Roto

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Después de nuestra incómoda plática nos dirigimos a la habitación a esperar noticias del doctor. 

Mientras esperábamos sentí la necesidad de preguntarle a Bakugo cómo le había ido en la investigación pero no quería presionarlo, ya tenía muchas preocupaciones, finalmente fue él quien rompió el hielo.

- ¿Cómo te sientes?- preguntó

-Muy bien, estoy mejorando muy rápido, gracias por todos tus cuidados- respondí

Su rostro se veía angustiado, de nuevo parecía tener los ojos rojos por haber llorado, mi pecho se estremeció al verlo.

-Kats sé que te estás esforzando, te lo agradezco, pero me duele ver lo afectado que estás, por favor descansa y deja que te revisen los doc...- me interrumpió con un abrazo, sentí que se aferraba a mi, no para consolarme, sino para consolarse él mismo, pocas veces se permitía ser tan vulnerable frente a alguien, incluso frente a mi. 

Sabía que no habrían palabras que pudieran alentarlo como él lo necesitaba, creería que cualquier cosa que saliera de mi boca la decía por lástima y no por mi auténtica preocupación. Así que decidí simplemente corresponderle el abrazo, con un movimiento le pedí que reposáramos en la cama, ambos nos conocíamos lo suficiente para hacernos entender incluso sin palabras, muchas veces nuestros cuerpos hablaron entre sí, más que nuestras propias voces.

Una vez recostados se acurrucó en mi pecho buscando refugio, solo pude acariciar su cabello suavemente como si se tratara de un cachorro indefenso, sentí cómo su respiración iba alentándose poco a poco, hasta que hizo un profundo suspiro entre mis pechos y comenzó a acariciarlos.

-Katsuki, creí que estabas triste- dije confundida

-Cállate, esto es lo único que me puede cambiar el ánimo- respondió sin dejar de tocarme, levantó su rostro y se acercó a mi oreja hasta casi tocarla con su boca- Sé que aún no te has recuperado del todo, pero seré cuidadoso, prometo no lastimarte ¿puedo seguir?- sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, la necesidad de Bakugo era palpable y eso me derritió por dentro.

-Kats... solo... por favor ten cuidado- respondí, a final de cuentas debía ser sincera con mi propia necesidad también, parecía ser el momento menos indicado para pensar en eso, pero él era mi lugar seguro, en sus brazos podía olvidarme fácilmente de que el mundo seguía girando, además necesitábamos liberar la tensión entre nosotros, ambos nos sentíamos culpables, frustrados, cansados, desbordados. 

Me aferré al cuello de mi pareja mientras él me tomaba por la cintura, nos fundimos en un apasionado beso hasta que nuestras respiraciones comenzaron a ser irregulares.

Sentí cómo su mano derecha bajaba por mi cadera hasta mi muslo, donde comenzó a levantar mi bata, que era la única prenda que traía puesta. Ahogué un un pequeño gemido al sentirlo tocando la piel entre mis piernas, me recorría tan suave y lentamente que apenas podía soportarlo. 

Cerré los ojos dejando que una caliente sensación se apoderara de mi, pero una alarma me asustó, los aparatos que monitoreaban mis signos vitales detectaron que mi pulso aumentaba. Miré la pantalla para después mirar a mi pareja que estaba arriba de mi, su risa burlona no se hizo esperar.

-¿En serio no puedes controlarte cuando se trata de mi verdad?- sus palabras me avergonzaron a tal grado que pasó por mi mente empujarlo para quitarlo de encima mío, pero cuando lo intenté, su mano atrapó mi cara obligándome a mirarlo directamente a los ojos- Tranquila, créeme que yo estoy peor que tú- me soltó el rostro, para tomar mi mano y ponerla sobre su pecho.

Sentí los desesperados latidos de su corazón a través de su traje de héroe, lo que me dio un poco de alivio al saber que aunque se burlara de mi, yo también era su debilidad. Sonreí satisfecha por esa información.

El Héroe número 1 *Bakugo Y Tú* (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora