✧Extra 2!

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El sonido de los árboles, el olor a cítricos y el movimiento de la cama me hicieron abrir poco a poco mis párpados. Anton me observaba con una sonrisa mientras mecía a la pequeña cachorrita que por nombre se llamaba Lee Eunbi.

—Perdón por hacer que te quedaras despierto cuidando a la cachorrita— murmuré rascando mis ojos.

Negó con la cabeza yendo a la cuna para dejarla descansar, corrió a la cama y me acercó a su cuerpo para darme un beso en la frente.

—Mi omega tiene que descansar, estuviste toda esta semana madrugando por Eunbi, te veías cansado y por eso no te desperté.

Asentí, acercándome, besando tus labios, un grandioso beso mañanero.

No importaba cuánto te quisiera, al final siempre dudaba de ser suficiente para alguien tan lindo como tú.

—Te amo mucho— susurraste en mis labios.

Otra vez sonreí, no dejé que escucharas mis sentimientos y otra vez me diste esa mirada triste.

Otra vez sonreí, no dejé que escucharas mis sentimientos y otra vez me diste esa mirada triste

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Extendiste una manta sobre la cama y con sumo cuidado pusiste a la cachorra en ella.

—Otra vez se salió todo de su pañal— mordí mis uñas.

—Tranquilo, sólo pusiste mal el pañal, se puede arreglar.

—¡Papá, Papi, quiero ayudarles con mi hermanita!

Sohyun entró con una sonrisa, yendo a la cama donde Eunbi chupaba despreocupadamente su mano.

—Prepararé el baño, cariño, tu hermanita necesita una ducha y después podrás cuidar de ella, ¿de acuerdo?— me acerqué acariciando su cabeza.

Asintió para volver a verla, ella realmente quería mucho a Eunbi.

Tomó la ducha con una sonrisa, la sequé y comencé a huntar crema en su cuerpo, puse su ropa y la envolví para comenzar a arrullarla.

—Estrellita, ¿dónde estás? Me pregunto quién serás. En el cielo y en el mar, un diamante de verdad. Estrellita, ¿dónde estás?...

Mi voz se entrecortó y mi corazón se agobió, mi pequeña bebé era muy perezosa y dormía inmediatamente. La dejé sobre la cuna y sonreí nostálgico.

—Mamá nunca me cantó esas canciones para dormir— susurré.

Me recosté en la cama en posición fetal, cerrando mis ojos. Muchos recuerdos llegaban a mi mente y los acompañaban emociones y sentimientos. Dolía aún.

Anton tocó la puerta de la habitación, no dijo nada y se sentó en la orilla de la cama acariciando mi espalda.

—Otra vez siento que estás triste, ¿necesitas hablar de algo?

—¿Por qué nunca te enfadas conmigo?

Su caricia se detuvo unos segundos y di la vuelta quedando cara a cara.

A PUPPY? WontonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora