Capítulo 10: El cafe del amor

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"Qué dure lo que tenga que durar, que dure días, meses o años, que dure una eternidad, qué dure un segundo qué dure un susurro, pero que sea contigo."

Mario Benedetti.

.....

Este año, el invierno será duro, fuertes tormentas se aproximan y nevara muy seguido.

Los padres..de Valentina están agradecidos por mi, por mi trabajo qué estoy haciendo con Valentina, en hacerla feliz lo más qué pueda.

Me sentí como un héroe que acababa de salvar a una anciana, es gratificante ayudar a otros, enserió un día podía hacer esto sin conocerla¿? Claramente no, era o soy terco, frío, no me interesaba nadie más, que a mi mismo. Sin embargo...aquí estoy, enamorado por una mujer que yo daría todo lo que fuera por salvarla, para ser honesto.. siento una impotencia, de no poder ayudarla más qué lo yo ofrezco, aún así.. no me arrepiento averla conocido..me hace feliz, me hace querer...ser mejor.

...

Estaba en el salón, viendo como cae la nieve. Traía puesto una chamarra y un gorro, ya que hacia frío en el salón. Mi buen fiel compañero se trajo casi lo mismo, pero doble chamarra.

Valentina ¡Traía lo triple! Triple chamarra, gorro y guantes. Literalmente parecía como un hombre de nieve. 

—Asumadre...que frío, verdad ustedes dos. —preguntó; volteandose a la dirección de los dos

Yo y Valentina respondiamos "si" al mismo tiempo, para despues reírnos de lo sucedido.

....

Me encontraba en el club de literatura, arreglando algunos libros por códigos y ordenandolos por género, luego seguía en ordenar los pendientes de la computadora del club.

—Se-sebas... me ayudas a.. llevar una caja pesada? —lo decía con un tono sumiso, sonrojandose, ya que no nos hablamos tanto.

—Claro que si presidente. —respondía con una sonrisa.

La chica se alivia y asentía la cabeza, posteriormente me señala la caja que debía moverlo.

La hago caso e iba a por la caja, me dirigía por donde quería que la dejará, para al final guardarlo en el almacén de materiales.

—Gr-gracias..
—No te preocupes, cualquier cosa puedes pedírmelo sin problema. —me giraba y la miraba con una sonrisa, algo que ella se sorprendió ya que no era tan "sociable" ni mucho menos andaba sonriendo a cualquiera, se percató que abia cambiado bastante.

—Has cambiado Sebas, cuando te conocí, eras como un muro de hielo e irrompible. —suelta una breve carjada, para despues devolverle la sonrisa.

—Supongo que tienes razón Presidenta, ya me voy a mi casa, ... te gustaría unirtenos? Pasaremos por la plaza. —lo decía mientras guardaba mis cosas en mi mochila y me la ponía.

—¡y-yo?! No..no gracias... —se encogía de hombros y se daba la vuelta para no verla que estaba toda roja.

La agarraba del hombro suavemente para que no huyera, en ese momento. Abren la puerta del club fuertemente y era Valentina que me estaba buscando para irnos.

Amor A DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora