Día 7. Parte II

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-Silencio- ordena Judy antes de que el carro de mudanza pase.

Nos hemos escondido detrás de la fila de árboles que están junto a las grandes paredes.

El conductor desciende y se acerca a la puerta. Mientras Cloe y Lea revisan las puertas del carro y tal como si fuera una bendición una de ella esta floja y logran abrirla.

-Corran- susurra Lea.

Gema es la primera en salir del escondite seguida por Judy y por mí.

Una vez dentro cerramos la puerta lo más suave posible para no ser descubiertas.

-Muy bien hay que escondernos lo más posible- les digo y prendo la linterna de mi celular. Ellas también lo hacen con los suyos.

-Aquí están algunos muebles de la casa- dice Gema.

En ese momento el camión avanza haciéndonos caer.

Avanzamos a gatas entre los muebles para buscar escondite.

-¿Qué se supone que hagamos ahora?- me cuestiona Lea.

-En cuanto abran alguien debe venir a ver qué cosas trae el camión para ordenar donde deben ponerlos y es en ese momento cuando debemos salir- respondo.

-Estás loca, es muy poco tiempo.

-Debemos hacerlo, no queda de otra.

Sentimos el camión detenerse y nos ponemos al tanto para cuando las puertas se abran.

-Muchas gracias- escuchamos afuera la voz de una chica.

Enseguida se oyen varios pasos alejarse.

¿Dónde podremos estar que hasta los pasos hacen eco?

Acabo de un rato todo es silencio, así que nos acercamos a la puerta para abrirla.

Al salir, lo primero que se hace notar es la oscuridad total del lugar y de nuevo utilizamos las linternas.

Estamos en una especie de bodega sin fin. Por más que caminamos no topamos con pared alguna y el eco de nuestros pasos solo me pone más nerviosa.

-¿Pero qué es esto, cuando llegáramos al final?- dice Gema ya con desespero.

-Tranquilas, no se suelten, tenemos que hallar una salida- les digo.

-Por allá hay una luz- señala Cloe.

En efecto se ve lo que pienso, es un foco, en la lejanía.

-Caminen sin soltarse- repito y empezamos a caminar hacia ella.

Nos pareció una eternidad el llegar hasta donde estaba aquella luz pero valió la pena; justo allí estaba una puerta que al principio se resistió a ser abierta, pero finalmente cedió.

-¿Dónde se supone que estamos?- susurra Gema.

-No lo sé, pero busquen un interruptor- les digo sin alzar mucho la voz.

Damos algunos pasos y una hilera de lámparas se prende como por arte de magia.

El lugar donde estamos es un enorme archivo. Hay estantería por doquier y un sin fin de carpetas en ellas. Cada pasillo pertenece a una letra.

-¡Wow!, esto si es una sorpresa- exclama Judy.

-Lo sé, creía que esto era una salida no una entrada.

-Y una entrada importante al parecer o ¿por qué estaría en medio de penumbras?- cuestiono.

Caminamos por el amplio pasillo de en medio. Todas las carpetas están marcadas pero no entiendo lo que dicen. Al parecer es otro idioma.

¡Perdí a mi amiga! (Pleyado I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora