Luna

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Que largos son los días cuando se tiene el corazón roto, Victoria creo a su alrededor aún barrera a la que nadie podía entrar, habían pasado ya cinco días desde aquel momento en que le arrebataron su felicidad e ilusiones de golpe.

La rutina de Victoria se redujo a dormir y llorar, Felipa tenía que rogarle para que comiera un poco y como respuesta a su preparación solo recibía negativas y de vez en cuando algunos gritos.

Fernando había sido trastalado al reclusorio, aunque los abogados intentaron evitarlo a roda costa, las pruebas lo hacían culpable, ahora tendrían que esperar la fecha para el juicio.

Después de la última conversación con Victoria, Fernando perdió las ganas de estar bien y salir, su mirada era triste y perdida, se había quedado sin el ser que le daba sentido a su existir, de pronto ya todo lo que pasara daba igual.


Departamento de Bruno.

-. De verdad tengo que felicitarte, la verdad es que no esperaba que las cosas salieran tan bien.

-. Te lo dije, solo era cuestión de esperar.

-. ¿Qué harás con mi madre?

-. Aún no se exactamente, pero no hay nada mejor que la gratitud de una mujer, en una de esas hasta dejo de trabajar y me la llevo a olvidar por todo el mundo.

-. Solo una cosa te voy a advertir que si le llegas a hacer daño te las vas a ver conmigo.

-. No te creo tu papel de hijo preocupado. Sirviendo whisky en un vaso.

-. Sea como sea, es mi madre y la quiero.

-. ¿Qué vas a hacer con el dinero?

-. Eso es algo que no te importa.

-. Tienes razón, no me importa en lo absoluto.

-. Necesito que me ayudes con otra cosa.

-. ¿Ahora que quieres?

-. Quiero la presidencia de la empresa.

-. ¿Cómo pretendes que haga eso?

-. Eres accionista no, tienes poder, piensa, piensa en algo.




Mansión Lombardo.

La noche cayó, ¿por qué las noches últimamente eran más oscuras? La luz de la luna entraba por la puerta del balcón.

Victoria estaba dormida en su cama, su rostro seguía reflejando una profunda tristeza.
Se encontraba abrazada de una de sus almohadas, como si tratara de calmar la soledad que sentía.

Una delicada caricia comenzó a sentirse en su mejilla, era una caricia tan dulce y familiar, pronto se vio acompañada por un ligero susurro.

-. Brujita, mi amor, despierta.

La voz tan familiar la hizo despertar de su sueño, girandose para quedar frente a frente.

-. Fer, mi amor, volviste.

-. Aquí estoy mi amor, termino esta pesadilla. Aferrándose fuerte al cuerpo de Victoria.

-. Mi amor, no lo puedo creer, estas aquí. Acariciando su rostro. Estas aquí. Uniendo sus labios urgencia a los de Fernando. No te vuelvas a ir nunca por favor.

-. Nunca mi amor. Dándole pequeños besos en los labios.

-. Te he extrañado tanto, no sabes la falta que me has hecho, estos días han sido un verdadero martirio.

Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora