Capitulo 05

124 15 1
                                    

Catherine

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Catherine


Algunos dicen que el verdadero dolor es ver morir a una persona, cuando realmente el peor dolor es ser lastimado por la persona que más quieres en el mundo. Ya sea de forma física o de cualquier otra forma que pueda existir.

La puerta de mi habitación se abrió de golpe lo que me hizo despertar y sentarme en la cama, mi padre se puso frente a mi cama.

–Quiero que te levantes, tienes clase con la señora Johana en una hora y quiero que hoy hagas bien lo de caminar derecha o sino ya sabes las consecuencias– sentenció.

Me quitó las sábanas tirándola al suelo para así tener que levantarme, pensé que me daría algún golpe o me tomaría del brazo obligándome a ponerme en pie para no perder más tiempo en cama. Pero me equivoqué.

Él salió de mi habitación cerrando de un portazo la puerta. Me levanté de la cama tratando de no hacer algún movimiento que me causará dolor.

Aunque al solo poner un pie fuera de la cama todo en mi dolió con tanta intensidad que casi me hizo llorar.

Tome de mi armario algunas toallas para tomar una ducha y poder quitar rastros de sangre, sudor o lágrimas que hayan quedado de hace dos días.

Al ver mi reflejo en el espejo de cuerpo completo pude ver cómo los moretones comenzaban a tomar un tono verdoso con algo de morado, en mi piel se podía notar más por lo pálida que es.

Decidí en ponerme un vestido rojo con las mangas largas y ajustadas a mis brazos, en la parte de la cintura lleva un cintillo con piedras y la falda es amplia y con algunos bordado, en la parte baja tiene algunos diseños se rosas, el escote es en forma de corazón y las hombreras son grandes. Con unos zapatos de piso rojos.

Me puse algo de maquillaje en el rostro para eliminar los moretones que se podían notar a simple vista, en mi labio roto solo agregue un poco de labial para evitar que se viera tanto, aunque con eso corría el riesgo de que la herida se infectara.

Una de las sirvientas me había traído hasta mi habitación el desayuno, eso me ahorraba tener que bajar por las escaleras y sufrir porque las costillas me dolieran como nunca.

Mi nana me había ayudado en recoger mi cabello en un moño con algunos mechones sueltos y un poco de flequillo.

–¿Por qué no te recuestas un momento mientras llega la señora Johana?– preguntó mi nana terminando de ajustarme el vestido.

–No puedo, mi padre puede entrar y verme acostada, eso lo haría enfurecer y volvería a lastimarme.

Me levanté de la silla, mi nana había terminado de peinarme, deje sobre la mesa el labial que había usado para ocultar la herida.

La promesa del amor (Completa ✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora