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Sohee esperaba en la entrada a Wonbin como comúnmente lo hacía, observó la hora en su teléfono y suspiró viendo los autobuses, pero en ninguno venía aquel omega rubio.

Entrecerró los ojos para poder ver de lejos, Wonbin venía corriendo y la gente que estaba a su alrededor lo observaba. Se encaminó hacia él y cuando estuvo un tanto cerca cubrió su nariz tosiendo varias veces por el aroma terrible.

—¿Por qué hueles a caca?— Lo observó cuando estuvo frente de él. Wonbin se acercó, tomándolo de los hombros.

—¡Por favor impregname de tu aroma!—sonó su voz tan chillona.

El castaño se alejó un poco observándolo, se veía limpio, sus zapatos estaban limpios, todo él estaba limpio. ¿Por qué olía así? Se percató de una mordida en su mandíbula.

—¿Qué te pasó en la mandíbula?

—Te responderé todas tus dudas pero impregname de ti, por favor —volvió a acercarse pero Sohee volvió a retroceder.

—Aléjate, hueles feo— tosío, no soportaba el hedor. Wonbin no se ofendió, sabía que tenía el aroma a delta y apestaba. —¿No sabes que no puedo dejarte impregnado mi aroma, Wonbin? Pídele a Anton que lo haga, mierda hueles terrible.

—Ayúdame.— rogó.

Tomó su mano, guiándolo rápidamente al salón del conserje. Como pudo, cruzó sus brazos, observando al chico pidiendo una explicación.

—Dime, ¿qué pasó en tu casa? ¿Y por qué hueles así?— Contuvo el aire como pudo.

Wonbin tragó saliva abriendo sus labios, rascó su cabeza. No podía decirle que es hijo de deltas, si lo sabe lo rechazará. Pero Sohee no lo haría, ¿o sí? Se supone que son amigos.

—Mi padre vio que mi teléfono estaba roto, me regañó y me dijo que no teníamos los lujos de tener los teléfonos que quisiéramos, así que no me daría otro, todo bien hasta ahí, ¿cierto?— soltó una risa nerviosa. Sohee asintió tomando aire. ——Cuando iba a mi habitación, accidentalmente choqué con la mesa y tiré su café en él, ¡el peor maldito error! —cubrió sus ojos. —Por primera vez no me regaño ni me hizo nada pero soy tan tonto que hice que me volviera a pegar sólo que esta vez me defendí, comenzó a morderme y ahora me duele todo— se deslizó por las paredes.

En un silencio de un minuto viéndose, Sohee se acercó acariciando su cabeza. No preguntaría por qué el aroma de su padre era tan putrefacto, no ahora.

—Iré a buscar a Anton y Shohei. Espera aquí, no tardo.— Wonbin asintió.

Corrió rápidamente buscando la cabellera castaña del beta o la cabellera roja del alfa, cualquiera de los dos.

De lejos vio a Anton y sus amigos fuera del edificio.

—¡Anton!— De un solo llamado Anton lo observó dudoso. Cuando llegó puso sus manos en sus muslos tomando aire.—Wonbin... —aspiró aire sin dejar hablar al pelirrojo —Necesita tu ayuda, llegó con mordidas en su cara y brazos, ¡huele horrible! Como si lo hubieran llenado de caca— buscó su mirada y apretó la mandíbula.

—¿Por qué? ¿Dónde está? —tomó a Sohee de la mano para que lo guiará.

—Iugh, no me toques— arrebató su mano. —En el salón del conserje, me dijo algo que su papá se enteró de su teléfono y que un café —trató de recordar las palabras. Si no fuese porque se concentró en aguantar tal aroma, le hubiese puesto más atención.

—Busca a Shohei y dile que busque un uniforme en objetos perdidos.— Fue lo último que dijo antes de correr.

Sohee asintió e iba a correr si no fuese porque alguien tomó su muñeca.

A PUPPY? WontonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora