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—¿Todas nuestras citas serán así?
—esto no es una cita, además, has sido tú el que ha insistido en montar aquí

Me encontraba de nuevo en el parque, que era inmenso, pero esta vez no dejaré que me vean con Amalia debajo de un árbol respondiendo preguntas estúpidas , así que , nos montamos en una barca alejándonos de la gente todo lo posible, claro que ella no lo sabe, cree que estoy siendo amable

—intento ser amable —dije
—Y lo valoro, pero tu amabilidad me ara vomitar aquí montada
—¿Te mareas en las barcas?
—En todo lo que vuele, flote o tenga cuatro ruedas
—¿Por qué?— la miré confundido
-¿Vértigo?
—No estás muy segura de tus palabras— deje de remar al notar sus nudillos blancos y su mirada perdida
—Ahora mismo no estoy segura de nada —al mirar sus ojos y ver el terror en su mirada me di cuenta de que no estaba jugando
—Eh mírame—puse mi mano encima de la suya —¿Qué te parece si nos hacemos preguntas de nuevo?
Asintió frenéticamente.
Esta vez fue mi turno de sacar el móvil, pero no solté su mano, es más, la acaricié, pero por pena, es más, me daba asco su simple toque, tan suave y fría. Pero sabía lo que era pasar miedo por vértigos, a mí me asustan las alturas.

—¿Cuál es tu color favorito?
—James por Dios eso lo respondimos ayer—dijo histérica por el miedo
—¿Así?
—¿No te acuerdas?- clavó su mirada en mí
—Ehhh, más o menos, no me acuerdo de muchas cosas de
ayer —rasqué mi nunca
—Amm...¿Bebiste?—preguntó preocupada
—Un poco...
—¿Y algo más...Drog..?
-¡No!- negué rápidamente - eso sí que no, podría probar muchas cosas, pero nunca la
droga— reí —¿Te incomoda que beba?
—Fue un día, una fiesta, no pasa nada...
La miré con una sonrisa —¿Es que acaso tú bebes ?
Todo en ella se sonrojó apartando su mano de mí olvidándose de su miedo—Yo no bebo...
—Oh oh — carcajeé- tu cara dice lo contrario
—Haber...si lo he probado
—¡Madre mía!—exclame moviendo la barca
—¡James!
-¡Eres una alcohólica!
—¡Pero que dices!
—¡La pequeña Amalia bebé!
—¡Por favor no exageres!
—¿Qué no exagere? ¡He echo un descubrimiento magistral!
—Oh por favor — exclamó con la cabeza entre sus manos —Fue una vez...en navidad
—Aaahh ¿En la fiesta que se honra el nacimiento de Jesús? ¡Pero Amanda!
—¡Es Amelia idiota, además no está confirmado que esa fuese la fecha exacta del nacimiento de Jesús!
—Pero bebiste — levante mis cejas una y otra vez burlándome de ella
—Olvídalo — dijo sonrojada
—Nunca...

Ambos reímos mientras las aguas se calmaban

—haz otra pregunta y olvidemos esto por favor
—Está bien... pequeña borracha—
Ella rio bajito bajando su falda blanca lisa, por fin, hoy no llevaba flores, pero si llevaba un lazo azul a juego con su camiseta, lleva unas sandalias marrones un poco patéticas y...un bolso de flores-¿Siempre llevas flores en algún lado?
-Siempre- exclamó con una sonrisa
-¿Y es necesario?
-Si
-¿Por qué?
-Me gustan, mucho...
-Se podría decir demasiado—señale—¿Por qué ?
—Me gustan sus colores, sus ramas, su naturaleza de crecer... fortalecerse por si solas, con la luz del sol y un poco de lluvia al mes, es fascinante
Asentí en modo de
respuesta— ¿Cuál es tu flor favorita?
—La Flor de cerezo...me encanta su color...
Algo dentro de mí se removió al escuchar a Amalia —A mi madre le encantaba la flor de cerezo, en casa siempre había pequeñas macetas llenas de esas flores...
—Es la más bonita...— me respondió
—Lo es...— Mamá era la más bonita, Amalia no hizo preguntas, nose si se dio cuenta de que era un tema del cual no quería hablar o simplemente no notó que ella ya no estaba, en cualquiera de las dos agradecí que no preguntase.

Amalia agarró mi móvil siendo ella ahora la que acariciaba mi mano

—¿Eres más de atardeceres o amaneceres?— pregunto con suavidad
—Atardeceres, en Australia hay una colina donde subía con mis amigos todas las tardes para poder ver la majestuosidad del cielo naranja
—En este pueblo no suelen ser muy bonitos — me fijé en el cielo, aún era bastante pronto para el atardecer— yo soy más de amaneceres
—¿Y eso?—pregunte
-Me gusta el color rosa pastel que se forma con el azul
Asentí dándole la razón
—¿Eras más de refrescos o agua?
—Refrescos —respondí
Amalia me miró
enfadada —Los refrescos son malos para la salud
Me encogí de hombros — de algo hay que morir
Amalia suspiró soltando mi mano sacando de su bolsa dos botellas de agua y una tartera con galletas
—¿En serio, galletas con agua?— Amalia enrojeció
—No lo pensé bien...es que solo bebo agua
—¿Incluso con galletas? ¿Sabes que existe la leche?
—La leche engorda...
—¡La leche es súpersana!
—La de este pueblo no
—¿Qué está, envenenada?
—Ja ja—río irónicamente
—¿Entonces solo bebes agua?— asintió— ¿nada más?
—A veces Nestea...
Mientras Amalia buscaba más preguntas, me recosté en un lado de la barca pensando, La leche engorda, volví a fijarme en su mandíbula marcada y sus delgados brazos
¿Amalia te alimentas bien?
Amalia levantó la cabeza confundida
—¿Qué dices?
—Has dicho que la leche engorda...
—La de este pueblo...
—Amalia vamos, — le corté —te dije que conmigo no tienes que fingir ser la cristiana perfecta...
—Me alimento bien James mira— levantó el táper con galletas—en otra situación no podría comer esto con todas sus calorías, pero aquí me tienes, comiendo galletas de chocolate
—Con agua — sonreí
—Con agua— sonrió

Flechazo por equivocación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora