✧Estra 3!

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Observé la gran casa tomando aire aceleradamente, toqué mi pecho unos minutos para mantener estable mi aliento a causa de correr sin parar durante 30 minutos.

Mordí mi lengua, acercándome a la puerta de entrada, presioné mis manos en puño.

—Ya estás aquí, no puedes arrepentirte. Shohei te espera.

Con duda toqué la puerta de la casa; sin respuesta, toqué varias veces el timbre.

La puerta se abrió, dejando ver a la alfa rubia con el ceño fruncido.

—¿Qué haces aquí?

—Vengo por Shohei.

—No te llevarás a mi hijo, tú lo botaste como si fuera un pedazo de basura.

—Su hijo tiene mi marca, así que es mío— tensé la mandíbula. —Y vengo por él.

Soltó una carcajada mientras negaba.

—¿Olvidaste que lo dejaste por alguien más hace años, Eunseok? ¿O ya se te olvidó?

—Usted crea lo que esté a su conveniencia, porque eso jamás pasó— dije entre dientes. —Shohei es mío, me pertenece.

—¡No es así! ¿Sabes cómo mi hijo sufría por ti? ¿Te das la idea del sufrimiento que pasaba?— se acercó quedando a centímetros de mi rostro, queriendo intimadarme. — Desde el primer día que te conocí supe que no merecías a Shohei. Ahora vete.

No pude responder, pues cuando menos me di cuenta, azotó fuertemente la puerta en mi rostro, despeine mi cabello buscando una solución a cómo llevármelo sin tener que pasar por la madre de Shohei: Satomi

—¿Eunseok? ¿Eres tú?

Observé detrás de mí a Mashiro, hermana menor de Shohei, que traía consigo bolsas de comida de una tienda de conveniencia.

—Mashiro, ayúdame.

—¿Vienes por Shohei? ¿Al fin mi hermano podrá darme sobrinos?

—Te daré todos los que quieras, pero ayúdame.

—Te ayudaré, odio ver a mi hermano deprimido en su habitación, estoy segura de que él también te ha estado esperando— sonrió mostrando sus dientes.

Sonreí triste, observando nuevamente la casa.

—No te deprimas más, mi hermoso beta, tu alfa volvió por ti.

—Este es el plan— susurré acercándome a ella.

Abrió la puerta, dejándola entreabierta y buscando a Satomi con la mirada, parecía estar en la cocina completamente seria

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Abrió la puerta, dejándola entreabierta y buscando a Satomi con la mirada, parecía estar en la cocina completamente seria.

—Ya regresé, mamá— dejó la bolsa sobre la barra de la cocina. — ¿Estás bien? Te ves enfadada.

—¿Cómo está Shohei? ¿Ha comido lo que le has llevado?

Mashiro negó con la cabeza.

—Él dice no tener hambre.

A PUPPY? WontonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora