Amanecer en tu cuerpo

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Los rayos del sol entraban por la ventana de aquella habitación donde se respiraba amor y pasión, la pareja de enamorados se encontraba dormida abrazados, disfrutando la delicia de abrazarte al ser que amas después de hacer el amor.

-. Fer, ya me voy, voy al gimnasio y despues a desayunar con Lissette en su casa, ¿me llevas o me das dinero para un taxi? Dijo tocando la puerta con gran insistencia.

Ambos despertaron de inmediato, Fernando intentando tranquilizar a Victoria, que al escuchar la voz de Katia comenzó preocuparse, ¿Qué pensaría de ella al saber que había pasado la noche ahí?

-. Este, mmm, espérame, no puedo llevarte, te doy para el taxi.

-. Esta bien, solo voy a mi habitación por mi bolsa. Alejándose de la habitación de Fernando.

-. Si, te veo en la sala. Grito.

-. Fermando, mi abrigo. Dijo mientras Fernando se levantó rápido de la cama para ponerse el primer pantalón que encontró.

-. ¿Qué tiene?

-. Se quedó abajo, en la sala, ay no, ¿y si Katia lo vio, si sabe que estoy aquí? Ay no, no puede ser. Tapándose la cara con la sabana.

-. Tranquila, si lo hubiera visto ya hubiera hecho un escándalo, voy rápido a solucionarlo.

Fernando tomó un poco de dinero de su cartera y bajo rápido a la sala, tomó el abrigo de Victoria, quiso correr a esconderlo a la cocina pero escucho los pasos de Katia y como pudo lo escondió entre los cogines de la sala.

-. ¿Qué tienes? Estas muy agitado.

-. Nada, no tengo nada, solo que supuse que tienes prisa y baje lo más rápido que puede.

-. Ay, estas muy raro.

-. ¿Yo? Para nada nada. Rascándose la cabeza tratando de ocultar su nerviosismo.
¿A que hora vuelves?

-. En la noche, voy a pasar todo el día con Lissette.

-. Esta bien, yo estaré en la oficina.

-. Muy bien, ciao hermanito. Dijo saliendo de la casa.
Oye, ¿Estas seguro que no tienes nada?

-. Segurisimo.

-. Bueno, ya me voy. Cerró la puerta y se fue.

Fernando regreso a la habitación, encontró a Victoria de pie envuelta en la sabana recogiendo su ropa que había quedado regada por toda la habitación.

-. Ahora si, buenos días mi amor. Dijo acercándose se ella para darle un beso.

-. Buenos dias mi vida.

-. Que rico es despertar contigo. Comenzó a acariciarle los hombros sin dejar de besarla.

-.¿Katia se dio cuenta de que estoy aquí?

-. No, no te preocupes ni se entero. Besando el cuello de Victoria.

-. Fern, aah, espera. Trataba de detenerlo mientras él seguía besándola y acariciando su cuerpo por encima de la tala de la sábana que la cubría.

-. Déjame verte. Poco a poco logro que Victoria soltara aquella sábana dejándola caer al suelo.
Eres perfecta mi amor.

Aquella mañana se volvieron a amar sin reservas ni limitaciones, el mundo se perdió y solo existían ellos y el amor, el inmenso amor que se tenían.


Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora