capitulo 16: La cita perfecta.

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10/01/27

Sebastian

Estaba sentado en una banca de tantas que abia en el parque, estaba vestido con una camisa gris con una playera blanca, un pantalón oscuro y unas botas cafeces, algo elegante.

Estaba esperando a Valentina mientras escuchaba "I Wanna Be Yours" de un momento a otro, mi cerebro reproduce algunos recuerdos, momentos más felices con ella y se me escapa una leve sonrisa en mi rostro.

Pasaron algunos minutos y entre tanta gente que abia por el lugar, una brillante luz iluminaba mis ojos, era...ella, la belleza personificada.

Con su hermosa sonrisa iluminaba todo aquel que la veía, su hermoso vestido negro liso con decoraciones de tipo diamantes, era un vestido algo corto pero hermoso, su rostro era precioso, no se necesitaba tanta pintura para serlo, solo sus sombras y sus labios pintandos de un rojo carmesí  y su cabello dorado algo rizado, simplemente bella y a quienes la veía me daría la razón.

—Hola bebe, mi amor. —dijo mientras se acercaba a darme un beso entre mis labios.

—Hola cariño. —correspondía el beso con la misma intensidad.

—¿Lista para la cita? Mi amor? —lo decía mientras agarraba su mano firmemente y con una sonrisa en mi rostro.

—Sip, cariño. —afirmaba con tanta felicidad que también apretaba mi mano.

Pedí un taxi para qué nos llevara aún centrocomercial, el más bonito.

Ella miraba por el cristal del carro con una sonrisa luminosa, en cambio yo la miraba con felicidad, cada parte de ella lo amaba incluso cuando arrugaba su nariz se veía hermosa. No dejimos nada durante el viaje pero no era un silencio incómodo, de hecho era de vergüenza, no queríamos que ninguno supiera como nos tratamos el uno al otro pero nos despertamos del aquel silencio cuando vimos que el carro paro enfrente de un enorme centro comercial y muy bonito.

—Listo, joven. Les traje el mejor de todos. —decía mientras se volteaba a nuestra dirección y con un ojo guiñando.

—¿Cuanto seria, señor? —Digo con una tonalidad fría y tranquila "queria verme imponente".

—Ejem..sería cinco dolares.

El sigue el juego.

Le daba el dinero, salgo del carro para despues irme al otro lado y abrir la puerta para que saliera ella.

—Tenga joven, el cambio.

—Eh.. Quédeselo, no se preocupe y gracias, que tengan una linda tarde. —lo decía mientras me alejaba del carro, agarrando la mano a Valentina con la misma firmeza.

El taxista algo confuso se lo agradece, lo bendice y se iba a seguir trabajando.

—Vamos mi amor, la pasaremos genial. 

—¡¡Siiii!! Vamos por un helado, quiero de chocolate el mio por fis. —sonaba muy feliz, como si fuera una niña.

—Jaja claro ven mi niña, vamos por tu helado.

—Shiii —lo decía con mucho entusiasmo.

Unos minutos después estuvimos caminando y apreciando algunas tiendas de interés que nos llamaron algo de atención hasta encontrar la heladería y por suerte el local estaba algo vacío.

Pedimos nuestros helados..obviamente de chocolate, nuestro favorito. Nos sentamos y al poco tiempo la señorita nos traía el pedido, para la dama un cono de tres bolas de chocolate, bañado en chocolate y cubierta con chispas de chocolate blanco y para el caballero, un cono de cuatro bolas del mismo sabor con la cobertura del mismo sabero pero con una galleta agregada que estaba encima del helado.

Empezamos a comer nuestros helados tan felices como si fueran dos niños que nunca han aprobado el helado.

—¡¡Esta muy delicioso!! —dijo con tanto entusiasmo que por poco se le caía el helado.

—Jajaja cuidado que se te puede caer. —bromeé mientras le daba un mordisco a la galleta.

—Ay no no no, cállate, no quiero que se me cae mi heladito. —dijo con un tono más tierno y llevando su mano a la mejilla para verse más tierna.

—Espera..tienes chocolate en tu mejilla. —agarraba una servilleta, me acerco y limpio su mejilla mientras la miro a los ojos con claridad.

—Te amo. —dije casi susurrandolo.

—Ujum.. también te amo..muchísimo. —dijo mientras agarraba un poco de chocolate con su dedo y lo embarra en su mejilla.

Me reía y ella vio una hermosa sonrisa en mi, una sonrisa de abundante alegría.

—Sigue sonriendo Sebas, me lo prometes? —decía mientras agarraba de la barbilla y lo miraba a los ojos con una ceja enarcada.

—¿Ujum?.. te lo prometo mi amor.

—Bien, bebe sigamos con la cita.

Después de comer los helados, nos fuimos al cine directamente, la pasamos muy bien, olvidamos de todos los problemas que había en nuestro alrededor y los obstáculos que tuvimos que pasar, en verdad...creí que hiba funcionar pero no todo es justo no? Jamas lo es, esta vida es tan...linda y hermosa y..muy injusta a veces, a veces necesitamos ser más fuertes para afrontar los desafíos que la vida te pone..tuvimos nuestro primer y última cita..una que jamas la olvidaré.

...

—Dio un suspiro de alivió.—
—Aaaah, que increíble día mi amor, fue un lindo día hasta me siento con más energías.

—hacia una mueca mientras se tocaba su brazo como si hiba al Gym.

—¿Encerio?  Me alegro que te sientas muy energica y feliz, hacia mucho que no veía tu hermosa sonrisa. —dije mientras sonrojaba un poco.

—Ujum, Ujum. Siempre haces que mis días sean menos complicadas, haces qué...Los días sean menos aburridos.

Con vergüenza se acercaba hacia aquel chico para tomarlo de la mano y apretarlo mientras ve a otra dirección, para ocultar su vergüenza.

Sebas entendió aquella indirecta y también toma su mano con firmeza y la sonríe.

—Eres todo para mi, eres todo aquello que un día deseé, eres muy hermosa como una nebulosa espacial, jejeje♡

Vale al escucharlo se sonrojaba más, poniéndose más nerviosa.

—Jeje, que tonterías dices mi amor, pero..gracias por decir siempre cosas bonitas dime..aún qué me estoy murie-

Aquel chico la agarraba del brazo y lo lleva a su pecho y la abraza fuertemente.

—Pueden pasar los días, meses, años, décadas, generaciones etc. Y amarte como la primera vez que te vi, yo..te amo con el alma, pues nuestras almas siempre estarán juntas, mi amor..

—Estamos en publico...bebe.. —decía susurrando y toda roja.

—Y que? Solo soy un poeta que está ebrio por tu amor.

El cielo se nubla un poco y empieza a llover ligero, todos comenzaron a usar sus paraguas, exceptos ellos dos.

—Y ¿si caminamos bajo la lluvia, mi amor? —propone mientras se sacuda su cabeza.

—Me encantaría hacerlo pero no me sueltes por que me resbaló. —chilla como si fuera una niña y lo ve con ojos de gatitos.

—Jaja, nunca lo haré, mi niña, ven vamos.

Nos tomamos de la mano y comenzamos a caminar hacia la casa, mojandonos y riendonos, sin importar que nos enferme...

Amor A DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora