Abrí el casillero y saqué los libros. No me sentía bien. Para nada. Sentía como si faltara algo. Como sí no hubiese hecho nada bien. No entendía que era lo que sentía. Y me molestaba mucho no saber la razón de mí vacio. Me encamine al aula. Los pasillos estaban desolados a excepción de uno que otro estudiante. Mí vista estaba en el suelo. Me de tuve en secó al chocar con alguien.
—Lo siento, preciosa—Una voz masculina se disculpó—
—Si. Ten más cuidado—Sin mirarlo continúe mí camino—
Está mañana tuve la sensación de ser observada. No tengo idea si se debió a lo paranoica que me dejo el chico del callejon o si se debe al extraño presentimiento que tengo. Cuándo tenía doce años en ocasiones tenía opresiones en el pecho como si algo fuese a pasar. Deje de sentirme así hace unos cinco años. Ahora resulta que volvieron esas extrañas sensaciones. Acomode mí bolso en mí hombro, desvie la mirada al ver a Juan con Jess. Un sentimiento de ira se apoderó de mí ser. Un malestar se adueño de mí estómago. Mordí dentro de mí mejilla. Jess sonrió al verme
—Bonita—Tomó mí mano—¿Adónde vas?
—Voy camino al aula. No quiero molestarte...
—No—Me interrumpió con una sonrisa—Puedes venir con nosotros. No nos molesta
—No—Acomode un mechón de cabello tras mí oreja—Olvide el libro de química. Voy por el
Sin esperar respuesta giré sobre mis talones y me dirigí a los casilleros. Me apoye en ellos y cerré los ojos. ¿Por que me sentía impotente? ¿Por que quería llorar? Suspiré. No iba a permitirme llorar. Yo estaba aquí para vengarme no para comenzar a sentir estúpidos sentimientos hacía él. Vine aquí por que es hora de hacerlos pagar por todo. La familia Londoño va a conocer la realidad que estoy dispuesta a enseñarles. No una realidad bonita. No. Los haré pagar una a una. No sabrán que los golpeó
—¿Estás bien?—Me llevé la mano al pecho. Me había asustado—
—Si. Sólo me siento algo mal
—¿Quieres que te lleve a la enfermería?—Negué—
—Oh, no. Estoy bien. Sólo debo.... Estaré bien
El chico sonrió. Tenía unos hermosos ojos azules. Lindos. Le sonreí por última vez y me dirigí al aula. Iba tarde. Tendría una citación. La veía venir. Los pasillos estaban desolados. No había nadie. Cruce a mí izquierda encontrándome con las escaleras al segundo piso. Subí de dos en dos, hasta detenerme en la puerta azul con pequeñas ventanas de cristal. Observé al profesor dirigirse a la clase. No quería interrumpir. Todas y cada una de las miradas de los estudiantes estarían sobre mí. No me agradaba esa idea. Giré sobre mis talones para dirigirme escaleras abajo, entonces la puerta se abrió
—Señorita Graham,¿Acaso no va a entrar a mí clase?—Di media vuelta y lo observé a los ojos. Tenía los brazos cruzados en una pose que decía "Espero una explicación"—
—Oh, no. Sólo olvidé mí libro. Es todo—Sonreí, intentando lucir dulce o adorable. No quería ir a castigo—
—Pase—Ladeo la cabeza. Asentí—
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Dulce Venganza(Maluma) (Editando)
AcakAquella venganza se convirtió en un gran amor digno de contar Primer Libro