Día 4. Parte I

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Casi no pude dormir pensando en las mil y un posibilidades que tengo en la cabeza respecto a lo ocurrido.

Hay tantas teorías y tan pocas pruebas. Por lo menos mi padre volverá mañana y entonces le diremos todo. Él sabrá qué hacer.

El despertador sonó pero como dije no dormí ni un poco.

-Catherine ¿dónde rayos estas?- murmuro levantándome de la cama - ¿qué es todo esto?, los mensajes, tus cosas en la escuela... Franco en la escuela- digo ya con desespero.

Esta situación y el insomnio me van a volver loca... ¡espera!, eso es... nos quieren volver locas.

Si bien mi nueva teoría no es muy alentadora, es al menos tan rara como todas las demás que tengo.

Después de mi rutina mañanera por fin escucho a mi hermano.

-Mantente alerta, ya sabes, cualquier cosa háblame o a papá, por favor- dice y me abraza. Hacia tanto que no nos abrazamos.

-Ok, no te preocupes, estaré pendiente- respondí.

-Te quiero mucho y no quiero que algo te pase.

-Lo sé, yo también te quiero- le digo y salgo a buscar a las demás.

Hoy es turno de la mamá de Gema de llevarnos al colegio.
Subimos a su camioneta y todo es igual que ayer, un silencio que apenas rompen los cuchicheos de Lea y Cloe.

Las observo y pienso ¿qué hubiera pasado si la desaparecida fuera alguna de ellas?

Probablemente la que estuviera aquí estaría echa un caos pues, sí que Cat no aparezca las ha hecho unirse sin importarles más nada, el no tener una a la otra seria desastroso.

-Se volverían locas- susurro.

-¿Cómo dices?- pregunta Judy, al parecer escucho lo que dije.

-Ya se los diré en el colegio- le hago saber y volteo hacia la ventana.

La ciudad vive como siempre, con los autos llevando a chicos y grandes a las escuelas, adultos yendo al trabajo, las paradas de autobuses llenas. Nadie parece preocuparse por la chica del anuncio, nadie parece fijarse que Catherine está perdida.

Llegamos pues y hacemos lo de siempre: locker, cada una su casillero, meter libros, sacar libros y acomodar mochilas.

-Sigue aquí- dice Gema señalando la cadena que dejaron ayer.

-No debemos tocarla, ni siquiera si nos llega el mensaje- les recuerdo.

Subimos a la clase de historia. El insomnio ya esta haciendo efecto, digo, me encanta esta materia, pero justo hoy y en mi estado es lo peor que me pudo pasar.

Cuando por fin el señor del tiempo considera que es hora de que descansemos suena el timbre del receso. Las horas me parecieron eternas.

-Ustedes dicen, pasamos a ver si hay algo nuevo en el casillero de Cat o bajamos directo al comedor- digo a las chicas. Por su cara adivino la respuesta.

-Creo que necesitamos un descanso, aunque sea pequeño de todo esto ¿no lo crees?- responde Lea.

-Bajemos a comer en paz.

Tiene razón, yo tampoco quiero ir a llenarme de más dudas a esta hora.

Bajamos y hacemos fila con el resto de los alumnos. Mientras esperamos busco con la mirada a Franco, pero no lo detecto.

-¿Qué tanto buscas?- pregunta Cloe.

-A Franco.

-Pensé que te empezaba a fastidiar.

-Me urge saber más de él, eso es todo.

-Si, claro- se burla.

-Es enserio, está en mi lista de sospechosos junto al clan pandorico, que por cierto tampoco los veo por aquí- le aclaro y confirmo que en efecto ninguno está en el comedor.

-Los pandoricos mayores nunca vienen los miércoles ¿no lo habías notado?- me dice ahora Lea.

-¿Cómo?... No, no sabía eso, pero ¿por qué?- cuestiono.

-No lo sé, solo es algo que noté desde el semestre anterior- responde y abraza a Cloe por la cintura.

-No lo hagas- le dice ella en voz baja. Noto el sonrojo en su cara.

-A sí que, ustedes dos...- les insinuó riendo un poco.

-Pero no debes decirlo- dice Cloe.

-A nadie, ni a Gabo siquiera- recalca Lea.

-Ok, nadie sabrá por mí, me alegra que al menos se tengan una a la otra en estos momentos y con todo esto.

-Y aun así es difícil llevarlo, esto es algo demasiado pesado para todas- dice Cloe llevando una mano a mi hombro.

Por fin compramos los desayunos y buscamos donde sentarnos. Ya ubicadas en una orilla del comedor les hago saber lo que he pensado toda la noche.

-Después de tanto darle vueltas al asunto, creo que esto de traer las cosas de Cat a la escuela lo están haciendo para volvernos locas- suelto sin más.

-¿Perdón, escuche bien, dijiste "volvernos locas"?- cuestiona Judy.

-Si, bueno, no locas como tal, pero tal vez paranoicas, sabes de lo que hablo si Pandora esta detrás de todo esto, esa es su forma de hacernos ver de lo que es capaz, que ella siempre estará por encima de nosotras.

-O sea, dices que Pandora quiere que le tengamos miedo y...

-Les recuerdo que no tenemos pruebas de que Pandora y sus huecos se hayan llevado a Cat- interrumpe Gema a Cloe.

-Pero tenía motivos, Maydan la dejo en mal delante de todos los invitados en su fiesta- subraya Judy.

-Y nos amenazó, su amenaza fue para todas, más allá de que le hice la broma, el simple hecho de presentarnos a su fiesta ya era motivo para hacerle hervir el ego- expongo.

-Pero eso no es una prueba contundente, además nadie grabo el momento, de haberlo hecho el Belain nos lo hubiera notificado y aun así no cuenta como prueba- insiste Gema.

-Gema ella dijo que lo pagaríamos y esa noche Cristiano nos advirtió a Cat y a mí de no ir a la cocina o a la alberca porque eran trampas, lo vez, ella preparo todo para que fuéramos el gran show de su fiesta, jamás imagino lo que yo hice porque ni siquiera yo lo imagine, fue algo espontaneo.

-Ok, supongamos que Pandora exploto en ira después de lo que hiciste y lo único que pensó fue en su venganza, entonces le llego de pronto el plan maligno, un secuestro... ¿por qué eligió a Cat?

-Gema, no la eligió, tal vez nos quería a todas, pero por desgracia ella fue la única a la que dejamos sola parada junto a la farola de aquella esquina- le recalco -se la pusimos en charola de plata- suelto el aire.

Como ya es costumbre nos quedamos en medio de un silencio incomodo, nadie se atreve a discutir algo más.

Nos vamos al darnos cuenta de que ya todos se han ido. No escuchamos ni el bendito timbre.

Pasamos al locker y este nos muestra que el misterioso atacante no ha perdido tiempo.

Junto a la cadena, que simplemente nadie ha movido del lugar, cuelga una bolsita transparente con los aretes y prendedor para cabello que uso Cat.

-Tomare la foto- les digo ya sin sobresalto, pero con el temor latente de que lo próximo que encontremos sea la prueba de que Catherine no volverá.

El llanto me invade, las chicas me abrazan y yo solo puedo pensar en una cosa: Pandora y sus amigos tendrán la guerra que están pidiendo a gritos.

¡Perdí a mi amiga! (Pleyado I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora