Pasamos todo el día en el sótano de la escuela; escuchando la fuerza con que rompía el viento en el edificio, los rayos chocando con cuanto tenían enfrente y con cada uno de ellos se cimbraba todo.
Apenas dormimos unas horas por la preocupación de la repentina tormenta y el mensaje del número de Catherine.
Vi llegar el amanecer según mi celular, mi alarma a sonado y entonces sé que son las cinco de la mañana con cincuenta minutos.
-Amaneció- dice Judy junto a mí.
-Sí, ya es de día, ya es jueves y Catherine sigue por allí con su vida peligrando a cada minuto- suelto con todo la rabia que me genera el haber pasado esta semana perdiendo tiempo con unos simples volantes y las señales más extrañas que aún no puedo descifrar.
No puedo creer que justo ahora que iba a mostrar las pruebas a mi padre, se nos viene encima esta cosa y trunca todo.
¡Mi padre! ¡Mi hermano!
Me incorporo de inmediato al recordarlos y busco señal por todos lados.
-No hay señal, de ninguna- me informa Mabel.
-¿Tú?- cuestiono de inmediato.
-Es raro ¿no?, siempre en bandos distintos y ahora solo estoy aquí, atrapada como todos- responde.
-De hecho todo es raro, pero ya que estás aquí, dile a tu desquiciada amiga Pandora que sabemos lo que le hizo a Catherine y lo pagara- le digo viéndola a los ojos ya frente a ella.
Sus ojos se abren con gran angustia, traga fuerte y trata de marcharse. Con esto me hace saber que tengo razón: los Pandoricos están detrás de todo esto.
-¿A dónde crees que vas?- la detengo y las chicas ya están a mi lado -¿por qué tanto susto con el mensajito para la bruja mayor?- agrego sin soltarla.
-Para nada, de hecho, no sé de qué hablas- se suelta de mi agarre tratando de sonar tranquila.
-Las tenemos en la mira Pandoricas, así que cuiden lo que hacen o tomen las consecuencias, si tu amiguita quería guerra, eso va a tener- le amenazó y ella se va en busca de Marian.
Apenas voy a contar lo sucedido cuando el director empieza a hablar por el megáfono.
-Buenos días jóvenes, el peligro a pasado, esa extraña tormenta se ha ido- se detiene y toma aire antes de continuar, no creo que sea bueno lo que continúe - no voy a mentirles, allá afuera como en el resto de la ciudad hay demasiados daños, encontraran un paisaje nada agradable- termina y pasa el megáfono a la subdirectora.
El bullicio no se hace esperar y es que siendo realistas, ese mensaje es lo menos que queríamos escuchar tan de mañana.
-Chicos tranquilos, sé que eso no suena muy alentador, pero ante todo, debemos hablarles con la verdad- comienza -los padres de varios de ustedes están afuera esperando, así que les pido que guarden silencio para que puedan escuchar su nombre en caso de estar en la lista.
Mientras ella pasa lista yo pongo al tanto a las chicas con lo de Mabel. Todas llegamos a la misma conclusión.
Seguimos con eso cuando Judy es nombrada. Nos despedimos de ella y enseguida nombran a Gema. Me alegro por ellas, al menos tienen la certeza de que su familia está bien.
El pase de lista termina; no puedo creer que nadie vino por mí, no puedo ni quiero pensar en que ya no haya nadie esperándome en casa, no quiero imaginar que "casa ya no existe".
Al poco rato nos acercamos al comedor improvisado para desayunar alguna de las cosas que aún están consumibles.
-Quiero ir al baño- digo delante de la profesora Melanie y esta me indica que los baños del comedor aún están en servicio.
Subimos pues para ir al baño. La barda se ha caído, algunos maestros barren los trozos de vidrio de las ventanas destruidas, hay ramas de árboles por doquier y ni siquiera me atrevo a ver más allá sobre la calle.
-Deberíamos ir por las cosas de Cat, si es que aún están- sugiere Cloe antes de salir.
-Pero debemos darnos prisa, ningún profesor puede vernos- dice Lea tomando su mano.
Me asomo para asegurarme que nadie nos vera ir hacia los casilleros y una vez segura de ello salimos a paso veloz, sin mirar atrás.
-¿Qué es eso rojo?- cuestiona Cloe al estar a unos metros de estos.
-Es el bolso que Cat llevo a la fiesta- respondo al llegar y ya por inercia tomo la foto de evidencia.
Saco una bolsa plástica que llevo en el chaleco y con ella tomo todo lo que hay.
De regreso al sótano una voz masculina me hace voltear de inmediato, es Gabriel, es mi hermano, está bien, está vivo.
Corro hacia él sin devolver la mirada a la prefecta que ahora también grita mi nombre al otro lado.
-¡Gabo! ¡estás aquí, estás bien!- exclamo teniéndolo ya cerca.
-Maydan- suelta ahogando un sollozo y me abraza con gran fuerza.
Desde que mamá se fue deje de abrazarlo, al igual que a papá, pero hoy en verdad necesito este y mil abrazos más; mi mundo cambio en menos de treinta minutos el sábado pasado cuando mi mejor amiga desapareció, agregamos que alguien ha estado trayendo a la escuela las pertenencias que usaba tal noche, sumémosle el recibir los mensajes más extraños y enredados desde el número de Cat y para finalizar esas horribles pesadillas. Claro que necesito miles de abrazos.
Una vez que Gabriel habla con la prefecta esta indica que puedo marcharme junto a Lea y Cloe pues sus madres le han pedido que también las lleve a ellas.
-Hay algo que debo informarles desde aquí- nos dice mientras avanzamos entre todo el desorden que ha dejado aquella tormenta.
-Pues dinos, vamos- digo algo inquieta.
-Parte del edificio colapso, al parecer la fuerza de esa tormenta arranco varias cosas, así que una gran roca fue a chocar justo por un lado en el piso cuatro y siguió sobre uno de los departamentos.
-No, no, no eso es... no es posible... ¿cómo una roca enorme?... ¡no!- titubeo con una sensación de querer arrojar todo lo que se me crucé.
Me siento furiosa, el solo hecho de pensar que habiendo tanta ciudad, una enorme roca vino a chocar justo con el edificio donde vivo.
¿Qué más me falta para que este mes acabe de ser el peor de mi vida?
-"Casa ya no existe"- murmura Lea y suelta el aire mientras echa un brazo por los hombros de Cloe y esta recuesta su cabeza sobre ella.
-"Todo cambiara a partir de hoy"- cito el mensaje de ayer.
¡Maldita sea vida!, que más golpes debo recibir de ti ¿qué más sigue?... me quiero morir.
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¡Perdí a mi amiga! (Pleyado I)
Short Story-¡Perdí a mi amiga!- grite al micrófono y a lo puro tonto a una bola de ebrios que ni siquiera me entendió. La dejamos solo un par de minutos afuera. Para cuando volvimos alguien dijo: -Siguio a un tipo, por alli-; y tras recorrer toda la cuadra...