David
¿Puede una persona sufrir tanto sin ver los ojos de una persona? Yo les daré una respuesta.
Si, se puede sufrir tanto que hasta respirar te cueste porque no tengo a mi princesa a mi lado, porque han pasado más de dos días donde no puedo ver sus ojos, en los que no puedo estar junto a ella.
Dos días en los que evito constantemente encontrarla rondar por los jardines traseros del palacio para así evitar que nuestros ojos se vuelvan a encontrar, porque estoy seguro que nunca más la dejaré ir.
¿Así sería mi vida de ahora en adelante? Teniendo que esconderme para no verla, darme la vuelta para no chocar miradas y evitar que su cuerpo se acerque al mío.
Seguiré escondiéndome hasta que mi corazón deje de decir su nombre con cada latido que da, aunque dudo que en algún momento llegue a hacerlo, solo que con el tiempo todo aquello dejara de doler.
Todo se disipara como en una tormenta que en algún momento tiene que llegar a su final, donde las nubes se separan y el cielo vuelve con su brillo de siempre dejando los tonos grisáceos.
–¡Guardia David!– me habló el comandante.
Me puse firme con la mirada y espalda rectos, él se puso enfrente mío con aquel rostro tan frío e inexpresivo que un guardia debe de llevar.
–¡Si, señor!
–El príncipe Adam quiere verlo en el jardín trasero del palacio– asentí.
¿Para que ese príncipe me quería ver?¿Sabía lo que había pasado entre mi princesa yo y ahora me restregaria en la cara que se casaría con ella porque ella lo amaba?
Que cruel llega a ser la realeza.
Emprendí mi camino en cuanto recibí la orden del comandante, la mayoría del palacio se encontraba iluminado por las lámparas de cera que adornaban el lugar.
Vi como mi princesa salía del jardín trasero adentrandose en el palacio, se veía tan hermosa con aquel vestido morado y aún con el antifaz puesto pude reconocerla.
Se veía como lo que es...
Una princesa.
Cuando vi que ella ya había entrado por completo al palacio fue que seguí con mi camino directo a dónde el príncipe Adam me estaría esperando.
Al llegar vi su figura entre las sombras, su traje completamente negro y lo único que lo distinguía entre toda esa oscuridad era su melena rubia, él pudo notar que alguien lo observaba por lo que se giro sobre sus zapatos.
Pude notar un cigarrillo entre sus labios y después como expulsaba el humo de sus pulmones, estuvimos en silencio por varios segundos donde él dio unas últimas caladas antes de tirar el cigarrillo al suelo donde lo aplastó con la punta del zapato hasta apagarlo.
ESTÁS LEYENDO
La promesa del amor (Completa ✔️)
RomanceÉl brillaba con la intensidad del sol en su sonrisa, iluminando incluso la flor más marchita con su alegría contagiosa. Mientras tanto, ella se deslizaba en la penumbra como la noche, emergiendo con la misma delicadeza que la luna. A pesar de ser co...