Día 5. Parte II

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Caminamos entre las calles convertidas en corrientes de agua y en algunas cuidando de no caer por los escombros.

Sin duda esta había sido la peor de las tormentas que haya tenido la ciudad.

-Esto no puede ser- pensaba a cada paso.

Estaba a punto de perder la cordura, de estallar en un llanto lleno de rabia, de impotencia al ver todo esto y más al recordar que la semana está por terminar y no sabemos nada de Catherine.

Lea y Cloe caminaban de la mano. Gabo de vez en vez las observaba, como no queriendo creer lo que pasaba.

-Papá ¿está en casa?- pregunte casi en soplo de voz.

-Si, él está ayudando a los vecinos- responde -en cuanto pueda recibirá toda la evidencia que tienen- agrega y solo asiento con la cabeza.

Un sonido llama mi atención y me detengo. Viene del bolso de Cat, al parecer es su celular.

-El celular de Catherine- alzo la voz haciendo que las chicas y Gabo se detengan.

-¿Estás segura?- pregunta Cloe.

-Sí- le digo sacando el bolso de la bolsa de plástico.

-No lo toques- indica Gabriel y lo tomo con mi saco.

Abro la bolsa y efecto el celular de Cat suena sin cesar pero sin ningún nombre o número registrado, solo las opciones de responder o colgar.

-¿Qué hago?- cuestiono a mi hermano.

Sugiere que responda en alta voz y así lo hago.

Solo se escucha un sonido de campanillas y una leve música, muy suave, apenas detectable.

"El sol brillará de nuevo"

Aparece el mensaje en la pantalla y la llamada se cuelga.

¡Que rayos ha sido eso!

-Eso fue super extraño- comenta Lea.

-No había número registrado en ella- digo y Gabo me pide que lo guarde de nuevo.

Está igual de extrañado, pero no aceptará algo paranormal como respuesta.

Seguimos caminando. Nadie ha dicho una palabra más, pero la ciudad no está callada; hay personas pidiendo ayuda, niños y mujeres llorando, paramédicos que no se dan abasto, periodistas haciendo saber lo que sucedió a todo el país, a todo el mundo.

Somos una ciudad damnificada.

Cuando llegamos al cuadro donde está el edificio me detengo.

-¿Nuestro departamento aún está allí?- pregunto a Gabriel.

-Un poco, solo...

-Ok- le digo y continuo con pasos lentos y la mirada abajo.

Escucho cada vez más voces, todas comentan lo mismo: ¿cómo pudo suceder esto?

-¡Cloe!- escucho gritar a una mujer. Su madre.

Corre donde ella y la abraza. Las veo de reojo.

-Si mamá estuviera aquí ¿me recibiría así?- pienso.

Solo unos minutos han pasado y escucho a Lea alzar la voz cuando ubica a su familia. Cierro los ojos, no quiero seguir pensando en lo que ya no tengo.

-¡Maydan!- escucho mi nombre con fuerza. Es mi padre. No alzo la mirada -¿estás bien?- pregunta al llegar junto a mí y me toma en brazos.

Se nos une Gabo, en verdad esto es incómodo, al menos para mí.

Empiezo a moverme para hacernos separar. Y cuando lo logro estiro la mano hacia mi padre.

-Esto es todo lo que tenemos de Catherine- le digo.

-Maydan, cariño, hay tantas cosas por hacer ahora, la ciudad esta echa un caos...

-Y entre ese caos está mi amiga, pasando no sé qué cosas y esperando que alguien pueda ayudarla.

-Mi niña...

-Si no serás tú quien la busque, dímelo, y seré yo quien la encuentre- le digo con el mismo tono insípido.

-Estás loca, no puedes hacerlo, no sabes a que te enfrentas- me dice Gabo.

-Ok, entiendo- les digo y me siento en el suelo.

-Enviare elementos a buscarla, pero tienes que decirles todo lo que sabes- dice ahora papá.

Siempre funciona con él este viejo truco de fingir decepción.

-¡Maydan!- escucho de nuevo mi
nombre en una voz conocida.

-¿Franco?- alzo la voz y este me sonríe haciéndose paso para llegar a mí.

-¿Y tú eres?- le cuestiona mi padre.

-Franco Soler- se presenta -amigo de Maydan.

-Antony Martínez, padre de Maydan- responde tomando su mano.

-Estaré cerca- me dice Gabo y se aleja un poco con mi padre.

-¿Él es?- cuestiona poniéndose en cuclillas.

-Mi hermano, Gabriel- respondo.

-Supe lo que paso y vine en cuanto pude ¿cómo estás?

-Un poco aturdida, han pasado tantas cosas en tan poco tiempo, creo que enloqueceré.

-No digas eso, sabes que tienes el apoyo de tus amigas y el mío.

-Lo sé y gracias- le digo -¿por qué no estabas en la escuela ayer?- ataco sin más.

-Estaba indispuesto- responde al instante.

-¡Ah! Y ¿los demás también lo estaban?

-¿Los demás? ¿quiénes?

-Pandora, Jordan, Cristiano.

-No lo sé- me dice y se sienta a un lado.

Hay un pequeño silencio y entre este me surge una pregunta: ¿dónde paso él la tormenta?

-Dices que amaneciste indispuesto ¿no?- asiente con la cabeza - O sea que te quedaste en tu depa, es decir, pasaste allí la tormenta, pero ¿no te vez afectado en nada?

-No físicamente... fue algo horrible- me dice con la mirada fija en una barda y su respiración se empieza acelerar - debo irme, me alegra demasiado que estés muy bien, no quisiera que algo malo te pasara- se incorpora y empieza a marcharse sin devolver la mirada.

Si supiera que es parte de la lista de sospechosos que daré a los encargados de buscar a Cat.

-Así que Franco ¿eh?- me dice Gabo un tanto burlón.

-Lo conocí en la fiesta de Pandora, es conocido de Cristiano y la verdad, sospecho de él tanto como en los demás.

-¿Hay algo que lo incrimine?

-Un poco- pienso -no, solo es un presentir- respondo -si supieras que fui con él a su departamento con apenas unas horas de conocerlo- pienso de nuevo.

Mi celular suena y me hace dar un pequeño salto.

-¡No puede ser!- exclamo.

-¿Qué pasa?

-Es el número de Cat- respondo y Gabo busca rápidamente el celular en el bolso.

-Rápido- le digo -sácalo para ver que está pasando.

-Aquí está- dice y lo saca con su pañuelo.

Está totalmente apagado, pero mi celular sigue sonando.

Me cuanta hasta tres y respondo poniendo en alta voz.

La misma música leve con campanillas suena al otro lado.

"Nos vemos pronto"

Aparece un mensaje en pantalla.

Nos volteamos a ver sin dar crédito a lo que acaba de pasar.

-Dame una buena explicación.

-Le cambiaron el chip- responde Gabo.

Cat, donde quiera que estés, voy a encontrarte ¡lo juro!

¡Perdí a mi amiga! (Pleyado I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora