Capítulo 15.

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Natasha.

Es absurdo que trate de hacerme creer cosas que no son y solo me queda preguntarme por milésima vez en la vida: ¿la gente de verdad piensa que yo soy una tonta ingenua a la que le pueden ver la cara? Porque a veces no entiendo el afán que tienen por mentirme a los ojos.

No le he tolerado a nadie nada jamás y Luciano tampoco será la excepción, aunque no voy a negar que ese beso me sacio de un éxtasis divino. Y es que algo hizo con esa lengua que me dejó con ganas de más.

Observo a Macarena que está cabizbaja en su puesto y me lamento el haber tardado tanto en bajar ya que no pude escuchar que era lo que hablaban.

—¿Estás bien? —le pregunto, golpeando mis uñas en el mesón. La pelirroja alza la mirada y asiente.

—Sí.

Asiento. Esperaba que me dijera algo más pero bueno, me tocará averiguar.

—¿Vino Dalton el otro día?

Se tensa y vuelve a asentir.

—Sí, me pidió los papeles y aquí está la copia que me dijo que me dejara —me extiende el papel.

—Gracias —es todo lo que digo antes de darme la vuelta con la hoja en manos.

—¡Disculpe! —me detiene y no tardo en voltear para verla por sobre mi hombro.

—¿Qué ocurre?

Me aproximo una vez más a su sitio y con el rostro impoluto, sin mostrar desagrado o algún otro sentimiento, es que le doy el pase para que hable.

—El... —enarco una ceja cuando noto que le cuesta hablar— el señor Fuller...

—¿Qué ocurre con Fuller? —inquiero seria. Me hace perder tiempo.

—¿Vendrá de forma muy recurrente a la firma? —formula la pregunta de manera temerosa.

Trato de no sonreír, pero el asomo del gesto me brota como una reacción involuntaria por lo que me tengo que morder la mejilla para no expandirla más.

Tomo aire y asiento.

—Sí, todos los días. Trabaja para mí, es mi escolta desde el día que conseguí que le dieran la libertad —tiene los ojos aguados y suspira antes de hacer un leve gesto con la cabeza a modo de comprensión—. Acostúmbrate a verlo, Macarena, porque de lo contrario, me temo que lo mejor será que dejes este trabajo y busques otro. No quiero que confundas lo laboral con lo personal, ¿estamos?

—Sí, señorita, no se preocupe. Solo era una duda.

—Qué bueno que se haya aclarado. No más dudas. Cualquier cosa estoy en mi oficina.

Vuelvo a lo mío y yo no entiendo en qué momento crecieron tantos misterios a resolver: Macarena es uno de ellos, Alessandro De Simone es otro junto con su hermano y por extraño que me sea, pese a nunca haberme interesado antes, el Mano Nera es también ahora alguien que me está causando mucho ruido respecto a sus socios y necesito saber si me es razonable, rentable y prescindible unirme a él o no.

Y es que se me sigue haciendo curioso trabajar con varios de sus aliados, oír múltiples historias y jamás habérmelo topado siquiera una vez. O quizás alguna vez si lo vi y no supe que era él, no obstante, conociéndome sé que un suceso así no se me pasaría por inadvertido.

Soy demasiado meticulosa como para permitir que detalles se me pasen por alto, siempre estoy observando atenta a todo lo que ocurre a mi alrededor, por ello es que jamás la gente logra verme la cara.

Macarena, los De Simone y ese tal Mano Nera tampoco serán la excepción y es que si bien, no son personas que en lo absoluto me interesan, si pueden ayudarme a divertirme un poco y de las cuales sé puedo sacar provecho.

NATASHA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora