Hay unos ojos

103 11 34
                                    

En la constructora para nadie era un misterio la relación de una de las dueñas de la empresa con el nuevo vicepresidente, poco a poco de iban a costumbrando a verlos llegar juntos y tomados de la mano y de vez en cuando darse en beso por los pasillos.

Victoria se encontraba en su oficina terminando unos detalles de sus diseños, se estaba sintiendo soñada porque por fin podría mostrarle al mundo su talento.

El sonido de la puerta la sacó de su concentración.

-. Señora Victoria.

-. Si Mari, dime. Dijo sin apartar la vista de las hojas en las que estaba trabajando.

-. Trajeron esto. Mostrandole el ramo de tulipanes rojos.

-. ¿Para mi? ¿Quién las mando?

-. Si, para usted, no sé quién las mandó, las trajo un mensajero, pero ahí está una tarjeta. Entregándole las flores.

-. Para que pregunto verdad, creo que es demasiado obvio quien las mando, gracias Mari.

-. Con permiso señora.

Victoria llena de ilusión comenzó a leer la pequeña nota, su molestia se hizo notar de inmediato, volvió a poner la nota el ramo, se quito sus antojos y los puso sobre el escritorio para después salir furiosa de su oficina, cada paso que daba denotaba su enojo, caminaba rápido hasta que llegó a la otra oficina a la que entró sin anunciarse.

-. Crei haberte dicho que te ahorraras tus regalitos. Aventando el ramo de flores al escritorio.

-. Victoria, yo solo quería disculparme.

-. ¿Disculparte? Por favor Miguel, esa nota dice todo menos una disculpa.

-. Perdóname Victoria, pero no puedo resignarme a perderte así de fácil.

-. ¿Perderme? Hace mucho que tu y yo... ya no existe, ¿por qué te es tan difícil entender que amo a Fernando?

-. Porque estoy seguro que es solo una ilusión, tu no lo amas, no lo amas tanto como a mi y él no te ama tanto como yo.

-. Miguel, no quiero discutir contigo ni hacer las cosas difíciles, somo socios, tenemos que llevarnos bien, no podemos seguir así, tienes que entender que la empresa es lo único que nos une.

-. Lo siento Victoria, no voy a darme por vencido, tarde o témpano tu y yo volveremos a estar juntos, te vas a dar cuenta que nos amamos.

-. Hablar contigo es como hablar con la pared, espero que lo entiendas pronto, yo jamas volvería contigo. Dio la vuelta para salir de la oficina.

-. Ya veremos Victoria, ya veremos.

Victoria salio de la oficina tratando de calmarse sus pasos eran rápidos, y el malestar de dolor de cabeza con el que había despertando poco a poco se hacia más intenso, entró a su oficina, tomó una aspirina e intento continuar con sus diseños.

Pasaron varios minutos en los que pudo volver a concentrace en él papel y el lápiz, hasta que alguien llamando a la puerta, permito el paso haciendo notar que estaba molesta.

-. Bruja, ¿te molesto?

-. Claro que no, tu nunca me molestas.

-. Bueno, solo es que pensé que si, te escuche rara.

-. No es nada, solo me duele un poco la cabeza.

-. ¿Segura? Dijo preocupado.

-. Si es solo eso, luego se me pasa.

Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora