que podría ser una buena primera entrada en mi nuevo diario. Tal vez me ayudaría a averiguar cómo lidiaría con las cosas poniendo mis miedos por escrito.

Acostado boca abajo en la cama, moví los pies en el aire detrás de mí mientras masticaba la parte superior del lápiz y decidía cómo empezar. ¿Escribo “Querido Diario” o es la ciudad de los raritos?

–¿Yongbok? –La voz de mi padre y el sonido de él intentando girar la manija de mi puerta me sorprendió.

Salté, y el diario rebotó en la cama, dejando las páginas en el suelo.

–Ajá, ¿quién es?

–Es tu padre. ¿Qué otro hombre llama a la puerta de tu dormitorio y por qué está cerrada?

–Ummm... porque me estoy cambiando para irme a la cama.

–Oh. Está bien. Solo pasaba para dar las buenas noches.

–¡Buenas noches, papá!

–Buenas noches, mocoso.

Escuché sus pasos desvanecerse en la distancia antes de tomar el diario del suelo. Algunas de las páginas del medio se habían arrugado, así que fui a alisarlas. Pero cuando di la vuelta al libro, encontré palabras escritas en las páginas. Muchas. Confundido, leí unas pocas líneas y luego volví unas cuantas páginas. Mis ojos se abrieron de par en par al leer la parte superior de una de las páginas.

Querido Diario.

¡Oh, Dios mío!

Volví a pasar más páginas. Dos o tres estaban llenas de palabras, pero luego había el mismo comienzo.

Querido Diario.

Había páginas y páginas llenas. ¿Cómo no me di cuenta? Podría jurar que lo abrí en la venta de garaje. Pero, al volver al principio, me di cuenta de por qué no había manchado toda la tinta azul. Las primeras cinco o seis páginas del diario estaban completamente en blanco.

¿Pero de quién era el diario? La mujer dijo que lo compró en una venta de garaje hacía años. Entonces, ¿ella tampoco se percató? Tal vez debería volver y devolverlo. ¿O dárselo a mi madre y ver qué pensaba que debía hacer?

Aunque…

Tal vez podría leer un poco primero y ver si me doy alguna idea de a quién pertenecía el libro. No tenía que leerlo todo, solo una pequeña entrada. Eso sería todo.

Pasé de la primera página para asegurarme de estar al principio, y luego escaneé las dos simples palabras de la primera línea.

Querido Diario...

Solo una pequeña entrada. No podría hacer ningún daño.

No tenía ni idea entonces de cuánto volverían a atormentarme esas palabras.

Destino o Casualidad (HyunLix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora